viernes, 12 de diciembre de 2008

Escalando en Morata: Paredes Negras


Domingo 7 de diciembre 2008
Estaba claro que hoy iba a ser el día de los escaqueos. En primer lugar el plan original no era ir a escalar a Morata, sino ir a escalar hielo a Bielsa, pero Carlo se me rajó. Me dijo que estaba muy perezoso y que no le apetecía pegarse una madrugada de espanto, pasar frío, etc. Así que sintiéndolo mucho, tenía muchas ganas de estrenar la temporada de hielo, cambiamos de objetivo. Pero tal y como empezaba el finde ni siquiera las tenía todas conmigo de al final hiciéramos nada. Especialmente después de que Carlos me llamara el sábado desde Morata: se había quedado a dormir ahí. Según él para no tener tentaciones de irse de juerga. Pero, estaba de cervezas con unos escaladores vascos que había conocido ese mismo día!!!! Esto no pintaba nada bien. Me levanté el domingo sin mucha convicción, pero cuando llegué al párking de Morata estaban todos despiertos. La segunda sorpresa fue ver el párking a tope!!! Después de las presentaciones de rigor (los dos vascos habían venido a pasar todo el puete en Morata!!!, huyendo de la lluvía, nos dijeron), nos dirigimos a las Paredes Negras: el sector más alejado de Morata y el mejor para practicar vías de varios largos. Para llegar hasta ella el camino más corto es seguir la vía del tren a través de un túnel y un puente. 


Se tarda sólo 10 minutos en llegar hasta ellas. 

Las Paredes Negras al fondo, nuestras vías están a la izquierda
Los 2 vascos, Koldo y Julen, iban a formar cordada en una vía desequipada llamada Hilaria, y nosotros íbamos a intentar una vía justo a su izquierda llamada Zapatocrack. 

De izda a dcha: Julen, Koldo y Carlos a pie de vía
Es una vía de 3 largos. El primero discurre por una placa sin muchos agarres para las manos y que se va poniendo vertical a medida que subimos. Carlos decidió abrir este largo. Empezó bien, a él se le da muy bien este tipo de escalada: de equilibrio, de coco, de saber moverse..., 

pero a partir de la 4ª chapa empezó a agarrar las cintas, a mostrarse inseguro, a tardar un rato en encontrar el paso adecuado. 

Carlos oteando el paso. A la izquierda Koldo metido en una fisura de su vía
En fin, que algo no iba bien. Y aún empeoró, justo del paso más difícil se paró durante un largo rato y al final decidió salirse de la vía aprovechando una pequeña repisa que llevaba a una roñosa reunión utilizada para rapelar. Fue el segundo escaqueo, pero este en toda regla. La cuerda hizo tal zeta que rozaba la leche. 

Cuando subí y llegué a la 1ª reunión estaba ya la mar de relajado y tenía totalmente asumido que éste no era su día (después me confesó que no había dormido nada, normal tras pasar la noche al raso con una mala sábana-saco y una funda de vivac). Yo hice el 2º largo, muy fácil, con un pequeño resalte cuyo único peligro fue encontrarme una pequeña serpiente escondida en una grieta. El 3er largo era mucho más vertical y Carlos para mi asombro me "dejó" tirarlo a mí también de primero. Glub, eso no estaba en el guión. En fin, con más miedo que vergüenza empecé a escalar. Lento, muy lento, pensándome cada paso que daba. La roca era muy buena y había bastantes agarres, pero era muy vertical. Los brazos se empezaron a "petar" y enseguida se me acabó el "power". Descansé en una chapa, mirando hacia arriba, desesperado ante lo que me quedaba todavía. Un grito de Carlos me hizo ver que había chapas a mi izquierda. Eran de otra vía que iba por un sitio bastante más asequible. Sin dudarlo, me lancé al 3er escaqueo del día. Ya puestos... 

Carlos en el último largo
Al final de la vía nos juntamos con los vascos, foto y a rapelar. 

Preciosas vistas de la zona

En el punto de rápel está la placa que da título a este blog
Después nos fuimos al sector del Alí. Allí mientras Carlos dormía y empezaba a convertirse en el oráculo, intentamos los dos largos de la vía Coquita. El primer largo es de V+, pero si se hace entera, los dos largos seguidos, sale de 6a+. El segundo largo tiene un pequeño sector extraplomado y un final bastante vertical. Los dos vascos la sacaron sin problema y yo a mitad de extraplomo me quedé de nuevo sin fuerza. Ale, a descansar de nuevo. Pero a partir de ahí ya no conseguí recuperarme: era demasiado para mí. Tuve que parar en cada una de las chapas hasta llegar a la reunión. Aún así acaba muy contento: una vía de 35-37m de 6a+!!!! y sin agarrarme a ninguna cinta!!!! En fin, fue la vía-deportiva-que-no-he-escalado que más contento he acabado. Je je.
Mientras el oráculo seguía "hablando" los dos vascos se metieron en la vía "El hombre rata", fiados por la recomendación del oráculo. Koldo abandona en la primera chapa, en una fisura roma que Julen consigue superar como un titán. Resoplando chapa tras chapa consigue terminar la vía con un grito de alegría inmenso. 

Julen en mitad de la vía
Koldo, picado en su amor propio, se mete en la vía anocheciendo y consigue esta vez encadenarla. 
Nosotros, el oráculo y yo, nos fuimos al bar La Plaza para reponer fuerzas y sales minerales y dejamos en el párking a Koldo y Julen descansando (al día siguiente querían meterse en una vía durilla de nuevo en las Paredes Negras: Think Pink, 6a+, plaquera, muchos metros... Uf, no sé cómo les fue.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Masmut


