sábado, 18 de enero de 2014

Como esperando a abril...

El Racó de les Espadelles no es como el resto de Margalef

Mucho mas, allá de mi ventana
Mi esperanza jugaba a, una flor,
A un jardín, como esperando abril...
 (Silvio Rodríguez)


Las vacaciones navideñas con su falta de entreno me habían dejado una sensación de desconfianza en mis posibilidades a la hora de escalar en roca. La hinchazón de brazos en mi última visita a Benabarre en vías no muy duras sólo sirvió para reforzar esa sensación. Y así, sin tiempo para entrenar, paso al siguiente finde, el 9-10 de enero, ése que había apalabrado con Enfedaque para ir a Margalef.  Margalef, con todas mis semifallidas visitas previas, no parecía el lugar adecuado para levantarme el ánimo, pero el sin llega a veces cuando menos nos lo esperamos: finde de malas previsiones, confirmadas con niebla, lluvias y frío, escuela poco agradecida a mis escasas cualidades escaladoras, non navideño... Y nada de todo eso importó al llegar a ese impresionante sector que es el Racó de les Espadelles; es más, las malas previsiones ayudaron a desanimar a los miles de escaladores que pueblan habitualmente sus desplomadas paredes y pudimos disfrutarlas casi casi con tranquilidad, sin sortear cordadas, sin esperar a que despejen las vías. Vías impresionantes, cinco estrellas todas las que probé: Per començar, 6a+, la más plaquera en su parte final, Memoria histérica, 6b+, una gozada de continuidad, ningún paso duro, excepto el bloque del comienzo no apto para bajitos, y sí un sinfín de buenas presas que te van poniendo, Tastavins, 6c, con la misma entrada que la anterior, con el mismo estilo y con un plus en forma de bombo final que me hizo sudar para lograr mi primer 6c a vista, y por fin, la joya de la corona: Franja de ponent, un 7a de bidedos, con un blocazo de entrada, una repisa donde descansar si llegas a ella, y una placa llena de boquetes para terminar. Una inmensa vía con un nombre más que desafortunado, que alguien de la zona afectada propuso rebautizar como La Barceloneta, ya que también encaja dentro de la descripción geográfica de la vía.
Ninguno de estos encadenes, con el subidón que me produjeron, hubieran sido suficientes para disfrutar a tope del finde sin la compañía adecuada. Además de los habituales Abel y Enfedaque esta vez tuve la suerte de compartir apretes y vuelos con Pablo y María que nos descubrieron los secretos de Espadelles y nos recomendaron un buen puñado de vías, muchas de ellas se quedaron como deberes por falta de tiempo, el grupo Belverecho al completo, Isaac, Jessi, Roger, Silvia y los fragatinos Sergio y Bea. Y además como guinda pudimos contemplar a algunos de los verdaderos cracks en directo e incluso compartir risas, cena y charradas sobre la escalada deportiva y sus clásicos.
Un finde redondo de sin total al que no quiso faltar, aunque tarde, ni siquiera el sol de invierno. Ahora ya puedo esperar más tranquilo al mes de abril.


Abel en la vía de calentar el sábado, Per començar, 6a+
Enfedaque en la vía de calentar el domingo, Memoria histérica, 6b+
 Los titanes: Dani Fuertes...
... Iker Pou...

... y Pablo
Los imitadores en la Franja de ponent, 7a: 
el agüelo y Abel en el bloque de entrada, un bidedo para empezar

Enfedaque en el retropegue del atardecer

El agüelo intentando descansar antes del esfuerzo final para llegar a la repisa salvadora
con los Belverechos de preocupados espectadores
Isaac en Amb pal no dona pal, 7b
se la llevó al segundo pegue, el muy titán
El agüelo en el último encadene del finde, Tastavins, 6c,
en el último descanso antes del blocazo final
La estupenda cuadrilla: Abel, María, Enfedaque y Pablo

