viernes, 31 de diciembre de 2010

Paseo por Barrosa

Vistas del fondo del valle de Barrosa
Casi un año después de mi primera visita a este precioso valle, volvemos para intentar de nuevo la cascada Océano Pacífico. Y de nuevo... nos volvemos con las manos casi vacías. Las cascadas estaban justitas de hielo y además estaban chorreando más o menos agua debido al escaso frío que hacía. Después de una breve discusión nos decidimos por intentar otro año más la Espluca. El primer largo estaba en perfectas condiciones, pero el segundo, también formado, era una pequeña ducha por lo que después de intentarlo rapelamos y estuvimos haciendo el primer largo un par de veces en polea, aprovechando que la primera reunión estaba protegida por dos parabolts (alguien había repuesto el parabolt que fue arrancado el año pasado). Probé por primera vez a subir sin dragoneras y para mi sorpresa subí mucho más relajado y descansado que con ellas. Al no tenerlas podía soltar fácilmente los piolets y relajar los brazos cuando quería. Como si estuviera en el panel. Los descansé más de esta forma que colgándome de los tornillos.
Pasada la una del mediodía recogimos todo y bajamos hasta el coche, mientras no paraban de subir excursionistas a disfrutar de un agradabel día de sol y nieve, y nos dio tiempo para poder comer tranquilamente en La Fuen, en el pueblo de Parzán. Un saludable menú a base de garbanzos y carne. Aprovechamos el final de la tarde visitando el outlet de Barrabés en Huesca y llegamos a Zaragoza mucho antes de cenar: todo un lujo comparando con actividades anteriores.
Se nota que esta actividad no fue tan exigente. Pero, ¿en qué momento he perdido el norte? ¿Cómo puedo considerar una actividad invernal de 4-5 h una salida de "cámpin y playa"? Ah, estas malas compañías!!!!!
¡¡¡¡FELIZ AÑO A TODOS!!!

Vistas del sector final de cascadas
Vista de Espluca, en la imagen dos vascos que la subieron después que nosotros
Condiciones de Océano Pacífico

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Actividad: Cascada Espluca (Barrosa)
Cordada: Beto, Abel y agüelo
Fecha: 30 de diciembre de 2010
Dificultad: como en todas las cascadas: variable. En las guías marca 3+, pero nosotros encontramos en el primer largo tramos a 80-85º, osea, 4-4+.
Acceso: Por la carretera del valle de Bielsa en dirección al túnel, a los pocos metros pasada la antigua aduana se encuentra el comienzo de la pista.
Aproximación: 1 h y media (Beto se tomaba a broma que fuéramos a tardar tanto, pero sí, así de lento va el abuelo), al principio por una amplia pista (están cerradas con cinta los desvíos que no hay que tomar) y luego por sendero hasta colocarse debajo de las casacadas y entonces se sube directamente por los conos de avanlancha que nos conducen a ellas.
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Abel abriendo el primer largo de Espluca
Beto, todo un clásico: casco clásico, peto clásico, botas clásicas
El agüelo probando los eclimb de Beto
Beto protegiéndose como podía de la "lluvia" en el 2º largo
Abel e Iñaki en la primera reunión viendo cómo se empapaba Beto
Los 3 en la primera reunión

domingo, 19 de diciembre de 2010

Gran diagonal al Telera (AD+)

Espléndido amanecer sobre la Peña Telera (2762 m)

No podemos quejarnos porque Javi ya nos había advertido que la nieve iba a estar muy dura, pero nos cansamos mucho más de lo que nos habíamos imaginado. Abel no quiso venir porque ya lo tenía hecho y dijo que no lo volvía a repetir porque sólo era un "paseo". Al final resultó ser un "paseo" de 14 horas y media. Vale que si David no hubiera tenido que esperar constantemente a que el agüelo recuperara el resuello habría podido terminarlo en 4-5 horas menos, pero aún así menudo "paseíto" de 9-10 horas. El "paseo", además, lo realizamos bajo una agradable temperatura de -4ºC de máxima y con el alimento de un par de geles, un par de barritas y un poco de agua congelada (se congeló incluso la que llevaba dentro de la mochila). Menos mal que no hay "paseo" del que no nos repongamos con una tardía cena en el bar-restaurante "Mi casa" en Sabiñánigo y una noche entera durmiendo en nuestra camita.