El sábado 25 de octubre quedé con Rubén para ir a escalar a Masmut. Yo no había estado nunca en esta zona y había oído hablar de ella mucho. Es una zona de tapia, de escalada con varios largos y vías de todo tipo: equipadas, semis y sin ningún seguro. Pensábamos hacer una vía asequible, de V+ como máximo, porque Rubén tenía que estar en Caspe antes de las 8 de la tarde porque iba a dar una conferencia sobre su viaje a los Andes del año pasado. Abel nos recomendó La Peste, facilita y equipada. Recogí a Rubén en su casa y nos dirigimos a Alcañiz y de ahí a Peñarroya de Tastavins, el pueblo de donde sale la pista que lleva a las peñas.
 Plaza del pueblo
Una vez en el pueblo entramos en el bar a tomar un café y un vaso de leche, un poco desanimados porque estaban todas las calle mojadas: ¡había llovido la noche anterior! Después de discutir un poco, decidimos acercarnos de todas formas hasta las paredes a ver cómo estaban (además así yo conocía al menos la zona). A pesar de que Rubén sí que había estado aquí una vez tuvimos que preguntar un par de veces antes de dar con la pista, que sale a la izquierda nada más llegar al pueblo, enfrente de un hotel. Aparcamos en el collado y en seguida nos dimos cuenta que las paredes estaban más o menos secas, así que cogimos todo el material, la botella del agua que habíamos rellenado en la plaza del pueblo y el croquis y nos acercamos a las paredes en busca de nuestra vía. Pero dar con la vía que uno quiere no es tan fácil. El problema es que los nombres de las vías no están pintados en la pared ni hay carteles indicando el lugar exacto. Además el camino pasa pegado a la roca y sin perspectiva es muy difícil distinguir una pared de otra a pesar de llevar un croquis. 
La vía que queríamos hacer era la 15
Estuvimos un buen rato dando vueltas para arriba y para abajo, mirando una y otra vez el croquis, sin estar del todo seguros de dónde estaba. Al final, nos decidimos por una fisura evidente en la que se veía bastante material puesto en la pared: cordinos, cintajos, parabolts... Rubén, que llevaba una temparado muy motivado, se ofreció para abrir el primer largo que el croquis marcaba fácil, IV+. Prontó empezó con toda la retahíla de frases típicas del escalador que va de primero: que estaba todo muy húmedo, que vaya mierda de roca, que dónde estaba el siguiente seguro, que vaya risa si esto era IV+... La verdad que la calidad de la roca era infame y me calló una auténtica lluvia de piedras que puso a prueba mi nuevo y reluciente casco. Yo desde abajo intentaba animarle, pero era evidente que esa no era nuestra vía y que ese largo no era de IV+. Estubo a punto de bajarse a mitad de un tramo bastante vertical y terroso, pero se sobrepuso, pasó en artificial y siguió hacia arriba. En una amplia repisa donde encontró un parabolt montó una reunión porque ya no le quedaba mucha más cuerda. 
Rubén en los primeros pasos de la vía, encaramado a una sabina. 
La cruz roja marca el lugar aproximado donde montó la reunión.
La vía seguida por la fisura evidente que estaba encima.
Subí yo después resoplando también y lanzando juramentos sobre la calidad de la roca. Una vez en la reunión seguimos discutiendo sobre si era o no nuestra vía, si debíamos seguir o bajarnos... El siguiente largo me tocaba a mí. Miraba una y otra vez hacia arriba buscando parabolts que me dieran la suficiente confianza como para intentarlo. Pero después del 3º ya no se veía nada más. Me rajé y nos bajamos. 
Rubén en la reunión
Habíamos tardado 4h en subir y bajar un solo largo. Para aprovechar el tiempo que nos quedaba decidimos seguir camino abajo en busca de nuestra verdadera vía, La Pesta esa. Pero nos la saltamos y llegamos hasta el río. En frente había una pista que decidimos seguirla en vez de regresar por donde habíamos venido en un intento de encontrar un camino de vuelta más cómodo. Otra decisión garrafal. Estuvimos andando más de media hora, pero la pista se alejaba y alejaba y no tenía visos de girar en la dirección precisa en ningún momento, así que tuvimos que desandar lo andado y volver a subir por el empinado camino. Remontar el camino nos costó apenas 20 minutos y en cambio habíamos estado caminando por la pista más de una hora, je je.
Antes de marcharnos nos acercamos con el coche al mirador desde el que se disfrutan de las majestuosas vistas de todas las paredes.
Camino a Caspe llamé a Cristina para quedar con ella. Localizó a Ana y los 3 nos tomamos unas cerves en el bar Divina Comedia mientras Rubén comentaba sus aventuras andinas. Me despedí de ellas y acompañé a Rubén, Carlos "Caspe" y su novia, Abel y Dani (que habían acudido a oir la conferencia) al restaurante de la piscina donde iban a cenar. Allí les dejé y me volví para Zaragoza. No habíamos escalado nada, pero yo por fin había conocido esta magnífica zona. Son gajes del oficio. Abel nos contó que la vía que habíamos intentado era El último Pilar: semiequipada, mala roca, más difícil... En fin, nada que ver con lo que nosotros pensamos inicialmente.

Las Rocas del Masmut. En rojo la vía que intentamos; 
en verde la vía que teníamos planeado escalar.

Peña Rueba. Vía Directa Mallo la Mora


De las verdes y monótonas planicies holandesas (la semana pasada estuve con un grupo de alumnos de intercambio por esas tierras) a las escarpadas y secas cumbres de Peña Rueba, al otro lado de Riglos, en apenas un par de días. Cosas de la aldea global. Fue Abel el que me propuso esta vía. La había visto en la web de Inazio.com y parecía asequible. La única condición que le puse es que tenía que estar pronto en Zaragoza porque esa misma tarde, domingo 16, actuaba Lizz Wright en la sala multiusos del auditorio y ya tenía las entradas para ir con Mariví y Pilar. En un principio yo creía que el concierto empezaba a las 21:00 y le dije de volver a las 19:00, porque ya nos conocemos y siempre volvemos más tarde de lo que planeamos. Resultó que en realidad empezaba a las 20:00 y tuvimos que acelerar un poco la vuelta.
Le recogí a las 9:10 de la mañana en su casa, pusimos gasofa en el camino para poder calcular gastos y llegamos sobre las 10:30 al desvío hacia Agüero. Para acceder a las paredes de Peña Rueba hay que seguir esta carretera hasta desviarse a la derecha por una pista situada a 1 km del cruce y marcado con un mojón amarillo. Se sigue esta pista sin hacer caso de las primeras pistas que nos surgen a nuestra derecha, hasta que nos aparece una nueva a la derecha, justo enfrente de la Peña que nos lleva directamente debajo de su pared. Hay un ensanchamiento donde se puede dejar el coche nada más pasar una fuerte curva.
Vista general de las paredes: nuestra vía discurre a la derecha
Un sendero marcado con hitos nos conduce justo debajo del primero de los Mallos y allí cogemos un nuevo sendero que nos conduce al resto. Es un sendero perfectamente marcado con hitos y marcas amarillas y rojas.
Croquis de la vía sacado de la web: www.inazio.com
El pie de vía se encuentra en un muro donde se encuentran otras dos vías más, a la izquierda y a la derecha (chapas amarillas) de la nuestra. 

Como enseguida veo que este primer largo pinta vertical y fino se lo dejo gustosamente a Abel. Es un largo picantón, sobre todo para ser el primero.  

