domingo, 28 de julio de 2013

Rodellar 5: ¡y que sigan muchas más!

Abel, Júnior y el agüelo en el párkin de Rodellar

Por primera vez en mucho tiempo volvimos de Rodellar sin haber tocado ninguna vía del sector el Camino. Les propuse 3 opciones a mis compis y las 3 les gustaron, así que nos costó decidirnos. La oferta ganadora fue el sector Egocentrismo y la vía, Pequeño Pablo. Una recomendación de Juan que nos encantó a todos. De hecho el sector entero nos pareció brutal y a cada paso que dábamos encontrábamos una vía que nos hacía mirar boquiabiertos hacia arriba, con gran dolor para nuestras cervicales. La vía, por supuesto, se quedó como proyecto para los 3, pero lejos de desmotivarnos nos llenó el saco de la motivación para entrenar a tope este invierno y volver con más pila el año que viene a por ella.
Le tocó al agüelo montar la vía, ¡ains, esta juventud!, y como ya preveía este primer intento me impresionó desde el principio: la entrada me pareció muy dura y sus presas demasiado pequeñas (¿pero no me había dicho Juan que esta vía era todo cazo?), todos los parabolts me parecían lejanísimos y por supuesto me pareció que aquello desplomaba en exceso. Eso sí, la sección final, bruuuutal. Procuré tomármelo con calma al bajar de la vía y no sacar conclusiones del primer pegue, que siempre me acojona. Y cuando me llegó el turno de darle el segundo pegue, me subí a ella a darlo todo: el primer bloque, el de entrada, me salió sin problemas y me crecí, llegué al siguiente paso duro, un tridedo lateral minúsculo, lo trinqué y conseguí levantarme de él hasta llegar por los pelos al pico que te saca del apuro, abajo ya empezaron los murmullos nerviosos de "joder, que el agüelo se la va a llevar", agarré la siguiente presa, un cazo brutal para chapar el 4º seguro y allí fue cuando la apnea y el hombre del mazo hicieron su trabajo y a pesar de estar colgado de un mega cazo y de estar a un paso de llegar al único reposo de la vía, la mano se me abría y me agarré a la cinta para chaparla. Murmullos de alivio a pie de vía. Al final conseguí llegar a la cadena sólo con 4 descansos y ningún acerete, motivos más que suficientes para marcharme a casita súper contento.
Cuando el sol consiguió destruir la agradable sombra que habíamos disfrutado hasta ese momento, pusimos rumbo a Pince sans rire, pero de camino paramos en la cueva de Ali Babá a hacer turismo. Abel se emocionó con Como la prehistoria, un 6c+ de chorreras y curvas de impresión y le dimos un par de pegues sin poder tacharla de la libreta. Bien protegidos por la cueva asistimos al espectáculo de truenos, rayos, lluvia y granizo tan habituales por estos lares este verano.
Conseguimos llegar al coche en un intermedio entre tormenta y tormenta y allí nos encontramos con Olaia y Ainara en el comienzo de sus vacaciones.
Del amor de Abel no tenemos ninguna foto, pero dejo una muestra de la impresionante Pequeño Pablo.









5 comentarios:

pincho dijo...

mmmmm... magnifico desplome. Ya estoy salibando por la ganas de ir a probarlo. jjj

Vane dijo...

Como se nota el tour...que viene MESSIEU DEL MAZZÓ, jajajajaj!! Ya te vale

TREPA ROCAS dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
TREPA ROCAS dijo...

Aupa Iñaki. Vaya panda de ratones te llevaste! que día fue esto, igual hasta estaba alli!

Iñaki dijo...

Estuvimos el sábado, Diego. Egocentrismo es un sector estupendo, muy recomendable, Rasmias, lleno de placas, no os dejéis engañar x las fotos hechas a idea para aparentar más inclinación de la que realmente tiene, jjjj