Vistas de la cara norte de la Sierra de Partacúa y
croquis de la vía de subida (rojo) y bajada (azul) obtenida del blog de
David
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Vía: Gran Diagonal al Telera
Descenso: Corredor Y
Cordada: David Malabarista y el agüelo
Dificultad: AD+ (nosotros nos lo encontramos perfectamente formado con nieve dura tanto en la subida como en el descenso)
Longitud: 700 m
Desnivel máximo: 1422 m
Material: llevamos un poco de todo, pero sólo usamos un par de cuerdas para los rápeles
Acceso: Hay que llegar primero al pueblo de Piedrafita de Jaca y luego seguir una pista, que ahora está asfaltada, hasta el párking del parque faunístico de Lacuniacha.
Aproximación: Allí hay que dejar el coche y seguir por la cómoda y larga pista (hay algunos atajos para ahorrarse alguna curva) hasta el refugio de Telera; nosotros seguimos un poco más por la pista y nos salimos de ella en cuanto tuvimos la cara norte del Telera justo delante de nosotros; en seguida llegamos a la base de la pared donde nos encontramos dos conos de entrada: el primero y más corto es de la Gran Diagonal y el segundo y más grande el del corredor María José
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Un fin de semana con tan buenos pronósticos no se podía dejar pasar a pesar de la pereza y me dejé convencer por David para hacer algo de "alpinismo" y elegimos un corredor que no teníamos hecho ninguno de los dos, algo sencillo. Pero a medida que avanzaba el plan la pereza iba ganando terreno: para evitar madrugones extremos nos fuimos a dormir al párking de Lacuniacha y apenas tuve un par de horas el viernes desde que colgué a David para hacerme a la idea, preparar la mochila y cenar algo; dormimos tan cómodos dentro del buga de David que cuando nos sonaron las alarmas a las 6:30 el frío, las palabras de Javi "nieve-dura-gemelos-cansados" y el sueño llenaron mi cabeza con una única idea: ¡no quiero salir del saco! El ritual de siempre, orinar, vestirse, desayunar y calzarse, lo realizamos a cámara lenta y tardamos casi una hora en estar listos para marchar.
Foto de partida (7:28) y foto de llegada (22:05)
Los primeros pasos los realicé sin ningún convencimiento, inundado por el pesimismo y el derrotismo. Iba enfundado en 4 capas, camiseta térmica, forro, gore y chaqueta de plumas, y sólo pensaba en ver cúando llegaba el momento de agobiarme de calor y tener una excusa para parar. Pero el frío no dio lugar a ninguna excusa y en poco menos de dos horas estábamos ya al pie del cono de entrada disfrutando de unas luces increíbles sobre la cara norte de la Sierra de Partacúa. Durante la obligada, esta vez sin excusas, parada para ponernos arnés y crampones y de paso comer y beber algo, nos dieron alcance un par de cordadas. Una de ellas, Adrián y Javi, sufrieron la experiencia agüelo durante la bajada e hicieron compañía a David durante las innumerables paradas para esperarme y me ayudaron con los numerosos problemas que me originó el crampón derecho.

Primeras luces a punto de llegar al cono de entrada (al fondo en sombra)
Las primeras pendientes del corredor son muy fáciles y la escasa pendiente permite subir prácticamente andando. Pero a medida que nos acercábamos al primer resalte la pendiente se acentuó y empezó el festival de piolet tracción y pasos sólo sobre las puntas frontales de los crampones. Empecé muy estresado porque no veía la manera de poder hacer de un tirón esa interminable cuesta y tampoco imaginaba qué hacer para poder descansar. Después de un par de paradas ya cogí confianza y subí mucho más tranquilo, que no descansado. David casi se quedó congelado esperándome a los pies del primer resalte porque él no paró prácticamente hasta llegar a él y terminó con los gemelos encendidos. Yo, sin embargo, los iba reservando porque mis pulmones estallaban antes que ellos y me obligaban a hacer reposos mucho antes de que mis gemelos estuvieran realmente doloridos. Vimos el primer resalte en perfectas condiciones y decidimos no sacar la cuerda de la mochila y allí se quedó el resto de la ascensión.
Inicio del corredor desde el cono de entrada
Primeras rampas
Vistas del Arriel, Palas y Balaitüs desde el corredor

