sábado, 14 de febrero de 2009

Vía Pany-Haus

Croquis de la vía obtenido de la web: http://www.onaclimb.com/resseesp/index.htm
Esta vía fue la primera que se abrió desde el suelo para llegar a la cima del Pisón. Lo hicieron en 1946 dos escaladores catalanes: Jordi Panyella "Pany" y Albert Casasayas “Haus”. La vía era tan difícil en su época que tuvo muy pocas repeticiones. Hoy en día con el material que se dispone es una vía clásica muy asequible. Para tener más información de sobre las primeras escaladas en Riglos podeis visitar la estupenda web Ao a vista.
La entrada de la vía no tiene pérdida: la fisura es visible desde kilómetros de distancia. Y sin embargo, me embarqué nada más empezar. El primer largo discurre por un mar de panzas haciendo una zeta, primero a la derecha y luego a la izquierda, para sortear las panzas más difíciles.
Mar de panzas del primer largo
Empecé bien, localicé un par de cordinos viejos, luego un buril roñoso y varios metros más a la derecha un parabolt. Y sin pensármelo dos veces me dirigí a por él. Unos escaldores vascos que estaban haciendo la vía "Choper" justo al lado de nosotros, me advirtieron que me estaba metiendo en otra vía la "Yuma". Me pareció que no tenían razón y seguí, superé otra panza, chapé otro parabolt y entonces me di cuenta de lo que estaban intentando decirme: a unos 10 m a mi izquierda vi la primera reunión de nuestra vía, y debajo de ella, un poco a su derecha, el parabolt que me había saltado. Estaba justo encima del buril, a escasos 50 cm y sin embargo había pasado por ahí sin verlo.
Chema llegando al punto donde embarqué; al fondo Carlos y Jorge en el Espolón
Destrepé los metros que me había equivocado y llegué sin más problemas a la R1. Dos parabolts en este largo, para ir aclimatando a la tónica general de la vía.
L2 (V) Chema inició el segundo largo. Tras una pequeña travesía a la izquierda de 2-3 m hay que superar un pequeño cuerno y meterse en la chimenea en un paso extraño, una anticipación del estilo que va a imperar en toda la vía. E primer parabolt queda un poco alto, conviene usar una cinta larga para evitar el roce de la cuerda.
Inicio del L2
Luego el largo sigue por la fisura esquivando una higuera, ahora seca en esta época, hasta una pequeña reunión montada con dos cordinos y una sirga de acero, que Chema chapó sin pararse (así que en realidad empalmó los largos 2 y 3 del croquis). A continuación viene un pequeño muro vertical sin proteger que lleva a una amplia repisa donde está montada la reunión, a la derecha, con dos enormes parabolts con argollas (como todas las reuniones de la vía). Esta reunión queda justo debajo de la siguiente dificultad de la vía, un fuerte estrechamiento. Y aquí la memoria me jugó una mala pasada. Tenía el nebuloso recuerdo de que antes de este techo había otro menor que ya me pareció complicado en la primera ascensión. Y sin embargo, había hecho todo el largo anterior sin encontrar nada que se le pareciera.