Abel pensándoselo mucho en el 1er largo
Lo intento sacar sin agarrarme a nada, me desequilibrio y me caigo en el paso más fino (menos mal que iba de segundo, je). Estudio el paso y lo vuelvo a intentar con mayor fortuna esta vez. Contento por haber pasado sin acerar tiro el segundo largo, muy fácil y tumbado, pero sin ningún seguro excepto en un paso para superar un pequeño resalte. El tercer largo también lo consigo superar sin acerar nada, de segundo claro. 
Abel en paso duro del 3er largo
El cuarto marcaba 6b (A0) y decido intentarlo. La primera parte de este largo son unas panzas con buen agarre excepto en la última, donde me tengo que colgar a estudiar el paso. Finalmente me armo de valor y me desvío un poco a la derecha para tirar por la fisura que divide toda la pared. Resoplando de alivio (soy un cagueta) una vez chapado ese paso miro lo que me queda: superar esa enorme fisura por una pared vertical con bastante cazo. Aún así ni me lo planteo y comienzo toda la parafernalia del aceraje: pedales, línea de vida, etc. Afortunadamente estaba muy bien protegida, al igual que el resto de la vía, y no plantea más problema que la salida: abandonar la seguridad del artificial y volver a agarrar la roca con tus propias manos, snif. Abel consigue liberar este paso en libre de segundo y con el subidón se encarama a la primera chapa del siguiente largo, una fisura que exige bastante contorsionismo y en el que termina por acerar ligeramente la siguiente cinta. La decepción se le pasa enseguida porque el siguiente tramo también tiene que acerarlo. El croquis marca 6a/A0 y en el algún comentario de peña que lo ha conseguido liberar marca 6b/6b+. Nosotros ni nos lo planteamos: a acerar. Dos metros antes de la reunión se me petan los brazos, la vía es bastante mantenida en su dificultad (6a) y mis brazos no pueden más. Me cuelgo un largo rato para intentar recuperarlos y dejo también a Abel que lidere el último largo, cuyo trazado ha sido cambiado con respecto al original para no molestar a nuestros vecinos los buitres. La variante actual tiene un comienzo picantón que me asusta a mis agotados brazos, pero después la pared tumba un poco y el grado disminuye y puedo disfrutar de estos últimos metros.
Vistas desde la cima: al fondo el pueblo de Riglos

Nuestras sombras desde la cima
Hay dos posibilidades de descenso: trepar hasta la cima y bajar por la vía ferrata cercana o descender por la evidente canal y rapelar por la vía Nueva Cultura del Agua. Eran las 16:30 de la tarde y tras sopesar los inconvenientes de cada opción, mucho tiempo para el descenso normal, desconocimiento de los rápeles, nos decidimos por la segunda. No nos quedaban muchas horas de luz y había que darse prisa. Tras varios resbalones y arañazos se termina la canal y encontramos un tinglado con dos parabolts y un cordino auxiliar, sin argollas, sólo con eslabones soldados. Nos da mala impresión, pero no encontramos otra cosa. Tras un corto rápel por una cuesta sin mucha pendiente llegamos a la primera reunión rapelable. Abel se salta la segunda reunión y apurando toda la cuerda llega a la 3ª, así por casualidad nos ahorramos un rápel y en poco más de una hora después de llegar a cima estamos de nuevo con los pies en suelo firme. Peor lo debieron pasar una cordada que aún andaban por el 5º largo en esos momentos, con el sol desaparecido y el frío y la oscuridad aumentando a gran velocidad. Nada más llegar al coche, 18:15, enciendo el móvil y me entero de mi error, así que me cambio de ropa y salimos cingando a Zaragoza. Le dejo a Abel en mi casa (el pobre se tiene que ir andando con toda la mochila), subo a casa, cojo las entradas y salgo pitando con el coche hacia el Auditorio donde ya me está esperando Pilar. Mariví se encontraba muy adormilada y no se anima a venir, una pena porque el concierto fue estupendo. Lizz Wright exhibió su preciosa y potente voz a lo largo de una docena de temas hasta las 21:30, cuando dio por terminado su actuación tras un único bis.
Me acosté con un montón de imágenes en la cabeza: los cercanos recuerdos de Holanda, los momentos vividos en la escalada, la preocupación por Mariví, la cálida voz de Lizz Wright... 

jueves, 2 de octubre de 2008

Apretando en Morata de Jalón

Llevo una semana completita, en parte por obligaciones laborales (el martes salí de casa a las 7:15 y volví cerca de las 9 de la noche: tuve reunión de padres en el insti), en parte por aficiones (ayer quedé con Javi, Abel y Guillermo a las 15:45 para ir a escalar a Morata, por lo que tuve que comer deprisa y corriendo) y en parte por visitas familiares a cenar. Con este panorama mis planes iniciales de acostarme pronto para poder dormir al menos 7h diarias se han quedado temporalmente aparcados. Al menos la jornada moratera de ayer fue bastante productiva, aunque sólo hiciera 3 vías. Para empezar Javi nos enseñó un nuevo acceso: una pista que pasa por detrás de la cantera y que está en mucho mejor estado. Se da más vuelta, pero el coche lo agradece. Estuvimos escalando en la parte final de La Gran Placa, a la derecha del todo. Las cordadas que formamos fueron: Abel y Javi (aunque Javi se dedicó sólo a asegurarle porque aún tiene el hombro izquierdo fastidiado) y Guillermo y yo. Empezamos en una vía facilita que no aparece en el libro, la primera a la derecha de Raquel, se llamaba Susurros. Bastante vertical, pero con muy buenos agarres. V, quizás. Muy buena para calentar. La siguiente fue un poco más dura, V+/6a dijimos. Tiene un par de pasos con gotas de agua sin buenos agarres al final de la vía. La última que hicimos es un 6a que está a la izquierda de Raquel, no sé su nombre. Esta fue la más dura. Tiene un resaltillo que se supera con un par de pasos verticales de regletas hasta llegar a un cazo a mano derecha. Reposar lo justo y sigue con un par de pasos de gotas de agua hasta llegar a la reunión. Hubo que apretar de lo lindo, pero la satisfacción al llegar al final de la vía fue proporcional a la dificultad y al esfuerzo realizado (los gritos de alegría que pegué se debieron oir hasta en el pueblo). Con este buen sabor de boca nos fuimos en cuanto se puso el sol. Teníamos que llegar pronto a Zaragoza para que Abel pudiera entrar a tiempo a trabajar, así que nos tomamos la cerve de la victoria (si se fracasa da igual, también se remoja con cerveza) al lado de su casa.
A ver si encuentro las reseñas de estas nuevas vías y cuelgo pronto las fotos de la salida.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Los alumnos repiten