miércoles, 15 de enero de 2014

Finde de bolos

Vistas del sector con las paredes de Montrebei al fondo

El finde pasado, el de Reyes, hicimos un descanso en nuestra dieta invernal plaquera y nos zampamos una de cazos el domingo en Benabarre, con Abel, los Rasmias y Tono, y otra el lunes en Riglos, donde nos dejaron solos a Tono y al agüelo.
Mucha gente y muy buen ambiente en Benabarre, al sol todo el día. Cuando llegamos ya estaban tomadas la mayoría de las vías, pero afortunadamente estaban todos bastante fuertes y ocuparon las vías duras, las de la derecha de la pared, y nos dejaron las más asequibles. Y menos mal, porque mis antebrazos no daban para mucho más. Una vez más volví a probar el amargo sinsabor de caerme con la reunión en el cogote, después de pelear el paso durante interminables minutos intentando reposar brazos, después de haber puesto la cinta, pero incapaz de pasar la cuerda por ella. Menos mal que no todas las vías fueron así, cayeron varios encadenes y fuimos testigos del extraordinario momento de forma de Tono que se dedicó a hacer series, hasta 5, en la vía que me había petado.

Muchas cordadas en Benabarre
 Abel en el patatal de Stop kazikes, 6b+ 
que se convirtió en el rocódromo particular de Tono
 El agüelo en pleno subidón: no todo va a ser caerse de maduro
No hay esta vez autofoto final de la cuadrilla por un problema con el enfoque de la mi cámara. Snif. Por la misma razón la habitual extensión del reportaje fotográfico se ha quedado bastante mermada.

El lunes de Reyes Tono y yo nos dimos un regalito y nos fuimos a Riglos a hacer la Chopper (vía que aún me quedaba por tachar). Los Rasmias no pudieron acompañarnos, así que tocará volver con ellos a repetirla. Sin problema porque la vía nos gustó. El sol no quiso participar del regalo y salió una jornada algo gris y húmeda. Cuando llegamos a Riglos nos temimos lo peor: todas las paredes negras. No nos desanimamos y nos acercamos hasta el Pisón a ver si la niebla y la ligera llovizna que caía en esos momentos habían respetado nuestra vía. El desplome del Pisón había hecho su trabajo y nos había mantenido la vía en perfectas condiciones, si acaso un poco fría.
En esta ocasión no hubo opción de hacerse nadie el "compi guay" y sorteamos los largos con el conocido método de sacar la pajita más corta. Y esta vez le tocó a Tono tirar los largos duros (1º, 3º y 5º). La vía no es muy mantenida y el grado de cada largo viene dado por la panza más difícil de cada uno. Los primeros largos están muy bien protegidos, pero en el 4º alejan los seguros un pelín para mi estresado y ratonil coco. Afortunadamente todas las panzas tienen su correspondiente parabolt. Sin embargo, la última, la más durilla, la del 6b, aunque bien protegida también está bastante obligada, hay que darse el paso, durete, bien asegurado, pero hay que escalar el paso.
El croquis no lo usamos más que para conocer los grados de cada largo. Al estar bien asegurada no tuvimos ningún problema en seguir los parabolts. Nosotros fuimos de tranquis y no empalmamos ningún largo. Los dos primeros largos nos parecieron de similar dificultad, V+, y los dos largos con pasos más duros son el 3º con un paso vertical de 6a que no supe leer y el 5º con la panza de 6b, que tampoco pude encadenar, donde lo difícil no es superar la panza, sino salir de ella a través de una regleta más bien pequeña situada a la izquierda del parabolt que te deja en una sencilla placa.
A pesar de que terminamos prontito la vía, 3h, es lo que tiene poder escalarla en vez de arrastrarse por ella como me tocaba hacer años atrás, no nos animamos a seguir por la Chopperior y salir por la cima del Pisón,  el largo de 6c nos echó un poco para atrás, sino que bajamos por la vía en rápeles (hay que tener cuidado y guiarlos con alguna cinta porque la vía va en ligera travesía hacia la derecha) y lo dejamos para otra ocasión. Así pudimos llegar temprano a casa y disfrutar de los roscones que compramos en Ayerbe.
Las paredes de Riglos más negras que nunca
Croquis de la vía obtenido del blog de Korkuera
Tono mira a la vía en medio del gran dilema: ¿parará o no parará la lluvia?
Tono metido ya en harina, la primera panza del L1: 
hacia arriba el mar de panzas que nos queda por delante
Última dificultad del L1 después de hacer una corta travesía hacia la derecha 
(ojo con el roce de las cuerdas)
Tono en la fina y vertical llegada a la R2
El agüelo terminando el L3 en el que no pudo encadenar el pasito de 6a
Ambiente de llegada a la R4
Buen ambiente en la R4
Tono a punto de apretar en la última panza del día en el L5