Para la tarde el jueves 28 de agosto tenía marcados en mi agenda de la expo dos conciertos. Los dos totalmente diferentes. Uno a las 19:00, de Krisenka Finley. Una cantante zaragozana con nombre y claras afinidades irlandesas. Hacía tiempo que tenía ganas de escucharla, ha dado varios conciertos en diversos locales de Zargoza y por una causa o por otro no había podido ir. El otro no empezaba hasta las 00:30, así que decidí ir y volver con la bici, cenar en casa, refrescarme y salir de nuevo en bus para el concierto de la noche. No me apetecía nada quedarme toda la tarde en la expo con el calor que hacía.
Ambos conciertos eran en el Balcón de las músicas. Llegué bien de tiempo, suficiente como para coger asiento en segunda fila y poder hacer buenas fotos. A pesar de las ganas que le tenía a este concierto me defraudó desde el principio. Krisenka Finley intercaló versiones de éxitos pop de Tracy Chapman, Joni Mitchell o The Pretenders, con canciones propias, canciones todas ellas estupendas, la voz de la cantante preciosa... pero nada me encajaba. El acompañamiento, guitarra eléctrica, bajo y batería, no parecía muy conjuntado, los continuos cambios de voz de la cantante exagerados, fuera de lugar. Su voz apenas se oía, ni siquiera en la única canción que cantó en castellano pude entenderle nada fuera del estribillo.
Llegué a casa con mal sabor de boca. Entré en internet a buscar vídeos de ella en youtube y aquello era otra cosa: un sonido limpio, su voz clara. Nada que ver con el concierto que acababa de escuchar.
Al segundo concierto fui con otro ánimo. No conocía de nada al grupo, sólo la reseña que edita la expo en su agenda: The Konky Duet, grupo formado por "3 mujeres de distintas nacionalidades: la japonesa Kumi Okamoto, la rusa Tamara Goukassova y la francesa Zoe Wolf, forman The Konki Duet. La música creada por el grupo es un pop delicado, amable y muy femenino, en el que se mezclan violines, teclados, guitarras y trompetas, para crear un estilo personal y totalmente identificativo."
Nada de melódico folk irlandés y sin embargo me atrapó desde el principio. Aquello sí que estaba todo bien armonizado, ningún acorde sobraba, todo estaba pensado para crear ese sonido. Desde luego nada de delicado y amable: discordancias vocales e intrumentales rompían continuamente los temas. No es la clsae de música que suelo escuchar, pero desde luego sonaba estupendamente. El concierto se me pasó sin tiempo para aburrirme, sin tiempo para pensar que el tiempo estaba pasando. El único pero del concierto no vino por parte de ellas, sino del pobre público que estábamos disfrutando de su actuación. No hubo apenas ambiente y ellas terminaron el concierto sin un simple bis.
Llegué a casa con mal sabor de boca. Entré en internet a buscar vídeos de ella en youtube y aquello era otra cosa: un sonido limpio, su voz clara. Nada que ver con el concierto que acababa de escuchar.
Al segundo concierto fui con otro ánimo. No conocía de nada al grupo, sólo la reseña que edita la expo en su agenda: The Konky Duet, grupo formado por "3 mujeres de distintas nacionalidades: la japonesa Kumi Okamoto, la rusa Tamara Goukassova y la francesa Zoe Wolf, forman The Konki Duet. La música creada por el grupo es un pop delicado, amable y muy femenino, en el que se mezclan violines, teclados, guitarras y trompetas, para crear un estilo personal y totalmente identificativo."
Nada de melódico folk irlandés y sin embargo me atrapó desde el principio. Aquello sí que estaba todo bien armonizado, ningún acorde sobraba, todo estaba pensado para crear ese sonido. Desde luego nada de delicado y amable: discordancias vocales e intrumentales rompían continuamente los temas. No es la clsae de música que suelo escuchar, pero desde luego sonaba estupendamente. El concierto se me pasó sin tiempo para aburrirme, sin tiempo para pensar que el tiempo estaba pasando. El único pero del concierto no vino por parte de ellas, sino del pobre público que estábamos disfrutando de su actuación. No hubo apenas ambiente y ellas terminaron el concierto sin un simple bis.
1 comentario:
Estimado Iñaki:
Soy Krisenka Finley. Me he encontrado tu comentario por casualidad ahora, después de 14 años.
Te doy toda la razón. Siempre iba en acústico, con otro guitarrista y bajista de confianza. Los conciertos eran éxito asegurado. Ese año, mi afán por dar al público un concierto con más músicos me hizo buscar y pagar muy bien a más músicos para formar una banda. Ellos no habían tocado juntos nunca aunque me demostraron su profesionalidad por separado. Me esforcé por que empastaran en directo, pero aquel año fue un desastre. Al teclista lo tuve que echar por no prepararse las canciones. Lo mismo pasaba con el batería, al que le insistía que se pusiera una claqueta porque solía perder el tempo al llegar a los estribillos.
Recuerdo bien aquel concierto porque fue el momento que decidí dejar de soñar con tener una banda y se me quitaron hasta las ganas de seguir en los escenarios. Quiero que sepas que todas mis canciones las escribo, compongo y arreglo yo antes de que músicos de estudio graben cada instrumento que yo previamente les he arreglado. No puedes imaginar mi frustración de escucharnos tan mal canciones que he creado y grabado con tanto mimo.
Siento mucho que no disfrutaras aquella tarde. Yo tampoco terminé contenta. Cuando tengo tiempo sigo componiendo, a mi ritmo, pero ya no doy conciertos.
Fue bonito mientras duró y no descarto volver en acústico, de alguna forma, en algún momento. Espero que si ese día llega, puedas acercarte y disfrutar en compensación por aquella tarde.
Un saludo y ¡feliz Navidad!
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