David en el primer resalte
A partir de aquí el corredor continuó de la misma manera, fuertes pendientes de nieve dura y de vez en cuando una corta colada de nieve polvo sin transformar que permitía hundir bien los pies y darles un ligero descanso a los gemelos. A pesar del esfuerzo aeróbico seguía sin quitarme ni una sola capa, notaba una leve sensación de bienestar calórico mientras escalaba que enseguida desaparecía en cada una de las innumerables paradas que tuve que realizar. Poco a poco iba ganando altura y aumentando mi cansancio, cada vez paraba antes y alargaba más las paradas. Empecé a pensar que no iba a lograrlo, que a este ritmo no llegaba. El pesimismo aumentaba solo de pensar en lo que nos quedaba todavía después de terminar el corredor. Intentaba alejar esas ideas que no me ayudaban en nada y trataba de concentrarme en la subida, en no cometer errores porque seguíamos desencordados. El segundo resalte lo pasamos por la derecha y fue aún más sencillo que el anterior. Al cabo de unos cuantos metros tuvimos que volver al corredor y llegamos a la zona conocida como "el patio": una corta sección del corredor sin ningún tipo de barrera rocosa a la izquierda que proteja de una posible caída. A la entrada de este tramo había un clavo, uno de los pocos que vimos en todo el corredor. Decidimos seguir sin sacar la cuerda y ahorrar un poco de ese tiempo que se nos agotaba rápidamente. Sorprendentemente no me impresionó demasiado el ambiente que se disfrutaba en este tramo y subí mentalizado en que la dificultad y la pendiente eran exactamente las mismas que 20 m más abajo. A pesar de que ya se veía desde allí el final del corredor, procuré no acelerarme, seguir con el mismo ritmo y descansar cuantas veces fuera necesario antes de estar realmente extenuado y cometer un error. Así llegué a las 14:30 al collado final, después de 5 interminables horas.
David en el 2º resalte
El agüelo reposando en pleno "patio", al fondo el collado final (foto David)
Javi y Adrián en los últimos metros

David y el agüelo contentos en el collado donde termina el corredor, sólo les faltaba lo peor
Mientras descansábamos y nos hacíamos fotos íbamos discutiendo la siguiente fase, aún quedaba decidir por dónde bajar. Se hacía tarde y no era cuestión de arriesgarse. La opción de seguir la ruta normal, hacia la izquierda pasando por el famoso paso horizontal, la rechazamos en seguida vistas las condiciones de nieve. Además, la única huella visible se dirigía hacia la cima de Peña Telera y a pesar de mi cansancio acumulado no nos quedó más remedio que seguir subiendo. Era como seguir por el corredor pero por rampas amplias y abiertas. Una vez en la cima seguimos hacia el oeste en busca del corredor de la Y, pero la fuerte pendiente nos obligó a montar un rápel. Las dificultades no se terminaron ahí porque el resto del descenso hasta la base de la Cima Capullo la tuvimos que destrepar de cara al monte bastantes metros debido a la dureza de la nieve. La travesía tampoco estaba para ir corriendo y mis tobillos no pararon de quejarse. Llegamos al punto de rápel del corredor de la Y con las últimas luces y sin perder apenas tiempo en sacar un par de fotos iniciamos los dos rápeles que están montados. El primer rápel acaba en una cueva donde está instalada la siguiente reunión, pero el último rápel te deja en mitad de una fuerte pendiente, que después de muchas dudas y titubeos, tuvimos que seguir destrepando. Me costó encontrar el ánimo suficiente para seguir destrepando, para terminar la actividad. Sólo quería llegar a una zona sencilla, sin dificultades, sin exposición, quería estar ya en el coche. Pero no me podía quedar allí eternamente, así que hice de tripas corazón y seguí mi cansino descenso. Pasadas las 7 de la tarde, por fin, llegamos a la mitad del corredor donde la pendiente se suaviza y donde pudimos de ahí en adelante bajar andando. Allí se despidieron nuestros compañeros de ese día y dejaron sólo a David haciendo de niñera del agüelo. La bajada del cono de entrada se nos hizo interminable y cuando por fin llegamos al valle supe realmente que ya tenía el descanso, mental y físico, al alcance de mi mano. Disfruté enormemente del corto paseo bajo una preciosa luna hasta llegar a la pista y acusé el cansancio acumulado en 14 horas durante la hora escasa que me costó llegar hasta el coche.
Contentos por haber terminado por fin la actividad, recogimos todo de cualquier manera y nos lanzamos a por algo de comida.