Hoy he vuelto a ir a Morata de Jalón con César, pero esta vez se nos ha unido otro alumno más del curso pasado: Josema. Otro de la cuadrilla que estuvo entrenando conmigo unos días en el boulder del Pepe Garcés. César tenía ganas de subir de primero la vía facilita de la boina, así que nos fuimos de nuevo a ese sector. De nuevo a repetir las mismas vías: el 4+, el 5º de la entrada durilla y Te veo preto, 6a. Sólo que esta vez me tocó abrir todas las vías, y la última no fue tan fácil: me escaqueé en la segunda chapa y me caí al intentar llegar a la tercera. Josema, que se había defendido medianamente bien en las 2 anteriores, sufrió lo suyo en esta y César tuvo que ayudarle bastante. Después de que todos subieran, lo volví a intentar de segundo, la encadené y sin cansarme tanto como antes. El paso en el que me había caído antes lo saqué mucho más fácil, sin apretar tanto y colocando mejor los pies. ¡¡¡Ay, la cabeza!!! De ahí nos fuimos a la Canal de Riglos, 4+, en el sector del Alí, para que disfrutaran de una vía auténticamente fácil. Josema la subió sin probelmas y César se atrevió a subirla de primero. Allí me encontré con Michel, otro bombero amigo de Rubén, con el que habíamos coincidido el invierno pasado escalando en Canal Roya. Nada más terminar la Canal nos fuimos a Zaragoza para que no se nos hiciera demasiado tarde, habíamos quedado en volver para comer y yo he llegado casi a las 4 de la tarde!!! Los chavales han vuelto contentos y satisfechos. Y yo también. Al fin y al cabo lo que se trata es salir, escalar un rato y pasártelo bien.

martes, 23 de septiembre de 2008

Ordesa forever

Ya sé que es un topicazo, pero qué se le va a hacer, Ordesa es una pasada y ¿qué mejor sitio para llevar a alguien que quiere conocer el Pirineo? ¿Alguien concoce un sitio más completo que este?Un valle encerrado por impresionantes paredes escarpadas, bosques inmensos de abetos gigantescos, cascadas espectaculares... Como no hay nada perfecto la gran pega es la cantidad de gente que lo visita, pero hasta en eso tuvimos suerte. El pronóstico del tiempo para todo el finde no era muy bueno, ¡hasta amenzaban con nevadas por encima de los 2000 m!, y es posible que eso echara para atrás a bastante gente. El hecho es que nosotros empezamos a andar a las 9:20 del sábado 12 de septiembre desde la Pradera y apenas vimos gente durante toda la subida. Así que pudimos incluso disfrutar de la tranquilidad de las montañas en un valle tan popular como éste.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Un holandés en el Moncayo

Después del día de nubes y algo de lluvia de ayer, que aprovechamos para hacer una visita a la colegiata de Alquézar y a su casa Gervasio (menuda comida pantagruélica), hoy por fin pudo mi amigo Victor realizar una excursión por el monte (y de paso rebajar las lentejas y garbanzos de ayer). Para entrenar un poquito y poder comprobar su estado de forma antes de ir a Pirineos nos fuimos al Moncayo. El Moncayo es la cima más alta del Sistema Ibérico y se divisa prácticamente desde todo el valle.
"Montaña mágica, en la confluencia de los reinos Navarro, Aragonés y Castellano, fueron los romanos los que observando sus nieves que se perpetuan durante casi la totalidad del año le dieron el nombre de "Mons Caunus" ( El Monte Cano, Blanco ). Los glaciares del cuaternario han dejado huella en la montaña en forma de tres circos glaciares a modo de hoyas: Hoya San Miguel, San Gaudioso y Morca. Todo este espacio de alta montaña precedido por bosques en las alderas configura el Prque Natural de la Dehesa del Moncayo."
Elegimos la subida más corta, la que parte en su lado norte desde el Santuario. (1621 m). Un Santuario que ahora es un bar-restaurante-hostal. Hasta tiene una pequeña terraza. A lo mejor habría que cambiarle el nombre en las guías y mapas.
El camino atraviesa primero un bonito bosque que termina en la entrada de la Hoya de San Miguel, también llamado el Cucharón. A partir de ahí el camino sigue por la izquierda, subiendo por una fuerte pendiente gracias a varias pronunciadas zetas que nos dejan en la arista cimera. Una arista rechoncha que nos lleva a un collado amplio, y tras una pequeña subida, a la cima, a la que llegamos en menos de 2 h. Había una gran cantidad de gente, niños, madres, abuelos, a pesar de la ligera niebla y del viento helador, aunque esto último es inevitable en este monte. Menos mal que a mi, después de casi quedarme congelado un soleado día de primavera de hace años, ya no me pilla desprevenido y me he subido el forro polar y la chaqueta de gore, como en invierno. Eso sí, a pesar de tanta ropa hemos tenido que comer el almuerzo de la cima bien a resguardo del viento en los numerosos abrigos que allí hay.
Victor en El Cucharón; al fondo, la cima: 2316 m

Victor y yo en la cima
Hemos aprovechado la tarde haciendo una visita turística a Tarazona: catedral, plaza de toros, palacio episcopal, ayuntamiento... Y una buena cerveza entre medio para celebrarlo.
Vista de Tarazona desde uno de sus miradores en el casco viejo
Fachada del Ayuntamiento
La antigua plaza de toros octogonal
Una buena combinación: monte por la mañana y turismo por la tarde.
Lástima que Nadal no haya podido remontar el partido. No se puede tener todo. Y aún peor, mañana a trabajar.

