La afición a este nuevo estilo de escalada se va imponiendo poco a poco y cada vez tenemos más participantes. Esta vez montamos una mini-invasión aragonesa de Álava. El objetivo era la dura escuela de escalada de Valdegovía. Llegamos el viernes a la noche a Vitoria justo a tiempo para participar en el previo al gastro-climbing. El día siguiente amaneció gris, tanto por la lluvia como por la resaquilla. Nada de esto nos pilló por sorpresa y atacamos al plan B: el rocódromo de Ariznavarra. Una envidia de instalación frente a la pobre representación de rocos públicos de Zaragoza. Ocupa toda la longitud del lateral de un campo de hockey y tiene una altura razonable (8-10 m; los bordillos de Jaulín son más pequeños, por ejemplo). La única pega es que no se puede escalar de primero, pero a los más miedosos no nos importó lo más mínimo. Yo disfruté como un enano probando, y encandenando, alguna de sus vías, a pesar del desánimo generalizado que cundía por todo el grupo: el tiempo pasaba y seguía lloviendo, ¡mira tú! La opción de neutralizar la parrillada para la cena estaba empezando a tomar cuerpo. Pero no hay nada que un buen almuerzo y un poco sol, por fin se dignó a aparecer a media tarde, no arreglen. Cuando estuvimos seguros que la mejoría era estable nos fuimos a comprar y de ahí al parque natural de Valderejo donde hay una preciosa zona preparada para las parrillas. La sidra, el vinito, las chuletas y el pacharán dieron el punto deseado al "gastro-climbing".
Ya solo faltaba conocer Valdegovía. La zona es preciosa, con una campa verde inmensa y una pared extraplomada que asusta sólo de verla. El grado se vende caro y hay muy pocas vías asequibles, es decir, por debajo del 6b, así que tocó sufrir y apretar y apretar sin conseguir nada. Toda una cura de humildad para no volver a quejarme del grado de Jaraba, por ejemplo. Al final terminé agredeciendo el mal tiempo del sábado porque nos salvó de una doble sesión de romas gotas de agua, bidedos y minúsculas regletas.
Ya solo faltaba conocer Valdegovía. La zona es preciosa, con una campa verde inmensa y una pared extraplomada que asusta sólo de verla. El grado se vende caro y hay muy pocas vías asequibles, es decir, por debajo del 6b, así que tocó sufrir y apretar y apretar sin conseguir nada. Toda una cura de humildad para no volver a quejarme del grado de Jaraba, por ejemplo. Al final terminé agredeciendo el mal tiempo del sábado porque nos salvó de una doble sesión de romas gotas de agua, bidedos y minúsculas regletas.
7 comentarios:
Gastroclimbing FOREVER mi friend!
Un saludico y hasta la vista alpinistaaaaaa
El lunes, 38 de fiebre y anginas!!no sé si la edad o el gastroclimbing,y..cuando es la siguiente?
uy uy uy, Patri, ya decía yo q este gastro fue demasiado severo!!!!
el siguiente, a lo mejor para después del verano?? o alguien sabe de alguna escuela de escalada fresquita???
Pincho
Nos vamos a quedar en los huesos si tenemos que esperar hasta después del verano!!
Por ahí he leído junio!!y en Ogoño en nuestro sector se acaba la restricción el 15 de julio. Ya tenemos 2,jeje
http://eskaladarenerregulazioabizkaian.blogspot.com/p/ogono.html
junio xo dónde?? en la neverita???
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