domingo, 19 de diciembre de 2010

Gran diagonal al Telera (AD+)

Espléndido amanecer sobre la Peña Telera (2762 m)

No podemos quejarnos porque Javi ya nos había advertido que la nieve iba a estar muy dura, pero nos cansamos mucho más de lo que nos habíamos imaginado. Abel no quiso venir porque ya lo tenía hecho y dijo que no lo volvía a repetir porque sólo era un "paseo". Al final resultó ser un "paseo" de 14 horas y media. Vale que si David no hubiera tenido que esperar constantemente a que el agüelo recuperara el resuello habría podido terminarlo en 4-5 horas menos, pero aún así menudo "paseíto" de 9-10 horas. El "paseo", además, lo realizamos bajo una agradable temperatura de -4ºC de máxima y con el alimento de un par de geles, un par de barritas y un poco de agua congelada (se congeló incluso la que llevaba dentro de la mochila). Menos mal que no hay "paseo" del que no nos repongamos con una tardía cena en el bar-restaurante "Mi casa" en Sabiñánigo y una noche entera durmiendo en nuestra camita.

Vistas de la cara norte de la Sierra de Partacúa y
croquis de la vía de subida (rojo) y bajada (azul) obtenida del blog de
David
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Vía: Gran Diagonal al Telera
Descenso: Corredor Y
Cordada: David Malabarista y el agüelo
Dificultad: AD+ (nosotros nos lo encontramos perfectamente formado con nieve dura tanto en la subida como en el descenso)
Longitud: 700 m
Desnivel máximo: 1422 m
Material: llevamos un poco de todo, pero sólo usamos un par de cuerdas para los rápeles
Acceso: Hay que llegar primero al pueblo de Piedrafita de Jaca y luego seguir una pista, que ahora está asfaltada, hasta el párking del parque faunístico de Lacuniacha.
Aproximación: Allí hay que dejar el coche y seguir por la cómoda y larga pista (hay algunos atajos para ahorrarse alguna curva) hasta el refugio de Telera; nosotros seguimos un poco más por la pista y nos salimos de ella en cuanto tuvimos la cara norte del Telera justo delante de nosotros; en seguida llegamos a la base de la pared donde nos encontramos dos conos de entrada: el primero y más corto es de la Gran Diagonal y el segundo y más grande el del corredor María José
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Un fin de semana con tan buenos pronósticos no se podía dejar pasar a pesar de la pereza y me dejé convencer por David para hacer algo de "alpinismo" y elegimos un corredor que no teníamos hecho ninguno de los dos, algo sencillo. Pero a medida que avanzaba el plan la pereza iba ganando terreno: para evitar madrugones extremos nos fuimos a dormir al párking de Lacuniacha y apenas tuve un par de horas el viernes desde que colgué a David para hacerme a la idea, preparar la mochila y cenar algo; dormimos tan cómodos dentro del buga de David que cuando nos sonaron las alarmas a las 6:30 el frío, las palabras de Javi "nieve-dura-gemelos-cansados" y el sueño llenaron mi cabeza con una única idea: ¡no quiero salir del saco! El ritual de siempre, orinar, vestirse, desayunar y calzarse, lo realizamos a cámara lenta y tardamos casi una hora en estar listos para marchar.
Foto de partida (7:28) y foto de llegada (22:05)
Los primeros pasos los realicé sin ningún convencimiento, inundado por el pesimismo y el derrotismo. Iba enfundado en 4 capas, camiseta térmica, forro, gore y chaqueta de plumas, y sólo pensaba en ver cúando llegaba el momento de agobiarme de calor y tener una excusa para parar. Pero el frío no dio lugar a ninguna excusa y en poco menos de dos horas estábamos ya al pie del cono de entrada disfrutando de unas luces increíbles sobre la cara norte de la Sierra de Partacúa. Durante la obligada, esta vez sin excusas, parada para ponernos arnés y crampones y de paso comer y beber algo, nos dieron alcance un par de cordadas. Una de ellas, Adrián y Javi, sufrieron la experiencia agüelo durante la bajada e hicieron compañía a David durante las innumerables paradas para esperarme y me ayudaron con los numerosos problemas que me originó el crampón derecho.