viernes, 5 de septiembre de 2008

The Chieftains

Lo de ayer fue una visita mega rápida a la expo: llegamos a las 20:51, cogimos la silla de ruedas, vimos el concierto que empezó a las 21:00 (una vez terminada la aburrida presentación) y nos fuimos pasadas las 22:00. Pero mereció la pena. No había visto nunca en directo a este veterano grupo irlandés y no nos defraudó en absoluto. Ni a nosotros ni a los miles de personas que nos aglomeramos en la Plaza Aragón delante del escenario. Plaza que se quedó pequeña desde el principio, porque antes de empezar el concierto ya estaba llena, así como todos los balcones del piso superior. Vista la cantidad de gente que estábamos con ganas de escucharles, quizá hubiera sido más adecuado haber colocado este espectáculo en el anfiteatro. Con la ventaja adicional de haber contado en ese caso con las pantallas gigantes, una gran ayuda para todas las personas que estaban viendo el concierto desde un punto de vista tan bajo como una silla de ruedas. A pesar de todos estos inconvenientes, tanto Mariví como yo disfrutamos enormemente con los ritmos acelerados de los reels y otras tonadas irlandesas, con las preciosas melodías de sus baladas, con los frenéticos bailes, con la aterciopelada voz de la cantante o con el chirriante sonido de la gaita. Apenas 50 minutos de música que nos supo a poco a todos. Nunca un grupo tan local tuvo fama tan internacional.
Mariví aún se animó, después del concierto, a ir de tapas con Victor. Quedamos con él en el Paseo Independencia y en un principio nos dirigimos al Continental, en la calle 5 de marzo, pero estaban cerrando. Así que para no andar mucho nos fuimos al Tubo. A pesar de ser laborable y relativamente tarde, estaba muy animado. La primera parada la hicimos en La Despensa, en la calle de la Libertad. Al poco de empezar a dar cuenta de las 3 estupendas tapas que pedimos se nos unió Pilar. Con tanta charla se nos hizo un poco tarde para encontrar otro sitio abierto. Al final entramos en el restaurante Candolías, en la calle Estébanes. Allí íbamos a tomar unos huevos rotos y una parrillada de vegetales, pero la camarera se olvidó del segundo plato y para cuando se lo recordamos habían cerrado la cocina. Al cambiarnos de mesa mezclamos hábilmente las copas de vino y ya no supimos de quién era cada uno. Realizamos varios, e infructuosos, intentos de averiguar cuál era el vino de La Rioja de Pilar y cuál mi Somontano, pero no llegamos a ningún acuerdo. Cuando también cerraron este restaurante nos fuimos al bar 9 Bis de Bez, en la misma calle. Un bar de diseño moderno, iluminación débil y música relajada. Allí nos estuvimos echando unas risas delante de nuestros kubatas hasta la 01:30, cuando nos entró la cordura al pensar en el día siguiente.
Mariví, Victor y Pilar en el 9 Bis de Bez

jueves, 4 de septiembre de 2008

Expo, expo y más expo (II)

Miércoles 3 de septiembre. Un nuevo grupito de conciertos que nos echamos al bolsillo. A las 19:00 actuaba en el Balcón de las músicas la cantante y compositora aragonesa María José Hernández. Allí quedamos con mi amigo holandés Victor, pero el pobre se lió con los autobuses y después de un largo intercambio de igms concertamos una nueva cita a las 22:00 en el anfiteatro.
No la conocíamos de nada más que de los comentarios en la prensa y fue toda una agradable sorpresa: una voz estupenda, preciosas canciones de diversos estilos y un buen grupo detrás. De esos conciertos de los que sales con un buen sabor de boca. Todo lo que esperaba que iba a ser el concierto de Krisenka Finley y que no fue. Eso sí, el estilo de las dos cantantes no tiene nada que ver.
Acabar María José Hernández y marcharnos al escenario de las culturas, a la vuelta de la esquina. Actuaba un conjunto de músicos de Mali, muy colorido y con mucho ritmo, pero demasiado repetitivo. Hicimos tiempo oteando al personal de la Plaza de Aragón y nos fuimos al siguiente concierto a las 21:00 de nuevo en el Balcón de las músicas (¿dónde si no?). Ahí actuaba el músico aragonés Miguel Ángel Remiro y su grupo "El Ensemble" presentando su proyecto llamado "Flamenco contemporáneo", en el que el pianista fusiona la música clásica con el flamenco y otros estilos tradicionales españoles, como la jota. El resultado es sorprendente y atractivo. Eso sí, con tanta fusión no era fácil, a pesar de lo que aseguraba en cada tema el propio autor, distinguir si lo que acababa de sonar tan bien era una sevillana o una bulería o una jota. Es lo que tiene deconstruir tanto los temas.
Empezando de izquierda a derecha:
Miguel Ángel Remiro (piano), Marcelo Escrich (contrabajo), Josué Barrés (percusión),
Daniel Fuertes (violín), Juan Luis Royo (clarinete) y Simón Fernández (flauta)

Podéis encontrar más información sobre este músico y su interesante proyecto en su web:
http://www.miguelangelremiro.com/
Y siguiendo con el juego de la oca, de puente a puente... nos fuimos al anfiteatro a pillar sitio. Esta vez no hizo falta, el espectáculo de ballet inspirado en la ópera Il Trovatore de Verdi no pareció encandilar a la peña de la Expo. Sin embargo, el teatro Principal de Zaragoza se llenó hace pocos días cuando actuaron con la misma obra. Ya se sabe, si es gratis no se aprecia. Además, había un atractivo añadido y es que en la compañía se encontraba la bailarina zaragozana Amaya Iglesias.
Ni por esas. El espectáculo resultó brillante, con una moderna coreografía para una vieja historia. El Trovador es la historia de un triángulo amoroso que forman el trovador Manrique (Víctor Jiménez), Leonora (Rut Miró) y el Conde de Luna (Jaime Roque). La historia comienza cuando una gitana (Amaya Iglesias) decide vengar la muerte de su madre a manos del antiguo Conde de Luna raptando al hijo del actual, a quien termina criando. Ese niño, convertido en trovador, será quien se dispute con el actual Conde de Luna el amor de Leonora, sin que ninguno de los dos sepa que son hermanos. Leonora elige al trovador por lo que el conde detiene a la gitana confiado en que Manrique acuda a rescatarla, como así sucede, momento que aprovecha para encerrarlo. Leonora, por su parte, se promete en matrimonio con el Conde de Luna para salvar a su amado. Sin embargo, Leonora ingiere un veneno que le asegura no tener que pagar ese precio. El desenlace final, que tiene lugar en el Torreón del Trovador del Palacio de la Aljafería, acaba con la muerte del trovador a manos del Conde y con la gitana desvelándole que acaba de matar a su propio hermano... (resumen obtenido de la siguiente web: http://www.aragondigital.es/asp/noticia.asp?notid=43231). Como veis ni los argumentos de los culebrones venezolanos son precisamente muy novedosos ni el gusto de la gente por estas historias tan sentimentaloides se ha reducido.
Víctor Jiménez y Rut Miró en un momento de la obra
Amaya Iglesias y el resto de la compañía
El bailarín Jaime Roque de la Cruz
Todas las fotos del ballet han sido tomadas de su web http://www.eltrovadorballet.es/
No terminé de verlo porque a las 00:00 empezaba en la Plaza de Aragón el concierto del cantante sueco Jay-Jay Johanson, y uno no puede estar en todas partes. Dejamos a Mariví en el anfiteatro y Victor y yo nos fuimos a descubrir qué tipo de música hacía ese hombre: pop electrónico aderezado con una voz melancólica. Victor se aburría un poco, así que en cuanto llegó Mariví nos marchamos a casa contentos después de haber aumentado nuestra colección de conciertos.
Y esta tarde el gran concierto: The Chieftains!!!!

