jueves, 23 de marzo de 2017

Un puente muuuy tranquilo

El mal tiempo previsto para el puente del primer finde de marzo que teníamos todos los zaragozanos impidió que fraguara ninguna salida larga, pero sin embargo terminó por convertirse en un puente repleto de actividades.
La tarde del viernes la dediqué, casi por completo, a la lectura. Todo un lujo relajante disponer de tantas horas sin entrenar, sin pensar en las clases...


El sábado por la mañana surgió una salida rápida a Foz, David no se puede quedar quieto ni un segundo, aprovechando que no parecía que hiciera tan malo. Tuvimos suerte y disfrutamos de una estupenda jornada y de unas estupendas vías en el sector Solarium: yo un 7a larguísimo, La criatura, y David en Lucha o vuela, 8a. No hubo encadenes, pero David volvió al día siguiente y se la llevó a la primera. Titanacoooo.




El domingo lo dediqué a correr por Juslibol y el lunes nos fuimos a Olba. A pesar de ser laboral para casi todo hijo de vecino, nos juntamos media docena de coches en el párking. Nosotros nos dirigimos al sector Esquina española y Esquina alemana y tuvimos durante todo el día en exclusiva para nosotros esa increíble colección de agujeros de roca excelente. Para entrar de lleno en las paredes de mis sueños le falta un poco más de inclinación.Lo peor, el madrugón.


La piñata, 6c+, con su orgásmico final

Porque no sólo de cacho vive el friki:
el abuelo, Tono, Susana y Júnior

Benabarre: última de la temporada

Después de la placa moratera quería sobre todo volver a disfrutar escalando y Benabarre era un destino ideal para eso. Aún me quedan allí deberes para tachar y aunque el que tenía en mente no pudo ser porque estaba ocupado, no hubo problema para concentrarme en cualquiera de los otros. Pulpo y yo nos dedicamos a un 7a+/b, Delikuent habits, mientras que Abel y David "Mendo" decidieron aprovechar los flashes de una amable cordada para intentar El último jamaicano, 7a. Las vías ahí se quedaron, pero el objetivo de disfrutar se cumplió al 100%, como ya esperaba. El calor que pasamos a pesar de ser finales de febrero auguraba que seguramente esta fuera la última visita hasta el siguiente invierno. Snif, snif.


Abel atento al flash de Tania y sus amigos
Mendo en la misma vía
Pulpo ensayando los pasos duros de Delinkuent habits
Abel, Mendo, Pulpo y el abuelo

martes, 21 de marzo de 2017

La vuelta de los Rasmias

Los Rasmias venían diciendo desde hace unas semanas que querían volver a escalar y enseguida les dije que donde y como quisieran. Y me tomaron la palabra. Literalmente. A Morata. Y dentro de Morata al Macizo del Alí. ¿No quieres taza? ¡Taza y media!
Allí nos juntamos no sólo la familia Rasmia al completo, sino también Javi y Elsa y Tono y Silvia. Llegué con la mentalidad bien preparada para el bofetón de realidad plaquera, pero lo que me sorprendió fue el dolor de pies que empecé a sufrir a la segunda vía. Obviamente no podían ser los gatos porque ya llevan conmigo unos cuantos meses. Los que hacía muchos meses que no estaba con ellos eran las miniregletas, las gotas de agua, los garbancitos y demás mierdecillas de agarre para los pies tan típicos de Morata
Ni las estupendas migas marca de la casa rasmia ni las bravas posteriores consiguieron amainar ese dolor. Sólo la vuelta a casa y el saberse a salvo de semejante tortura consiguió relajar mis pobre y doloridos dedos de los pies.

Javi escalando Magnesio rosa, una buena nueva vía
El abuelo intentando encadenar los dos largos de Coquita
¡Menudo atrangante!
Elsa disfrutando de la maravillosa escalada del Alí
Tono y una placa de verdad
El alimento de los campeones: migas
Y luego el realimento de los campeones: papas bravas
¡A ver si nos vemos en más de estas!

domingo, 19 de marzo de 2017

Foz, la he probado poco

David montando Orgasmo loco, 6b+

El comienzo de año estaba totalmente en blanco en cuanto a escaladas se refiere y llegó el último finde enero y lo aprovecho para ir a... Foz. Snif. No hay nada que pueda hacer, allí me llevan una vez más Toto y David. Empezamos en las Placas al sol y acabo encadenando una estupenda vía (perdón, ¿he dicho una vía estupenda en Foz?, sí, las hay), llamada Orgasmo loco. Pero la alegría dura poco porque enseguida nos vamos al sector Solarium y allí me doy de bruces contra Abierto hasta el aborrecer mientras David sigue a lo suyo: a probar y probar octavos. Esta titanizado el tío.

