Desfiladero de Terradets, en rojo la "feixa": la repisa por donde discurre
el cómodo sendero (por fin un sendero de escaladores en el que no hay
que echar la cuerda para bajar) que te deja de vuelta en la carretera.
el cómodo sendero (por fin un sendero de escaladores en el que no hay
que echar la cuerda para bajar) que te deja de vuelta en la carretera.
Yo tenía idea de ir a la concentración de escaladores en Cálcena, Abel propuso ir a Terradets y claro, ¿cómo resistirse a esa oferta? El desfiladero de Terradets se encuentra a pocos km de Tremp, en Lérida, en una zona llamada Montsec, uno de los paraísos de la escalada de tapia: en unos pocos km se localizan 3 o 4 paredes de 500 m con decenas de vías clásicas. Estuve una vez hace años y desde entonces he intentado convencer a Abel en repetidas ocasiones para volver a ir. No podía desperdiciar esta oportunidad, ¡incluso estaba de acuerdo en hacer la CADE!, la vía más asequible de la pared.
Recogí a Abel en su casa a las 7 de la mañana y llegamos al párkin del desfiladero pasadas las 9:30 (un poco paliza para volver en el día, suficientemente lejos como para no ir todos los findes, pero tampoco tanto como para no hacerlo de vez en cuando; al fin y al cabo se tarda lo mismo que en ir a Benasque, por ejemplo). Ya estaban instalados los dos puestos de venta de miel y otros productos artesanales, pero apenas había coches, lo que nos hizo pensar que no íbamos a encontrar más cordadas en nuestra vía. Pero nada más ponernos a andar nos dimos cuenta de nuestro error: vimos dos cordadas en la CADE. Y otras dos más que llegaron un poco más tarde. La vía estaba saturada: los pocos escaladores que estábamos en esa inmensa pared íbamos todos a la misma vía. Decidimos salirnos de la avenida de escaladores y buscar algo más solitario. Después de barajar distintas opciones de dificultad similar nos decidimos por la Reina Puig.
En Terradets sólo había escalado una vez, la Mescalina, 6b/V+, y todo el recuerdo que tenía de esta zona provenía, claro, de esta única vía: roca excelente y totalmente equipada con parabolts. Y la Reina Puig no podía ser más diferente: más fácil de grado, pero de roca mediocre en varios tramos, a veces un poco rota, a veces muy pulida (¡para que luego digan nada de Morata de Jalón!), con las reuniones equipadas con dos parabolts y argollas, pero con muy pocos seguros en los largos (algún clavo de vez en cuando, algún spit en las placas y varios parabolts un poco alejados en los tramos de artificial: en los largos fáciles, nada). Abel me dijo que así eran también otras rutas que había hecho en la zona.
El croquis marcaba 7 h para el total de la vía, y nosotros tardamos eso en llegar a la feixa. Aún nos quedaban 4 largos más y eran las 17:30 cuando llegamos a ella, así que sin dudarlo un instante iniciamos el camino de bajada. En media hora estábamos en la carretera y 10 minutos más tarde ya habíamos llegado al coche y nos habíamos quitado los arneses. El párkin se había transformado totalmente y se había llenado de decenas de personas llenando innumerables garrafas de agua en la fuente. Nosotros también nos refrescamos y después nos dirigimos al albergue de Cellers (a unos pocos metros siguiendo la carretera), donde por 20€ nos sirvieron dos jarras de cerveza y un inmenso bocadillo de bacon con queso, en forma de estupendas tostadas con tomate, para cada uno. Justo premio para una dura jornada en la que apenas habíamos probado bocado.
Reina Puig, V+ obligado
Para acceder a la vía hay que pasar por el túnel. Una Z grande indica el comienzo.
El primer largo discurre un poco hacia la derecha, sin más seguro que el spit del que está colgado la alargadera de las obras, hasta llegar a una repisa.
