lunes, 24 de febrero de 2014

Pedrola-Zaragoza: ¿reto o locura?

El equipo al completo en la salida, la estación de tren de Pedrola

Tono no dejó pasar ni un sólo día desde que terminó el exitoso finde "Bloqueando" y ya estaba jamándonos el coco para participar en otro de sus locos proyectos: coger el tren hasta Pedrola y volver corriendo por el canal hasta Zaragoza. Distancia según él, 38 km. Me pareció una salvajada y mi primera reacción ratonil fue echarme para atrás. Luego la idea empezó a dar vueltas en mi cabeza loca y empecé a ver la actividad como un reto para ver si podría algún día correr una maratón. Nunca había corrido una distancia tan larga ni había estado tanto tiempo corriendo (3h:41'). Para los que no quieran seguir leyendo las historias del abuelo cebolletas ya adelanto el resultado: Muro 1 - abuelo 0.
Vanesa se animó a acompañarnos en bici a los 3 locos, en realidad Tono y Jorge sabían lo que se hacían y yo fui el incosciente, y llevar bebida y comida para los avituallamientos. Estos se convirtieron en vitales no sólo por el aspecto hídrico y energético, sino también por el aspecto mental. En cuanto el cansancio apareció en mis piernas dividí mentalmente el reto en trocitos pequeños, la distancia que me quedaba hasta el siguiente avituallamiento. Hicimos 6, a los 10 km, a los 14, a los 20, a los 25, a los 30 y el último a los 34. Desgraciadamente nos quedamos cortos de agua debido a las amables temperaturas y al viento de espalda que nos acompaño toda la tarde.
A pesar de todas estas medidas el hombre del mazo acabó apareciendo y me noqueó de un sólo golpe, por sorpresa. Yo pensaba que no iba a poder terminar el reto porque iban a estallar mis pulmones y me pasé todo el tiempo preocupado por la respiración, cuando el peligro vino por otro lado: por las piernas. Corrimos a un ritmo muy llevadero, 5'45''/km, desde el principio y lo mantuvimos como un cronómetro hasta el km 30. A partir de ahí las molestias en las piernas se convirtieron en dolor y cada mojón de 100m era un reto. La mente empezó a resquebrajarse al mismo ritmo que mis piernas se hacían de piedra. En cuanto llegué al km 36 paré para intentar reposar un poco y seguir. Pero no hubo manera de mover las piernas, en sus células no quedaba ya ni un miligramo de glucógeno. Mis compis como no me oían jadear cual becerro como es normal en mí a estas alturas de cualquier carrera, intentaron animarme para seguir. Pero era como un coche con el motor gripado, al estilo del de Carlos Saínz pero a mí aún me quedaban unos cuantos km hasta casita. Todos se pararon y andando, o arrastrándose como yo, llegamos a la meta en la escultura al músico Mauricio Aznar. Allí cogimos el tranvía, luego yo el 23 y al sillón.
Después de 2 días de descanso y de lejanía con respecto al dolor y al sufrimiento, puedo analizar un poco más objetivamente mis sensaciones durante la carrera. Sorprendentemente debieron ser las mismas que las que sufren muchos otros porque he encontrado versiones similares en varias webs, como ésta. Los primeros km fueron tranquilos, casi aburridos, el ritmo que llevábamos era suave incluso para mí, así que para los otros dos titanes ni os cuento, y ya había corrido varias carreras de 20 km, así que no estaba nervioso. Pensé que esa tranquilidad duraría hasta los 20 km, pero ya a partir de los 14-15 comencé a notar las primeras sensaciones negativas y empecé a pensar en lo mucho que me quedaba aún. Al llegar a los 20 ya ví que el verdadero reto iba ser no acabar, sino ver cuántos km más a partir de los 30 iba a poder aguantar. Cuando llegué a los 30 y me ví suficientemente entero pensé que tenía alguna opción de acabar, pero la carrera no había hecho sino empezar. Las piernas dolían de verdad, y pesaban, mi ritmo bajó y a partir del 34 aún bajó más. El Muro vino a conocerme y no fue una visita de cortesía. Todo mi esquema mental de la carrera se vino abajo, la moral desaparecida en combate, la resistencia psicológica para intentar seguir nula. Conseguí recupera un poco el ritmo y entonces cometí mi último error: pararme. Me había parado en todos los avituallamientos anteriores y pensé que ahora sería igual. Inuzente.
Del no "vuelvo a correr en mi vida" de los instantes en los que no podía ni andar, al "habrá que volver a intentarlo con mejor preparación" en sólo 48 h. He pedido cita ya con el loquero a ver si me arreglan la cocorota (y a los Reyes Magos unas piernas nuevas como regalo adelantado).