Primeras luces a punto de llegar al cono de entrada (al fondo en sombra)
Las primeras pendientes del corredor son muy fáciles y la escasa pendiente permite subir prácticamente andando. Pero a medida que nos acercábamos al primer resalte la pendiente se acentuó y empezó el festival de piolet tracción y pasos sólo sobre las puntas frontales de los crampones. Empecé muy estresado porque no veía la manera de poder hacer de un tirón esa interminable cuesta y tampoco imaginaba qué hacer para poder descansar. Después de un par de paradas ya cogí confianza y subí mucho más tranquilo, que no descansado. David casi se quedó congelado esperándome a los pies del primer resalte porque él no paró prácticamente hasta llegar a él y terminó con los gemelos encendidos. Yo, sin embargo, los iba reservando porque mis pulmones estallaban antes que ellos y me obligaban a hacer reposos mucho antes de que mis gemelos estuvieran realmente doloridos. Vimos el primer resalte en perfectas condiciones y decidimos no sacar la cuerda de la mochila y allí se quedó el resto de la ascensión.
Inicio del corredor desde el cono de entrada
Primeras rampas
Vistas del Arriel, Palas y Balaitüs desde el corredor

David en el primer resalte
A partir de aquí el corredor continuó de la misma manera, fuertes pendientes de nieve dura y de vez en cuando una corta colada de nieve polvo sin transformar que permitía hundir bien los pies y darles un ligero descanso a los gemelos. A pesar del esfuerzo aeróbico seguía sin quitarme ni una sola capa, notaba una leve sensación de bienestar calórico mientras escalaba que enseguida desaparecía en cada una de las innumerables paradas que tuve que realizar. Poco a poco iba ganando altura y aumentando mi cansancio, cada vez paraba antes y alargaba más las paradas. Empecé a pensar que no iba a lograrlo, que a este ritmo no llegaba. El pesimismo aumentaba solo de pensar en lo que nos quedaba todavía después de terminar el corredor. Intentaba alejar esas ideas que no me ayudaban en nada y trataba de concentrarme en la subida, en no cometer errores porque seguíamos desencordados. El segundo resalte lo pasamos por la derecha y fue aún más sencillo que el anterior. Al cabo de unos cuantos metros tuvimos que volver al corredor y llegamos a la zona conocida como "el patio": una corta sección del corredor sin ningún tipo de barrera rocosa a la izquierda que proteja de una posible caída. A la entrada de este tramo había un clavo, uno de los pocos que vimos en todo el corredor. Decidimos seguir sin sacar la cuerda y ahorrar un poco de ese tiempo que se nos agotaba rápidamente. Sorprendentemente no me impresionó demasiado el ambiente que se disfrutaba en este tramo y subí mentalizado en que la dificultad y la pendiente eran exactamente las mismas que 20 m más abajo. A pesar de que ya se veía desde allí el final del corredor, procuré no acelerarme, seguir con el mismo ritmo y descansar cuantas veces fuera necesario antes de estar realmente extenuado y cometer un error. Así llegué a las 14:30 al collado final, después de 5 interminables horas.
David en el 2º resalte
El agüelo reposando en pleno "patio", al fondo el collado final (foto David)
Javi y Adrián en los últimos metros