Expo, expo y más expo (I)

Domingo 31 de agosto. Otra tarde en la expo, otra tarde de conciertos. La primera cita era en el Balcón de las músicas a las 21:00, pero antes nos dimos una vuelta por algún pabellón: Grecia (psá), Turquía (original exposición de fuentes antiguas) y Corea (esta vez para ver el audiovisual 3D: muy entretenido, de dibujos animados sobre el gigante del agua, con claro mensaje ecológico).
El concierto empezó puntual, como todos los de la expo (parece mentira que estemos en España). Esta vez el artista era Copi, un cantante y compositor aragonés acompañado con una banda de Argentina.
La única pega, el defectuoso sonido, especialmente en la salida de voz: retumbaba en exceso y apenas se entendía nada. Lo mejoraron algo a lo largo del concierto. Todo lo demás excelente: las canciones, el grupo, la fuerza en el escenario de Copi (no paró de saltar, de moverse por el escenario o sentarse e incluso tumbarse en el suelo). Los numeros niños que había presentes protagonizaron algún momento tiernocuando uno de los guitarristas se acercó y le dio un abrazo.
Uno de los niños observa absorto el concierto
De ahí nos fuimos al anfiteatro sin perder tiempo porque ya preveíamos que íbamos a tener problemas para encontrar sitio. A las 23:00 daba comienzo el espectáculo llamado Camino Soria en el que participaban la banda municipal de Soria, Jaime Urrutia (líder de Gabinete Caligari), Ana Belén y Víctor Manuel y el Nuevo Méster de Juglaría. Este concierto se engloba dentro de un conjunto de iniciativas que se desarrollan estos últimos días en el entorno de la Expo para promocionar Soria. El anfiteatro estaba de bote en bote y desde el principio quedó claro a quién habían ido a ver. Apenas hicieron caso a la banda o a Jaime Urrutia (que intentó hacer un papel lo más digno posible dentro de las circunstancias ya que tuvo que adaptar el ritmo de sus canciones al ritmo de la orquesta),
hubo silbidos y quejas cuando Ana Bélén y Víctor Manuel acabaron su tiempo en el escenario (tuvieron que salir de nuevo a cantar un par de temás más) y medio aforo se fue en cuanto ellos terminaron. Nos quedamos cuatro a ver la actuación del Nuevo Méster. El concierto estuvo bien excepto los largos tiempos que se tomó la organización preparar el escenario para los siguientes músicos. Fue un concierto nostálgico, claro (todos tocaron sus viejos éxitos), y donde todos demostraron que el tiempo no parece hacerles mella, especialmente en el caso de Ana Belén que es increíble la voz que aún conserva, por no hablar de su figura resaltada como siempre por un coqueto vestido negro.
Fotografía del concierto tomada de la web http://primo.com.es
El Nuevo Méster no lo hizo mal tampoco, pero los pasodobles y las jotas no son precisamente los estilos que más me gustan. La banda se suponía que era el enlace con todos los artistas y tocaron temas en solitario y junto a Jaime Urrutia y al Nuevo Méster. Ana Belén y Víctor Manuel fueron los únicos que no colaboraron con ellos.

domingo, 31 de agosto de 2008

Un día redondo

El viernes 29 de agosto fue un día completo. Por la mañana madrugué, sin duda el peor momento del día (la noche anterior había estado hasta la 01:30 de la madrugada en la expo, ver post anterior, y apenas había dormido 5 h), y me fui a recoger a Ramiro al barrio de las Fuentes. Ramiro es un compi del Travian (un juego de ordenador a través del navegador) al que conocí en el server 4 anterior. Ahora estamos en alianzas distintas y no nos comunicamos tanto. Quedé en recogerle a las 08:30. La idea era volver a comer a casita. Empezamos a escalar en la Gran Placa. Él hacía tiempo que no escalaba debido a una lesión en un dedo de la mano y yo no suelo escalar de primero, así que empezamos por una vía fácil y que yo ya conocía, Tojuse V. Sin problemas. Para no movernos mucho atacamos la vía de al lado, Julito V+. Todo bien hasta llegar a la 4 chapa, me desvié demasiado hacia un nicho que parecía muy cómodo y luego no pude volver a la derecha que por donde se veía más presa, así que me agarré a la cinta y seguí. Ramiro no pasó de ahí, y yo volví a intentarlo de 2º. Me paré en una cinta a ver bien el paso, pero no vi nada nuevo, así que pasé casi por el mismo sitio solo que intentando no irme tan a la izquierda. Un paso duro.
Buscando algo más asequible y donde no diera el sol nos fuimos al Macizo del Alí. Ramiro quería subir una vía de primero para quitarse de encima esa sensación de no haber escalado nada y nos decidimos por La fisura castañé, un V+ bonito y largo. No hay muchas vías de fisura en Morata, que es una escuela donde predomina la placa. Unas placas tan lavadas de tanto pisarlas que mucha gente la llama Morata de Jabón.
Tiene algún aleje entre chapa y chapa que Ramiro aumentó aún más al saltarse una sirga colocada en un puente de roca. Los dos encadenamos la vía de primero (el paso más difícil quizá esté en el 3er seguro, donde hay que hacer una pequeña travesía sin mucho pie hacia un evidente buzón) y no quisimos escalar más para no estropear el día y para poder refrescarnos con una jarra de cerveza antes de volver a Zaragoza a comer.
A la tarde nos fuimos de nuevo a la expo, queríamos asistir primero a un concierto a las 19:00. Para intentar evitar las presumibles colas en la Puerta del Ebro decidimos coger el 40 y luego el expo 5 hasta la Puerta de la Torre del agua. Pero las fiestas del barrio habían cortado toda la avenida San José y desviado a todas las líneas que pasaban por ella, así que cambio de planes: nos bajamos en la Plaza España y cogimos el expo 8 como siempre. Por supuesto llegamos tarde aunque no había apenas cola de entrada, pero obtener una silla de ruedas lleva su tiempo porque hay que rellenar los mismos papeles todos los días. Burocracia. Además me encontré con dos amigas distintas, así que aún acumulamos más retraso. Afortunadamente el concierto no merecía la pena: era de un intérprete de lira finlandesa, a pelo, sin ningún acompañamiento. Que me perdone el esmerado chabal, pero eso sonaba a graznido de mamut siberiano. Aguantamos un par de temas y nos fuimos. Visitamos de una tacada media docena de pabellones, de esos que entras y sales como quien pasea por un pasillo de un supermercado: Vietnam, Thailandia, Mongolia, Mauritania (con maquetas de pueblos indígenas) y Argelia (con un imaginativo audiovisual convinando pantalla de cine y holograma y un salón decorado con celosías y columnas donde proyectaban más audiovisuales en las dos paredes). Terminada la tourné nos pasamos de nuevo por el Balcón de las músicas a escuchar a un guitarrista americano, Glenn Jones.
Foto obtenida de internet, este día no me bajé la cámara, chorry
Una maravilla. Todos sus temas eran instrumentales y entre tema y tema soltaba una parrafada en su inglés de Massachusetts con la esperanza vana de que alguien del público le estuviera entendiendo. Era un auténtico virtuoso. De las pocas veces que no he oído a nadie entre el público hablar durante la actuación. Podéis encontrar más información acerca de él y escuchar alguno de sus temas en su web:
http://www.myspace.com/glennjonesguitar
Una vez terminado el concierto nos pasamos por delante del restaurante de Japón y reservamos mesa para las 23:00. Teníamos más de una hora de tiempo, así que nos dirigimos al pabellón de Italia a ver si conseguíamos entrar al concierto de piano. Había mucha cola, pero a los que íbamos con silla de ruedas nos dejaron pasar de los primeros. El concierto fue estupendo, todo un cambio con respecto a lo que había estado escuchando hasta ahora en la expo, música clásica. El artista era Stefan Cassar e interpretó obras de F. Chopin, Listz, Debussy, Gershwin y de él mismo con un piano especial, la caja de resonancia estaba hecha de metal.
Más información en las siguientes webs:
http://agaudi.wordpress.com/2007/03/23/fazioli-piano-mliminal/
http://www.pianored.com/fazioli.html
Yo no tengo un buen oído, pero Mariví decía que tenía un sonido muy limpio. El diseñador y constructor del piano estuvo presente pasando las hojas al pianista. Nos tuvimos que marchar antes de terminar porque ya pasaban de las 23 y se nos hacía tarde. Llegamos al restaurante a las 23:15 sin muchas esperanzas de que nos dieran de comer, pero no fue así. El restaurante estaba lleno, pero la cocina cerraba a las 23:30, así que nos tuvimos que dar prisa en elegir: carpacho de vieira, una selección sushi, salmón a la parrilla y una especie de foundí de carne, pero en el que la carne no se freía, sino que se cocía en una salsa de soja en la que previamente se habían cocido unas pocas verduras, setas y tofú (requesón de soja). La carne se enfriaba antes de comerla empapándola en huevo batido crudo. Toda una delicia. Uno de los mejores sitios de la expo para cenar y una magnífica manera de terminar un día tan ajetreado.