David montando Abierto hasta el aborrecer
A veces se puede escalar sin manos
La zona friki del sector

domingo, 5 de marzo de 2017

Otro nivel


Es ya es una actividad vieja vieja, de hace un par de meses. Este es el tiempo que he tardado en vencer esta vez la pereza de ponerme a escribir y subir fotos y actualizar el blog. 
Es una actividad vieja vieja, de esas que ya no hago, de esas que poca gente es capaz de engañarme para hacerlas, de esas de frío, sombra todo el día, pateo, metros de desnivel... de esas en la montaña de verdad, no en los bordillos de deportiva.
Enfedaque me consiguió convencer porque no tenía otra cosa que hacer, porque el gusanillo siempre está ahí y porque iba a ser algo ligero: una especie de misión de reconocimiento a las cascadas de las Tres Marías, en Pineta. Son las únicas cascadas del valle que le faltan a Enfedaque y está empeñado a escalarlas algún día. Pero dado que la aproximación es larga, algo más de 1000 m de desnivel, y complicada, quería conocerla para evitar problemas el día que se decida ir a por ellas. El plan incluía dormir lo más cerca posible, en el "refugio" de Pineta, y hacer la ruta al día siguiente sin tener que madrugar.
El plan sonaba bien, vuelta a la montaña sin peso, sin complicaciones y sin madrugones. Así que el jueves 5 de enero nos pusimos en marcha y realizamos el viaje sin parar de hablar de los recuerdos, de los amigos, de la escalada, de la montaña... Tanto charramos que nos saltamos el desvío al valle, jjj. Lo de dormir, fue un espejismo. Cuando la gente habla del romanticismo de la montaña nunca se acuerda de los ronquidos, de las frontales de los que se acuestan tarde, de las frontales de los que se levantan pronto... 
El generoso desayuno ayudó a quitarme de encima las telerañas del mal humor nocturno. La olvidada rutina de enfundarse en el disfraz de alpinista terminó de hacerlas desaparecer del todo. La ruta parecía sencilla: coger la GR11 que lleva al Collado de Añisclo, que  ya conocíamos los dos, y abandonarla al cabo de 45 minutos para enfilar, ya sin sendero, el barranco de Castiecho todo hacia arriba.
Durante la excursión experimentamos de primera mano una inversión térmica de verdad: salimos del refu congelados, bajo cero, y abrigados hasta las cejas, a medida que subíamos subió la temperatura y me quedé en camiseta y en los metros finales tuve que volver a taparme. Un ponte, quita, ponte muy curioso.
Empezamos dando vueltas durante media hora por el bosque al otro lado del río hasta que conseguimos encontrar la GR. Reconocer el barranco no fue difícil, lo difícil fue recorrerlo. Yo me había imaginado una incómoda y fuerte pendiente llena de pedreras, y lo que nos encontramos fue una divertida sucesión de laberintos de ramas, verticales resaltes y campas de nieve sin huella. Para superar los resaltes los tuvimos que recorrer de izquierda a derecha para encontrar la mejor forma de superarlos, a veces con una fácil trepada en roca, a veces con una corta escalada en nieve corcho sin encordarnos (¡y Enfedaque iba sólo con un piolet de travesía, qué tío!). Lo de abrir huella le tocó a Enfedaque porque yo bastante tenía con seguirle en la lejanía con la lengua fuera. 
Las guías y los blogs hablan de 3h, sin peso, a 5h si se va cargado para vivaquear. Yo tardé 5h sin peso. Y sólo llegamos al collado desde donde se divisan las cascadas. Hasta ellas aún nos hubieran quedado 20-30 minutos más. Hicimos fotos, alucinamos con el paisaje y vuelta para abajo para no acabar de joderla y llegar con luz. Al final no tuvimos que encender los frontales, pero nos faltó un pelo. En total 9h de actividad sólo en subir y bajar. A eso habría que añadirle lo que sea de escalada de las cascadas. En fin, que esto se me queda muy muy lejos de mis actuales posibilidades.
Una cuadrilla de titanes hizo lo mismo al día siguiente, pero con escalada incluida, claro, y sin las piernas de cartón piedra que se me quedaron a mí.
Es otro nivel.
A mí ya sólo me quedan los bordillos al sol de invierno.

Dani enfilando las primeras cuestas del barranco de Castiecho
Primer resalte
Los nerveros congelados iban en aumento a medida que íbamos subiendo
Últimos dos resaltes: ¿por dónde los salvamos?
Por allí, dijo Enfedaque...
... y por ahí fuimos
Campas finales de nieve, al fondo el collado que nunca llegaba...
... hasta que llegó: por fin las cascadas
Impresionantes vistas de los Piris
Refu y fin de una bonita salida con preciosas vistas 
y una tremenda paliza para mis viejas piernas