De ahí se sigue hacia la izquierda en una travesía expuesta protegida al comienzo por un spit y después se tira hacia arriba siguiendo un cordino amarillo y un clavo hasta el final de una laja de forma triangular bien visible desde lejos.
El siguiente largo engaña mucho: el croquis marca V, pero consiste en una fina placa de miniregletas y muy vertical cuyo paso más duro situado a mitad de largo está protegido con varios spits. El problema es llegar a ellos y después de superarlo llegar a la reunión.
El 4º largo es otra travesía hacia la derecha que marca III, un poco roto y sin ningún seguro intermedio.
El largo 5º es uno de los más lavados: empieza por una fisura protegida por un par de spits en la zona más pulida, que termina en un árbol y que continua por su izquierda por otra fisura aún más pulida con otro par de parabolts.
Después de acerar con un perraco estos últimos pasos y de ver con cuánta imaginación estaba cotada la dificultad de la vía, decidí no arriesgarme en el siguiente largo de V y se lo dejé generosamente a Abel. Al principio me arrepentí, porque los primeros metros discurren por una placa asequible, hasta llegar a un resalte lavado que no sólo tiraba ligeramente hacia atrás, sino también hacia la izquierda, donde comprendí que no había errado en la elección. El extraplomo tiene un único parabolt y te deja en la falsa feixa (una pequeña repisa horizontal protegida por un pasamanos de cable que permite también una escapatoria).
Aquí comienzan un par de tramos de artificial para el común de los mortales. El primero marca 6c y consiste en 3 chapas seguidas. Abel llegó en libre a la primera y superó las otras dos con la ayuda de una pedaleta (para llegar a la última chapa tuvo que hacer un nudo en la pedaleta para ganar unos pocos cm más). El resto del largo tampoco era regalado, V+, vertical, protegido por un clavo y un spit. El siguiente largo marcaba 7a y esta vez le tiré yo porque la continuación era solo de IV. El tramo de artificial consistió en una serie de 5 chapas para superar un techo más un último y bendito clavo que te permite salir sin problemas de él y retomar la escalada en libre por terreno fácil hasta llegar a la reunión.
Desde aquí aún quedaban un par de largos más: el primero comienza con una travesía horizontal por una fácil repisa hasta un spit donde se tira en vertical por una placa hasta llegar a otra gran repisa que se sigue hacia la izquierda hasta encontrar la reunión (ojo que la cuerda roza mucho). El último largo supera sin ninguna dificultad un corto resalte de 4-5 m que te deja en la feixa, en una reunión compartida con la CADE.
Recogí a Abel en su casa a las 7 de la mañana y llegamos al párkin del desfiladero pasadas las 9:30 (un poco paliza para volver en el día, suficientemente lejos como para no ir todos los findes, pero tampoco tanto como para no hacerlo de vez en cuando; al fin y al cabo se tarda lo mismo que en ir a Benasque, por ejemplo). Ya estaban instalados los dos puestos de venta de miel y otros productos artesanales, pero apenas había coches, lo que nos hizo pensar que no íbamos a encontrar más cordadas en nuestra vía. Pero nada más ponernos a andar nos dimos cuenta de nuestro error: vimos dos cordadas en la CADE. Y otras dos más que llegaron un poco más tarde. La vía estaba saturada: los pocos escaladores que estábamos en esa inmensa pared íbamos todos a la misma vía. Decidimos salirnos de la avenida de escaladores y buscar algo más solitario. Después de barajar distintas opciones de dificultad similar nos decidimos por la Reina Puig.
En Terradets sólo había escalado una vez, la Mescalina, 6b/V+, y todo el recuerdo que tenía de esta zona provenía, claro, de esta única vía: roca excelente y totalmente equipada con parabolts. Y la Reina Puig no podía ser más diferente: más fácil de grado, pero de roca mediocre en varios tramos, a veces un poco rota, a veces muy pulida (¡para que luego digan nada de Morata de Jalón!), con las reuniones equipadas con dos parabolts y argollas, pero con muy pocos seguros en los largos (algún clavo de vez en cuando, algún spit en las placas y varios parabolts un poco alejados en los tramos de artificial: en los largos fáciles, nada). Abel me dijo que así eran también otras rutas que había hecho en la zona.