Dos conciertos distintos

Para la tarde el jueves 28 de agosto tenía marcados en mi agenda de la expo dos conciertos. Los dos totalmente diferentes. Uno a las 19:00, de Krisenka Finley. Una cantante zaragozana con nombre y claras afinidades irlandesas. Hacía tiempo que tenía ganas de escucharla, ha dado varios conciertos en diversos locales de Zargoza y por una causa o por otro no había podido ir. El otro no empezaba hasta las 00:30, así que decidí ir y volver con la bici, cenar en casa, refrescarme y salir de nuevo en bus para el concierto de la noche. No me apetecía nada quedarme toda la tarde en la expo con el calor que hacía.
Ambos conciertos eran en el Balcón de las músicas. Llegué bien de tiempo, suficiente como para coger asiento en segunda fila y poder hacer buenas fotos. A pesar de las ganas que le tenía a este concierto me defraudó desde el principio. Krisenka Finley intercaló versiones de éxitos pop de Tracy Chapman, Joni Mitchell o The Pretenders, con canciones propias, canciones todas ellas estupendas, la voz de la cantante preciosa... pero nada me encajaba. El acompañamiento, guitarra eléctrica, bajo y batería, no parecía muy conjuntado, los continuos cambios de voz de la cantante exagerados, fuera de lugar. Su voz apenas se oía, ni siquiera en la única canción que cantó en castellano pude entenderle nada fuera del estribillo.
Llegué a casa con mal sabor de boca. Entré en internet a buscar vídeos de ella en youtube y aquello era otra cosa: un sonido limpio, su voz clara. Nada que ver con el concierto que acababa de escuchar.
Al segundo concierto fui con otro ánimo. No conocía de nada al grupo, sólo la reseña que edita la expo en su agenda: The Konky Duet, grupo formado por "3 mujeres de distintas nacionalidades: la japonesa Kumi Okamoto, la rusa Tamara Goukassova y la francesa Zoe Wolf, forman The Konki Duet. La música creada por el grupo es un pop delicado, amable y muy femenino, en el que se mezclan violines, teclados, guitarras y trompetas, para crear un estilo personal y totalmente identificativo."
Nada de melódico folk irlandés y sin embargo me atrapó desde el principio. Aquello sí que estaba todo bien armonizado, ningún acorde sobraba, todo estaba pensado para crear ese sonido. Desde luego nada de delicado y amable: discordancias vocales e intrumentales rompían continuamente los temas. No es la clsae de música que suelo escuchar, pero desde luego sonaba estupendamente. El concierto se me pasó sin tiempo para aburrirme, sin tiempo para pensar que el tiempo estaba pasando. El único pero del concierto no vino por parte de ellas, sino del pobre público que estábamos disfrutando de su actuación. No hubo apenas ambiente y ellas terminaron el concierto sin un simple bis.

