jueves, 21 de agosto de 2008

Acojonante Ordesa

¡Sueño cumplido!

Con 18 años abandonaba por primera vez los montes del País Vasco para ir a Pirineos, a Ordesa, a subir Monte Perdido. Íbamos con la misma mentalidad que cuando salíamos al Gorbea o al Amboto, y también con la misma ropa: pantalones vaqueros y un jersey viejo. Ordesa nos acojonó desde el principio: el Tozal del Mallo, el circo de Cotatuero… y el Perdido, al que no llegábamos nunca: ¡anda que no eran grandes las cimas del Pirineo! ¿Y dónde estaban los senderos?

Volvimos con un montón de anécdotas e historias… y sueños. Soñando cómo podía haber gente que pudiera escalar esas enormes paredes tan verticales.

Y mira tú por donde que pasados 20 años me animo a empezar a escalar, y además de deportiva le damos también a la clásica y vamos mirando reseñas de vías hasta V grado de dificultad en diversas zonas, pensando que el V grado sería igual en todas partes (ingenuo) y en algún momento claro salió el tema de Ordesa y de que ahí también hay vías de V. ¡Joder, tenía posibilidades de cumplir mi sueño! Luego vino la desilusión, alguien se encargó de bajarnos los humos y de ponernos en nuestro sitio: Ordesa no es para principiantes, sentenció. Y ahí se quedó mi sueño, lejos, lejos de mis posibilidades. Hasta que el sábado 16 de agosto por la mañana me llamó Abel. Seguía de vacaciones y solo, así que se había ido a Pirineos de nuevo para hacer 3000. Pero el mal tiempo le había impedido hasta ese momento hacer apenas nada. Me propuso ir a Ordesa y escalar el Pilar de Primavera. Una vía asequible me dijo, la más fácil de Ordesa. Más fácil que la Ravier al Tozal que hizo él el verano pasado junto con el Capo, el coletas y Javi, pero menos protegida, con menos clavos (porque parabolts no hay en ninguna). El sueño volvía una vez más: ¿sería por fin el momento de ir a Ordesa? ¿sería capaz de escalar allí? Quedamos en que saldría de Zaragoza nada más terminar el partido de baloncesto entre España y EEUU (más me hubiera valido salir nada más comer: ¡menuda paliza¡ No hubo partido). Cerca de las 9 pm llegué al albergue-bar El último bucardo en el pueblo de Linas de Broto, a 10 minutos de Torla, donde ya me estaba esperando Abel. Él venía de Benasque, de intentar hacer todos los picos del Russell, y llevaba ya tiempo mirando y fotografiando croquis de vías de escalada de Ordesa. Él ánimo se nos encogió por completo porque se puso a llover un poco mientras cenábamos allí. Cuando terminamos las 2 jarras de cerveza nos fuimos a dormir al parking de Torla dentro del coche de Abel (una vez quitados los asientos de atrás quedaba espacio suficiente), con el objetivo de coger el primer autobús hacia la pradera, a las 6:00 de la mañana. Apenas subimos 6-8 personas a esa hora. El cielo estaba encapotado y no presagiaba nada bueno. Estuvo amenazando lluvia toda la mañana y hacía bastante fresco, tanto que escalamos con el forro polar puesto y aún así en las reuniones, parados, nos quedábamos pajarito.

Foto del Circo de Cotatuero desde la Faja de Pelay con los caminos de subida (rojo) y bajada (lila)

Empezamos a andar a las 6:30, aún sin amanecer, con las frontales encendidas. Enseguida llegamos a la bifurcación donde comienza el camino a Cotatuero, marcado por una virgen, y que atraviesa un mágico bosque de abetos gigantescos.

Amanecer en Ordesa

Al poco de pasar la cabaña de madera, vimos un indicio de sendero a mano izquierda que atravesaba una pedrera. Lo cogimos y dejamos ahí las mochilas grandes. Nos pusimos los arneses y todos los zarrios y seguimos por ese camino pensando que era el verdadero. Al llegar unas pequeñas cascadas nos dimos cuenta de que en realidad el camino pasaba un poco más por encima. El espolón de Primavera se destacaba con claridad al fondo y nos indicaba continuamente la dirección a seguir.

Justo debajo de él se coge una canal evidente a la derecha y se atraviesa un primer murallón rocoso por una hendidura que en principio se veía tan fácil que decidimos tirarla en zapatillas y sin cuerda (a pesar de que en todos los croquis marcaba que ese paso era de IV y se recomendaba sacar la cuerda hasta llegar a una reunión de dos spits rojos).

La canal buena es la de la derecha, la más pequeña

Pronto nos tuvimos que bajar del burro, parar, montar reunión en un sitio incómodo y sacar la cuerda porque el paso era un poco expuesto, tiraba hacia atrás y no había demasiadas presas.