El croquis marcaba 7 h para el total de la vía, y nosotros tardamos eso en llegar a la feixa. Aún nos quedaban 4 largos más y eran las 17:30 cuando llegamos a ella, así que sin dudarlo un instante iniciamos el camino de bajada. En media hora estábamos en la carretera y 10 minutos más tarde ya habíamos llegado al coche y nos habíamos quitado los arneses. El párkin se había transformado totalmente y se había llenado de decenas de personas llenando innumerables garrafas de agua en la fuente. Nosotros también nos refrescamos y después nos dirigimos al albergue de Cellers (a unos pocos metros siguiendo la carretera), donde por 20€ nos sirvieron dos jarras de cerveza y un inmenso bocadillo de bacon con queso, en forma de estupendas tostadas con tomate, para cada uno. Justo premio para una dura jornada en la que apenas habíamos probado bocado.
Reina Puig, V+ obligado
Para acceder a la vía hay que pasar por el túnel. Una Z grande indica el comienzo.
El primer largo discurre un poco hacia la derecha, sin más seguro que el spit del que está colgado la alargadera de las obras, hasta llegar a una repisa.
De ahí se sigue hacia la izquierda en una travesía expuesta protegida al comienzo por un spit y después se tira hacia arriba siguiendo un cordino amarillo y un clavo hasta el final de una laja de forma triangular bien visible desde lejos.
El siguiente largo engaña mucho: el croquis marca V, pero consiste en una fina placa de miniregletas y muy vertical cuyo paso más duro situado a mitad de largo está protegido con varios spits. El problema es llegar a ellos y después de superarlo llegar a la reunión.
El 4º largo es otra travesía hacia la derecha que marca III, un poco roto y sin ningún seguro intermedio.
El largo 5º es uno de los más lavados: empieza por una fisura protegida por un par de spits en la zona más pulida, que termina en un árbol y que continua por su izquierda por otra fisura aún más pulida con otro par de parabolts.
Después de acerar con un perraco estos últimos pasos y de ver con cuánta imaginación estaba cotada la dificultad de la vía, decidí no arriesgarme en el siguiente largo de V y se lo dejé generosamente a Abel. Al principio me arrepentí, porque los primeros metros discurren por una placa asequible, hasta llegar a un resalte lavado que no sólo tiraba ligeramente hacia atrás, sino también hacia la izquierda, donde comprendí que no había errado en la elección. El extraplomo tiene un único parabolt y te deja en la falsa feixa (una pequeña repisa horizontal protegida por un pasamanos de cable que permite también una escapatoria).
Aquí comienzan un par de tramos de artificial para el común de los mortales. El primero marca 6c y consiste en 3 chapas seguidas. Abel llegó en libre a la primera y superó las otras dos con la ayuda de una pedaleta (para llegar a la última chapa tuvo que hacer un nudo en la pedaleta para ganar unos pocos cm más). El resto del largo tampoco era regalado, V+, vertical, protegido por un clavo y un spit. El siguiente largo marcaba 7a y esta vez le tiré yo porque la continuación era solo de IV. El tramo de artificial consistió en una serie de 5 chapas para superar un techo más un último y bendito clavo que te permite salir sin problemas de él y retomar la escalada en libre por terreno fácil hasta llegar a la reunión.
Desde aquí aún quedaban un par de largos más: el primero comienza con una travesía horizontal por una fácil repisa hasta un spit donde se tira en vertical por una placa hasta llegar a otra gran repisa que se sigue hacia la izquierda hasta encontrar la reunión (ojo que la cuerda roza mucho). El último largo supera sin ninguna dificultad un corto resalte de 4-5 m que te deja en la feixa, en una reunión compartida con la CADE.
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