Lecturas del verano

Hace tiempo que ya tendría que haber escrito algún post sobre libros, iba a poner sobre literatura pero ese nombre me queda muy grande. No soy un lector voraz, pero me encantan los libros y de cada sitio que visito me suelo comprar alguno. No paro de ampliar las estanterías, pero siempre me faltan más. Además, los siguientes post van a volver a ser sobre conciertos de la expo e intercalar un post distinto va a servir para oxigenar un poco este blog. Y dado que el finde pasado no salí a escalar y este en el que estamos tampoco, no me quedaban ya muchos más temas de los que hablar.
El verano me ha dejado tiempo para leer 3 libros, el primero es "Un día de cólera" de Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara, 2007).
Este no es un libro al uso de Pérez-Reverte, no al menos de ninguno que yo haya leído. Para empezar la trama no esconde suspense (como por ejemplo en "El club Dumas") ya que los personajes no son ficticios y los hechos tampoco, con lo que se restringe mucho las posibilidades narrativas del autor. Tampoco tiene protagonistas atractivos, poderosos, como en "La reina del sur" o en "La piel del tambor", sino que el libro describe múltiples protagonistas, ni más ni menos que todas las personas que participaron en la revuelta contra los franceses el 2 de mayo de 1808 en Madrid. El autor no para de dar datos concretos sobre todos esos personajes, sus nombres, ocupaciones, lugares de residencia, y sobre los sitios donde tienen lugar los acontecimientos, (el libro viene acompañado de un plano de Madrid de esa época para que el lector no se pierda entre tanto nombre de calles y plazas), en un intento de acercarnos a todas esas personas que lucharon y muchas murieron ese día y el siguiente en las calles de Madrid. Porque el libro es en parte un homenaje a toda esa gente, de clase humilde la mayoría, que sin preparación militar ni apenas armas, luchó cuerpo a cuerpo contra el mayor ejército de la época y prendió, sin pretenderlo, la mecha que inició un levantamiento general contra el invasor en toda España. Pero esta sobrecarga de datos tiene como indeseable consecuencia que la lectura se vuelve lenta y poco atractiva a ratos, como si uno estuviera leyendo las páginas amarillas. Pero en seguida vuelve la narrativa vigorosa que caracteriza al autor y te sumerge en esa vorágine de violencia, sangre y pólvora en la que se sumergió Madrid durante un largo día. Las descripciones de los movimientos de las tropas napoleónicas y de las cargas de su caballería son tan realistas que no hace falta mucho esfuerzo para imaginarlas y verlas pasar en tu mente como en una película.
Aunque se podría catalogar como una novela histórica, al igual que la saga de El capitán Alatriste, no tiene su componente lúdico, de aventuras, de duelos de espadachines .
No es, desde luego, un libro patriotero: esas cosas se la refanfinflan al autor. El libro está plagado de críticas a la Junta de Gobierno, a los altos mandos militares, a la clase media, a la nobleza y al clero que, en su inmensa mayoría, no quisieron apoyar al pueblo cuando éste se levantó contra el invasor. Ni siquiera se salvan los protagonistas de la revuelta, esos hombres y mujeres de lo peor de Madrid que lucharon sólo por venganza y odio. Un libro, al fin, de relatos crudos, sin salva patrias ni banderas al viento. No es un libro de historia, pero sí un estupendo relato ficticio, pero lo más veraz posible, de esos trágicos sucesos.
El 2º libro casi no necesita presentación porque es uno de los grandes bestsellers españoles, "La catedral del mar" de Idelfonso Falcones (Grijalbo, 2006).
Y desde luego lo tiene todo para haber sido un bestseller: novela histórica de fácil narrativa y trama interesante. He leído algunas críticas indicando que es un libro de calidad mediocre, seguramente, que no pasará a los anales de la historia de la literatura, posiblemente. ¿Quiere esto decir que es un mal libro? De ninguna manera. ¿Cuántos grandes escritores son capaces de describir personajes que te atrapen desde la primera línea? Si fuera tan fácil escribir libros de éxito habría miles de escritores ricos y famosos, y no parece que haya tantos. Hay historiadores que lo han intentado y se han metido a novelistas e incluso han llegado a tener cierto éxito, como por ejemplo José Luis Corral. Y me gustan sus novelas, están perfectamente bien documentadas y la recreación de la época es increíblemente detallada y realista (¿quién mejor que un historiador para conseguirlo?), pero a sus personajes les falta vida, garra, carnalidad. Parecen hieráticos, deslavados. Nada que ver con los personajes de Ildefonso Falcones, reales, vitales.
La trama de la novela discurre en la pudiente Barcelona del siglo XIV. Para mí uno de sus mayores logros es la descripción de los distintas labores y formas de vida de la época: los bastaixos, acarreando piedras enormes sobre sus espaldas, los cambistas (los antiguos banqueros), los campesinos, los artesanos, las clases dirigentes de la ciudad, las prostitutas (al parecer eran las únicas mujeres junto con las damas nobles que podían usar vestidos de colores, para poder distinguir entre unas y otras, si eso es posible, las meretrices no podían tapar sus hombros con capas). Supongo que es lo que todos buscamos en las novelas históricas: la descripción de una forma de vida pasada, desaparecida, sin tener que bucear en innumerables libros académicos. Muchos la han comparado con otro tremendo bestseller, "Los pilares de la tierra", pero en mi opinión, no llega a tanto. Aún así es un ejemplo de cómo se pueden hacer novelas atractivas sin necesidad de recurrir a conspiraciones imposibles, sólo basándose en personajes cotidianos y creíbles.
El último libro es una pequeña joya de Fernando Aramburu, "Los peces de la amargura" (Tusquets, 2006).
Es una colección de pequeños relatos sobre gente corriente, sobre gente actual, sobre gente que vive a nuestro lado. Sus protagonistas son personas afectadas de un modo u otro por el terrorismo etarra: no sólo víctimas más o menos directas de ETA, padres, hijos, novios y novias, vecinos, amenazados como chibatos, sino también terroristas encarcelados o madres de terroristas. Son relatos descarnados, sin adornos, sin heroicidad, descritos con un inmenso cuidado, sin caer en el morbo, con un lenguaje cotidiano de la calle, con todos sus errores gramaticales, que nos sumergen en la insufrible cotidianidad de todas estas personas anónimas, que no salen nunca en los telediarios, pero que son los que mejor conocen lo que significa la muerte y el terrorismo. Cada capítulo es una historia estremecedora, como por ejemplo el que relata el acoso incesante al que se ve sometido un vecino de un pequeño pueblo guipuzcuano y toda su familia, simplemente por el rumor de que había colaborado a la detención de dos jóvenes terroristas del pueblo. Una acción, que en cualquier otra parte del mundo sería considerada como un acto cívico, es allí valorada como una traición. Les niegan el saludo, no les atienden en los comercios, sufre el desprecio de su propio hijo (más identificado con la causa criminal que con su padre)... En un acto de desesperación, el hombre se sienta en mitad de la plaza del pueblo cubierto con una "ikurriña", la bandera de la Comunidad Autónoma Vasca, y un montón de octavillas escritas a mano en las que se puede leer que él no ha sido. La única atención que recibe por parte de sus hasta entonces vecinos es de un grupo de señoras mayores que se acercan y sin mediar palabra le quitan la bandera de encima para evitar que el apestado la siga mancillando.
No son historias reales, es un libro de ficción, pero describen de una manera horriblemente realista el dolor, la falta de libertad, el día a día de cientos, de miles de personas en el País Vasco en pleno siglo XXI.