L3 (V+/6a) Tardé en decidirme a atacar este largo. No hay más que mirar hacia arriba para ver dónde está el paso difícil: un techo que se va estrechando cada vez más. Lo peor es que en un principio no conseguí ver ningún parabolt.
El famoso estrechamiento del V+
Empecé a escalar con la esperanza de que estarían ocultos tras algún bolo o alguna pequeña panza, como así fue, aunque no encontré tantos como me hubiera gustado, sólo 2: uno bastante alto y el otro en medio del estrechamiento. Hace años me quedé admirado cómo podía haber pasado por ahí Abel (que fue el que abrió este largo) y yo subí-repté como pude. Esta vez me pareció todo bastante más sencillo: no tardé en alcanzar ese primer parabolt que tan lejano me había parecido desde la reunión, un par de pasos más en oposición y chapé el 2º. En las guías pone que este paso se supera mirando hacia el patio, pero yo no estaba para esas sutilezas, no me lo pensé dos veces y aceré la cinta y salí sin más contemplaciones. Un par de metros más arriba, también a la derecha, se encuentra la siguiente reunión. Como a Chema le pareció que era un largo demasiado corto, la chapé con una cinta larga y empalmé el siguiente largo, el que en teoría era el largo más difícil técnicamente de la vía, el del 6a. Es un techo bastante extraplomado que se supera en travesía hacia la izquierda y que tiene bastantes seguros, aunque no muy fiables: una serie de cordinos que cuelgan de clavos y puentes de roca y que te permite superarlos con relativa facilidad agarrándote a ellos mientras piensas que si no se han roto hasta ahora por qué se iban a romper justo cuando tú pasas. Así que en realidad los tramos más difíciles eran el anterior de V+ y el famoso UHF mucho más arriba. Lo peor de empalmar estos dos largos es que de esta manera las fotos iban a quedar mucho más sosas porque ni Chema iba a poder hacerme fotos ni yo a él.
El paso de 6a visto desde abajo, se aprecian dos de los 3 cordinos
El extraplomo visto desde arriba
Tendría que volver a mirar las diapositivas que hicimos hace 3 años, pero me pareció que eran los mismos cordinos que ya estaban ahí entonces. Mejor no pensar en esas cosas. Tenía la sana intención de intentar liberar el paso, pero fue intentarlo y abandonar la idea todo uno. Aquí sí que pasé como la vez anterior. Pasado el extraplomo un estrechamiento de 5-6 m te deja en la siguiente reunión.
Chema nada más superar el extraplomo del 6a
L4 (V) Comienza con un pequeño ensanchamiento que hay que superar abriendo al máximo las piernas, con el consabido dolor. Está protegido con 2 seguros.
Chema abriéndose al comienzo de este largo
Chema superando esta primera dificultad
Vistas del pueblo de Riglos desde la reunión
El resto es una sucesión de panzas con más o menos cazo, pero sin presentar nunca grandes dificultades, por lo que los parabolts vuelven a escasear de nuevo (2 seguros más). Hay que estar atento para no saltarse la reunión que está bien metida en las profundidades de la fisura. Chema disfrutó de este largo.
Chema en la 4ª reunión; Abel me hizo la misma foto años atrás
y yo tenía la misma cara de satisfacción