 En la estación de cercanías de Goya, esperando al tren
Iniciando la carrera 2 km antes de lo previsto
 En la salida de Pinseque
En uno de los avituallamientos ofrecidos por Vanesa
El acueducto a la altura de Pinseque 
donde nos equivocamos y tuvimos que dar una pequeña vuelta
Nuestra meta, a la que llegamos finalmente... andando
El recorrido que conseguí realizar
 La gráfica del ritmo es la más ilustrativa de lo que significó mi primer encuentro con el Muro
La cena suave que me autoimpuse para recuperarme física y mentalmente

miércoles, 19 de febrero de 2014

Mucho postureo, pocos encadenes

Plaza de Albarracín

Mientras sigo esperando a abril, llegó por fin la ansiada salida a bloquear a Albarracín. Este año ha aumentado considerablemente las propuestas de escalada en el calendario de actividades de nuestro club gracias a la actividad del nuevo vocal de escalada, Jorge Marquina. La primera de estas actividades ha sido repetir en Albarracín. La organización de nuestro vocal consiguió mejorar el plan del año pasado aprovechando todas las oportunidades que ofrece el cámping: alquilamos un crashpad por persona, montamos una parrillada para la cena del sábado y nos juntamos una buena tropa, 12 fanáticos dispuestos a dejarnos las yemas, los brazos y las espaldas en los bloques de arenisca roja de los bosques de Rodeno.
El título de la entrada se lo he tomado prestado del nombre del blog de un amigo, Muchas ganas, poca chica. Ambos se ajustan bastante a lo que dio de sí el fin de semana. El boulder es una modalidad de escalada donde prima la dificultad y la fuerza, ¡y vaya si se nota! Los bloques más sencillos te exigen todo lo que puedas dar y a veces, muchas por desgracia, más: regletas minúsculas, romos imposibles y contorsiones rompedoras son el denominador común en todos ellos. La composición fotográfica final de la entrada en el blog de los Rasmias refleja perfectamente el esfuerzo y la motivación que pusimos, incluso aunque eso no siriviera ni siquiera para levantarnos del suelo. Así que a falta de encadenes, buenas son las fotos, algunas espectaculares, de los bloques. Así podremos presumir en las redes sociales, jjj, con los amigos.
Esta vez nuestro recorrido bloquero nos llevó por los sectores Arrastradero, Fuente y Cabrerizo. El que quiera saber los distintos bloques que probamos puede ver el listado aquí.

El grupo de bloqueros del 2014:
el agüelo, Fino, Júnior, Escalona, Aster, Vane, Abel, Ignacio, Pablo, Diego, Tono, Amara y el Presi
Primeros bloques del finde, el sábado por la mañana fue el momento Escalona
Pablo comprobando que en los 6a hay que apretar a muerte también
Las chicas apretando ya desde el principio
El agüelo sufriendo en las salidas de los bloques, éste sólo se lo llevaron Fino y Escalona
El bloque de la mañana, Minimantel, 6b+, aunque en un principio todos creímos que era Súpermantel, 7a;
de todas maneras un romazo que te cagas
Otra salida de romos
Sesión fotográfica en Jakuzzi
Amara dándolo todo este techo del sector Fuente
El agüelo y Diego en la salida del mismo bloque
Más techos en el mismo sector
Distintos momentos del mismo bloque, antes y después del lance
 Esta vez no nos cebamos tanto el primer día y sacamos tiempo para turistear por la tarde
Preparándonos para la parrillada
Impresionante estampa de Albarracín nevado
Posando en la nevada que nos dejó el sábado por la noche
Con la nevada caída nos fuimos a refugiar al Techo de Don Pepo en el sector Cabrerizo
y pasamos el rato colgados como en esta travesía

Fino postureando en la misma travesía
 Jorge, Amara, Vane, Aster y Diego reponiendo fuerzas el domingo
 Y a darlo todo de nuevo en los únicos bloques humanos no mojados... Pincho
 Ignacio...

 Tono...
 Esta salida sólo la intentó el hombre de goma
 Júnior en un bloque vecino
Abel fue la figura de otra dura travesía
Ni el frío, ni la nieve, ni la dureza de los bloques impidieron que disfrutáramos como enanos