Llegando al paso donde tuvimos que sacar la cuerda

Una vez superada esta última dificultad una franja herbosa nos dejó a pie de vía. O lo que nosotros supusimos que era el comienzo de la vía (porque no había ninguna indicación: ni un clavo, ni un cordino, ni por supuesto el nombre pintado en la roca como en el Dent d’Orlu). Sin embargo, había una referencia muy evidente: un pino enorme en mitad de la pared marcaba el final del 2º largo, y por lo tanto, hasta ahí había que llegar.

Croquis de la vía con los largos que nosotros hicimos pintados cada uno con un color diferente

Elegimos el diedro que nos pareció más fácil. Aún así se le veía severo, con la pared derecha muy lisa, así que le “dejé” a Abel abrir ese primer largo. Nuestras primeras impresiones se confirmaron y para poder salir de ese diedro que se suponía de IV+ tuvimos que “acerar” un par de friends.

Abel en el supuesto 1er largo, aunque creo que este muro se esquiva subiendo por la hierba

El siguiente largo me animé yo a abrirlo, marcaba V-, si no me animaba ahora no me animaría nunca. ¿Y no había venido hasta ahí para escalar? Salida de la R1 fácil, luego franja de hierba, luego muro con varios diedros donde elegir y de difícil protección. Y ahí empezó el canguelo: miro por aquí, miro por allá… el tiempo pasaba sin que yo me terminara de decidir. Y Abel, el muy buenazo, esperando. Por fin me animé y en un pis-pás superé el paso que tanta indecisión me había causado. Nueva franja herbosa, cinta en un pino y nuevo diedro, más liso, más vertical. Vi un cordino en un puente de roca y Abel a gritos me indicó que era el diedro correcto, que ese puente de roca aparecía en el croquis. Eso me animó, pensé que sólo tenía que llegar hasta el cordino, acerarlo y tirar para arriba. Llegar hasta el cordino no fue tarea tan fácil, resoplando más que una ballena conseguí alcanzarlo, justo para darme cuenta que el cordino estaba totalmente desfeluchado y a punto de partirse. Con los pelos de punta, saqué un friend a toda prisa, lo enganché en la fisura inclinada pegada al cordino y me colgué de él resoplando de nuevo: buf, buf. Cuando me repuse del susto miré hacia arriba y nueva indecisión ante lo que aún me quedaba de diedro. Total una hora de largo: si eso era escalar…

Nuestro 2º largo, casi seguro empalmé el L1 y el L2

Visto el percal le dije a Abel que tendría que tirar él todo el resto de la vía de primero. Abel lo entendió y ni se quejó. El 3er largo es muy corto: se sale por la izquierda del pino, se supera unos pocos metros y se vuelve a la derecha, en una repisa.

Una reunión formidable: un cordino viejo colgando de un clavo que se movía. Abel la reforzó con un cintajo a un pino y un fisuro.

El siguiente largo era el clave, el más duro: un diedro bastante liso y vertical que terminaba en un techo que según el croquis se salvaba en bavaresa (6a decía el croquis, je je: anda que no he visto 6bs más fáciles): un cordino viejo falcado en un viejo taco de madera era él único seguro fijo del paso (bueno, también había un clavo antes del paso, pero la verdad es que estorbaba más que otra cosa porque estaba bastante apartado de la vía y tuve que esforzarme para deschaparlo). Me colgué del taco y de todos los friends que puso Abel. Tengo todo un reportaje fotográfico de este largo que me hizo Abel mientras se suponía que me estaba asegurando. El paso era como si el techo de la escalera se separara de la pared y dejara una grieta entre ambas: para superarlo en libre no tienes más agarres que empotrar la mano dentro de la grieta y colocar los pies en oposición entre el techo y la pared. ¡Y todo eso colgado!

Comienzo del L4, apenas se ve la cabeza de Abel

Desde el mismo punto hacia arriba cuando yo pasé, lo que me quedaba todavía

Típico ambiente de Ordesa: ¡toma patio!

En la R4 contentos de haber superado el largo más bonito y difícil

¡Ya se han terminado las dificultades de la vía! -me dijo Abel nada más llegar yo a la reunión-, a partir de aquí, a disfrutar. Yo miraba el siguiente largo y no me lo terminaba de creer. Abel lo encaró con mucha soltura, superando fácilmente todas las dificultades: espatarrándose en oposición, empotrando la espalda, los pies, la rodilla… todo un repertorio de movimientos de escalada en diedro-fisura.