David y el agüelo contentos en el collado donde termina el corredor, sólo les faltaba lo peor
Mientras descansábamos y nos hacíamos fotos íbamos discutiendo la siguiente fase, aún quedaba decidir por dónde bajar. Se hacía tarde y no era cuestión de arriesgarse. La opción de seguir la ruta normal, hacia la izquierda pasando por el famoso paso horizontal, la rechazamos en seguida vistas las condiciones de nieve. Además, la única huella visible se dirigía hacia la cima de Peña Telera y a pesar de mi cansancio acumulado no nos quedó más remedio que seguir subiendo. Era como seguir por el corredor pero por rampas amplias y abiertas. Una vez en la cima seguimos hacia el oeste en busca del corredor de la Y, pero la fuerte pendiente nos obligó a montar un rápel. Las dificultades no se terminaron ahí porque el resto del descenso hasta la base de la Cima Capullo la tuvimos que destrepar de cara al monte bastantes metros debido a la dureza de la nieve. La travesía tampoco estaba para ir corriendo y mis tobillos no pararon de quejarse. Llegamos al punto de rápel del corredor de la Y con las últimas luces y sin perder apenas tiempo en sacar un par de fotos iniciamos los dos rápeles que están montados. El primer rápel acaba en una cueva donde está instalada la siguiente reunión, pero el último rápel te deja en mitad de una fuerte pendiente, que después de muchas dudas y titubeos, tuvimos que seguir destrepando. Me costó encontrar el ánimo suficiente para seguir destrepando, para terminar la actividad. Sólo quería llegar a una zona sencilla, sin dificultades, sin exposición, quería estar ya en el coche. Pero no me podía quedar allí eternamente, así que hice de tripas corazón y seguí mi cansino descenso. Pasadas las 7 de la tarde, por fin, llegamos a la mitad del corredor donde la pendiente se suaviza y donde pudimos de ahí en adelante bajar andando. Allí se despidieron nuestros compañeros de ese día y dejaron sólo a David haciendo de niñera del agüelo. La bajada del cono de entrada se nos hizo interminable y cuando por fin llegamos al valle supe realmente que ya tenía el descanso, mental y físico, al alcance de mi mano. Disfruté enormemente del corto paseo bajo una preciosa luna hasta llegar a la pista y acusé el cansancio acumulado en 14 horas durante la hora escasa que me costó llegar hasta el coche.
Contentos por haber terminado por fin la actividad, recogimos todo de cualquier manera y nos lanzamos a por algo de comida.

El agüelo frente al cansancio y el frío camino de la cima de Peña Telera (foto Javi)
David en la cima oreándose a 7 graditos bajo cero (foto Javi)
La foto-cima más rápida de mi vida: llegar, recuperar el resuello,
posar y pa'bajo
David, Adrián y el agüelo
(foto Javi)
Rápel que montamos para descender los primeros metros
El agüelo llegando a la salida del María José (foto Javi)
En la expuesta travesía por la ladera sur de la Cima Capullo, entre los dos corredores (foto Javi)

Atardecer desde el collado de la Y
Adrián y David montando el primer rápel con las últimas lucesLo mejor del día: el precioso atardecer desde el 1er rápel que nos tocó disfrutar
Javi llegando a la 2ª reunión

Precioso anochecer

8 comentarios:

TREPA ROCAS dijo...

Bonito dia por lo que veo!!! El domingo nos dejamos caer por AGER ;)

Juan korkuerika dijo...

Bien bien esto ya GÜELE a inviernoooo
Hasta la vista alpinistaaa

David dijo...

eso resto de la entrada... que se hace esperar...

Anónimo dijo...

Bravo por mi agüelo!!! Puede más el pundonor que el cansancio casi extremo. ¡Y todo esto sólo por la montaña¡ Pero quién pudiera hacer lo mismo!!!!!

pincho dijo...

Entrenamiento psicologico te vamos a poner!!

Enhorabuena por la que te has metido en el bolsillo.

Iñaki dijo...

No creo q necesite más entrenamiento psicológico q el q tuvimos el sábado.

EL MORO dijo...

mu buena, AgÜelo!!
esa la tengo yo tb en el punto de mira, ke envidia!!
Por cierto, pasado mañana miércoles igual le damos un tiento al Bisaurin con skies.
Ruta aún por determinar.
Ya te pego un toque luego!!

Iñaki dijo...

No sé si podré unidos a vosotros el miércoles, Koldo, xq volveré a Zza mañana martes. Habéis mirado el parte de aludes? Un abrazo