El agüelo frente al cansancio y el frío camino de la cima de Peña Telera (foto Javi)
David en la cima oreándose a 7 graditos bajo cero (foto Javi)
La foto-cima más rápida de mi vida: llegar, recuperar el resuello,
posar y pa'bajo
David, Adrián y el agüelo
(foto Javi)
Rápel que montamos para descender los primeros metros
El agüelo llegando a la salida del María José (foto Javi)
En la expuesta travesía por la ladera sur de la Cima Capullo, entre los dos corredores (foto Javi)

Atardecer desde el collado de la Y
Adrián y David montando el primer rápel con las últimas lucesLo mejor del día: el precioso atardecer desde el 1er rápel que nos tocó disfrutar
Javi llegando a la 2ª reunión

Precioso anochecer

Triplete: Peña Sola, Peña Rueba y Melchor Frechín

Jornada de mil y una vueltas. Empezamos cogiendo agua en el pueblo de Agüero, justo debajo de la Peña Sola, luego nos fuimos a la base de Peña Rueba sólo para descubrir un vistoso cartel que prohibía la escalada sine die temporalmente, y terminamos de nuevo en el mallo Melchor Frechín subiendo por la vía José Antonio Sanz. Empezamos tarde a escalar y terminamos, claramente, tarde también.

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Vía: José Antonio Sanz
Mallo Melchor Frechín (Riglos)
Dificultad máxima: 6a+
Grado obligado: V+/A0
Calidad de la roca: buena
Extensión: 220 m divididos en 7 largos (se pueden empalmar varios largos si se tiene mucho cuidado de evitar zetas con la cuerda)
Material: 15-17 cintas exprés
Duración: 5h
Cordada: Beto, Abel y agüelo
Fecha: sábado 12 de diciembre de 2010
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Fotos y correcciones del anterior post sobre esta vía en breve.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Y la lluvia nos dio un descanso por fin

Javi Galve, Jorge Galve, Beto, agüelo, Diego y Abel
Al final la amenaza de lluvia se ha quedado sólo en eso y hemos podido escalar por fin este puente tan largo y tan parco en actividades. Esta mañana nos hemos juntado un buen grupete para ir a Morata: dos Galve (Javi y Jorge), Diego "Bartolo", "Beto", Abel y el "agüelo". La máxima en estos casos es "si toca palming, cuanto más cerca menos palming", así que casi siempre toca Morata. El día ha resultado de lo más cambiante (tan pronto salía el sol y animaba a los más osados a quitarse la camiseta, como se oscurecía a los cinco minutos y parecía que iba a caer el tormentón) y de lo más productivo, en medio de esa esquizofrenia meteorológica hemos batallado media docena de vías en la zona de La boina y la Pared del túnel, es decir, las más cercanas al coche por si había que volver corriendo por la lluvia. Pero no ha hecho falta y he vuelto a casa con las yemas de los dedos y los antebrazos cansados. Ni siquiera la jarra de cerveza y la doble de papas han conseguido esta vez su efecto milagroso.
Los hermanos Galve en Udaondo y patagonio (V+)
Javi olvidando su "estilo rústico"" y liberando un 6a del que no sabemos su nombre
El culito más perseguido en "Yemas calientes", 6b
La élite de brazos cruzados
Diego en "El cartero siempre se cae dos veces", 6c
Abel en el tramo de placa de "Ferrobox", 6b