Otra vez la memoria, este largo lo hice yo de primero hace años y supongo que la impresión del patio, el aleje de los seguros, etc. es lo que contribuyó a que me pareciera más largo de lo que realmente era, porque esta vez se me hizo corto. Tanto que se podría empalmar con el siguiente mediante un par de cintas largas para evitar como siempre el rozamiento de la cuerda.
Chema en la R4, desde la primera panza de nuestro L5
L5 (V) Un largo corto, parecido al anterior, con un solo seguro y que termina debajo de la última dificultad de la vía, el famoso UHF: un estrangulamiento apto sólo para contorsionistas. Dudaba de seguir o no, pero encima de una repisa vi una reunión y después de pensármelo un tiempo, decidí montar allí reunión (recordaba vagamente que Abel pasó de esta reunión y luego se quedó sin cuerda para llegar a unos arbustos donde montó reunión).
L6 (V) Chema atacó con dudas el comienzo del largo, el primer seguro estaba como siempre demasiado lejos. Pero en un par de pasos de oposición se plantó en él (una cinta larga aquí quizá reduciría el rozamiento también). Se cambió de posición, apoyó la espalda en la pared contraria y enseguida llegó al siguiente, que se supera reptando como se puede.

Chema superando el famoso UHF
A partir de ahí viene el tramo más feo de la vía: una escalda por terreno descompuesto y bastante vertical, cuya máxima dificultad es una pequeña panza a mitad del largo y donde se encuentra el único seguro, por lo que hay que aumentar las precauciones. Chema además se quejaba continuamente de que las cuerdas le tiraban mucho, debido al rozamiento (no quiero imaginarme lo que le tuvieron que tirar a Abel cuando empalmó este largo con el anterior). Chema consiguió dar uso a uno de los fisureros que llevábamos encima. Un seguro más que precario que sin embargo funcionó psicológicamente y le dio la sufiente seguridad para continuar. La ausencia de seguros hace además aún más difícil adivinar por dónde discurre la vía y Chema se dirigió a unos arbustos donde hizo una reunión enlazando el tronco con una cinta, sin darse cuenta que dos metros más abajo y un poco a la derecha se encontraba la última reunión del Espolón, reunión que está compartida con nuestra vía. Cuando yo estaba apunto de alcanzarle, un bolo relativamente grande donde tenía puesto mi pie izquierdo rodó pendiente abajo después de golpearme en la espinilla. Me quedé colgando no sé muy bien si de la cuerda o de mis manos y alegrándome de que no le hubiera ocurrido al que iba de primero porque el último seguro, el único de hecho de ese tramo, estaba muchos metros más abajo.
Destrepamos esos pocos metros hasta la reunión de argollas amarillas que daba comienzo al estrecho y espuesto sendero que conduce a los famosos rápeles del Pisón. Una sirga a la izquierda protege el paso más delicado y el camino continua detrás de un tupido árbol. Coincidimos con Carlos y Jorge que estaban bajando de la cima del Pisón. El primer rápel es muy corto y se puede hacer con una sola cuerda. Te deja al pie de una canal no muy empinada, pero con muchas piedras. Está protegida con una sirga primero en el lado derecho (según miramos hacia abajo) y luego otra sirga en el lado izquierdo que termina en el siguiente punto de rápel. Nosotros usamos las dos cuerdas y pude rapelar hasta ahí, pero eso no hace más que crear problemas a la hora de recoger las cuerdas.
Chema y Jorge recogiendo cuerdas al final del primer rápel
A los pies del 2º rápel, Carlos al fondo al sol
El segundo rápel es volado y te deja en una canal y se sigue rapelando por una pendiente suave que te lleva a un nuevo cortado que te deja ya en la reunión del último rápel.
Chema bajando por el segundo rápel
El famoso rápel de 40 m volados que te termina en una repisa (donde hay una reunión por si hay que trocear el rápel en caso de no tener dos cuerdas), y que sigue otros 20 m hasta el suelo.
Chema volando en el último rápel
Si se hace una ligera travesía a la izquierda desde esta última reunión se llega a otra formada por Ps expansivas, más segura en cuanto que está fuera de las caídas de piedras de los rápeles superiores y que además te permite bajar los 60 m totalmente volados hasta el suelo.
Carlos descansando tras una dura jornada en el Espolón
En total fueron 5 h de escalada (de 11:30, no madrugamos mucho, a 16:30) y 1 h larga de rápeles.

5 comentarios:

chema dijo...

vaya escaladura eh!!! sisi hubo buena fiesta, jeje.
Me bajaré por montañeros el jueves si no te importa te bajas tu el portatil y yo cojo un pendrive y nos las pasamos,ok? venga zagal

RUBEN dijo...

Esta vía me falta y tengo muchas ganas de hacerla.....
Un saludo Iñaki

Anónimo dijo...

Menudo careto que saca Chuco... pero que le hicisteis??? jajajajja
Un abrazo y hasta la vista alpinistaaa

Iñaki dijo...

Es una vía totalmente recomendable, Rubén, para el grado que sale, muy variada, con todo tipo de pasos. La pena, la falta de vistas. No se puede tener todo.

Iñaki dijo...

A Chuco no le hicimos nada, te lo prometo. Debía estar aburrido de esperar a q rapeláramos, o bien que el Espolón no colmó sus ansias de escalar, he he. O bien, la culpa es del fotógrafo.