viernes, 19 de noviembre de 2010

Aprovechando un sábado en Pancorbo

David Navarro y el "aguelo" en la reunión de O calvo, o 7 pelucas

Vistas del pueblo desde la repisa de las Cuevas

Pancorbo es un pueblo de Burgos conocido especialmente por ser un punto de paso y descanso en la antigua carretera de Bilbao a Madrid. Está situado a los pies de un desfiladero por donde ahora pasan el río de siempre, las vías del tren, la antigua carretera y la moderna autovía cuyo tráfico rompe totalmente el encanto de este lugar. Incluso siendo una zona mayoritariamente de escalada deportiva, hay que gritar al compañero para que te oiga a mitad del largo.
Es una zona muy alejada de Zaragoza, así que no tenía ningún plan específico para visitarla. Pero el domingo tenía una comida con unos amigos de Bilbao y decidí aprovechar el sábado escalando con David, un ex-alumno de Santo Domingo de la Calzada. Este verano ya apañamos un plan similar y nos fuimos a escalar a un pueblo llamado Anguiano y esta vez me apetecía cambiar de destino y conocer la escuela de Pancorbo, a pesar de que las nubes y las previsiones eran mucho peores cuanto más al oeste nos fuéramos. Aunque la mayor parte de sus sectores tienen orientación sur, la altitud (más de 600 m) y el frío del norte hacen aconsejable visitarle mayoritariamente entre primavera y otoño.
Plano de los distintos sectores, sacado de la siguiente web
Nosotros elegimos el sector las Cuevas y para llegar a él hay que atravesar el pueblo en dirección a la antigua carretera y antes de salir a ella se coge una corta pista a mano izquierda que nos conduce a un amplio descampado. Se deja en él el coche y seguimos un sendero que después de atravesar por encima las vías del tren, nos conduce hacia las paredes y unos carteles medio tumbados nos van dirigiendo.
Vista del sector las Cuevas: en medio se ve la repisa arbolada
donde se encuentras las cuevas y la derecha el diedro fisurado
(imagen obtenida de la misma web que la anterior)

Es un sector donde existen un puñado de vías asequibles, V-V+, y que esconde una agradable sorpresa: unas cuevas escavadas a mitad de pared y que dan nombre, obviamente, al sector, a los pies de una cómoda repisa arbolada que las esconde de la vista de los curiosos y de la que nacen otro puñado de vías, casi todas duras, excepto un diedro fisurado, La fisura de las cuevas (V), que fue la última que hicimos antes de atacar a la manduca. La comodidad del improvisado refugio llega al punto de contar con un par de cómodos banco metálicos en la entrada haciando las veces de terraza, y dentro una mesa y bancos de madera y una tarima de madera en el dormitorio. Un paradisíaco lugar roto por el incesante ruido de los camiones y que nos permitió disfrutar de una cómoda comida a mitad de pared acompañada por un sol que quiso acompañarnos, por fin, en esta gélida jornada.

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Fecha: Sábado 13 de noviembre de 2010
Participantes: David Navarro y el "agüelo"
Lugar: Pancorbo, sector las Cuevas
Vías escaladas: un quinto sin nombre, Calipso V+, Hey, Sabina V+, O calvo, o 7 pelucas V+ y El diedro de las Cuevas V.
Equipación: parabolts sin descuelgue en muchas de las vías
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El "agüelo" en O calvo, o 7 pelucas
David dudando en Calipso
David en el extraplomillo de entrada de Hey, Sabina
David llegando a la reunión de O calvo, o 7 pelucas
Vistas de El diedro de las Cuevas, un diedro fisurado bien protegido...
... pero a pesar de eso con qué mieditis lo subí!!!!
David empotrándose en los pasos más lisos
Bajando a David bajo la atenta mirada de un buitre
Nuestra particular terraza para el almuerzo en mitad de la pared
¿Quien quiere barritas energéticas?
Dos vistas de las acogedoras cuevas
Y desgraciadamente no faltó tampoco la prueba indeleble
de lo guarros que somos todos, escaladores incluidos