Abel atacando el L5 y L6, los empalmó

Sin embargo, fue el largo con más incidencias: se suponía que tenía sólo 40 m, pero no encontró la reunión (supusimos que tenía que ser un único clavo que encontramos en mitad del diedro), así que siguió para arriba y acabó empalmando 2 largos, se le terminaba la cuerda, se embarcó hacia la derecha, intentó superar un pequeño desplome, se le hincharon los brazos y se cayó mientras intentaba destrepar (yo no noté ningún tirón en la cuerda, sólo que sus dos cuerdas cayeron un buen trozo de repente) y se quedó colgando de un fisurero, siguió buscando la reunión, llegó a una terraza con un pino, pero la cuerda no le llegaba hasta él, en la pared no había fisuras donde colgar friends o fisuros y al final montó reunión pasando las cuerdas alrededor de un gran bloque, deseando mentalmente que yo no pegara muchos tirones al subir. Hacía viento, no le veía, estaba lejos y no le oí ni cuando gritó reunión ni cuando gritó para que empezara a escalar. Sólo noté los continuos tirones en las cuerdas, desmonté la reunión, di un par de pasos, las cuerdas se tensaron enseguida y tuve que imaginarme que Abel me estaba asegurando, como así era. La dificultad del largo se suponía de V, pero era muy mantenido, con tramos muy lisos en los que había que empotrarse. En uno de ellos me quedé sin saber salir de él y me colgué de la cuerda roja de Abel. Es la técnica que jocosamente llamo de “cuerda auxiliar”: me agarro a una de las dos cuerdas y Abel me recoge la otra, cuando llego a un sitio más cómodo Abel recoge también la cuerda por la que he trepado. Ya me imagino la cara de susto de Abel cuando en su precaria reunión notó el fuerte tirón que le di a la cuerda roja. Afortunadamente no tuve que recurrir a esta “técnica” más que en un par de pasos contados y Abel me pudo explicar todo cuando llegué por fin a su altura.

Abel explicándome los pormenores de su caída, encima de la precaria R

En la explanada de la R6, la Fraucata al fondo

En la explanada hicimos unas cuantas fotos y examinamos el último largo que nos quedaba: una fisura de IV+. Abel me preguntó si quería tiararlo, que lo veía asequible para mí. Amablemente rechacé la invitación, no sin antes preguntarle si se encontraba psicológicamente bien después de la caída. Fue un largo disfrutón: Abel disfrutó abriéndolo de primero y yo lo disfruté y lo liberé escalando de segundo. Tenía un paso de bavaresa típico: la fisura vertical, las dos placas del diedro lisas… fácil, si se escala de 2º, no creo que lo hubiera liberado de 1º.

Nada más llegar a la última reunión, otro pino más, nos quitamos los gatos, recogimos las cuerdas y trepeteamos hasta la plataforma herbosa final. Eran las 5 de la tarde, habíamos empezado a escalar a las 10,30 así que habíamos tardado 6h y media, no estaba mal. Allí nos esperaba otra sorpresa: un grupo de 3 guardia civiles del GREIN que estaban esperando al helicóptero después de hubieran recogido todo el material empleado en el rescate del fallecido de la semana pasada. Nos hicimos fotos.

Al fondo el Pico de la Espalda

Volví a comer, de hecho me terminé las lonchas de queso que llevaba (nunca mais una pájara como la del Dent d’Orlu), hicimos muchas fotos y después de media hora emprendimos el camino de bajada que transitaba al filo del precipicio por una franja herbosa recorriendo todos los entrantes y salientes del Circo de Cotatuero hasta desembocar en las famosas clavijas.

La cascada de Cotatuero desde la R3

Hicimos el recorrido impresionados por la grandiosidad del paisaje, enormes paredes por cualquier sitio que mirásemos, y felices por haber sido capaces de completar (aunque yo con trampas) una vía tan bonita (aunque si esta es la vía más asequible del valle creo que no voy a poder repetir muchas veces este sueño). Estas clavijas eran el otro punto interesante de la jornada: llevaba mucho tiempo deseando pasar por ahí, ya había pasado por todas las demás clavijas del valle, sólo me faltaban éstas, las más famosas. Tenía curiosidad por saber si me iba a causar tanta impresión como sugerían las múltiples fotografías del paso que había visto a lo largo de los años. Y la verdad es que no me causaron ninguna impresión: fue muy sencillo.

Continuamos bajando hasta llegar al lugar donde habíamos ocultado las mochillas. Metimos todo el material en ellas y seguimos hacia la pradera, a la que llegamos a las 20:15, es decir, habíamos tardado casi 14 h entre escalar, aproximar y bajar.

El Tozal del Mallo, ¿para cuándo este sueño?

Una actividad muy completa que necesitó una reposición de sales minerales en condiciones: una jarra de cerveza de ½ L mientras esperábamos al siguiente autobús a Torla. Allí montamos una cena generosa a base de latas de mejillones, navajas ¿ y una buena cacerolada de pasta y sofrito de tomate que mojamos con un par de latas de cerveza, que tuvimos la preocupación de comprar en un bar de Torla, pero huérfanos de pan, del que no nos preocupamos hasta que lo echamos en falta cuando abrimos la primera lata. Así somos nosotros, nos preocupamos más de la cerveza que del pan. Ya lo decía el gran Alberto Pérez:

Todas las cosas tratamos

cada uno según es nuestro talante

yo lo que tiene importancia

ella todo lo importante

De postre un vasito de pacharán mientras veíamos en el portátil de Abel las fotos de la jornada, saboreando cada paso, cada diedro, cada paredón. Al día siguiente, después de desayunar en una bocatería con terraza a pie de carretera, me bajé a Zaragoza y Abel se quedó para aprovechar el día tan estupendo que salió y subir a las Gabietos. En Huesca hice una parada para saludar a María que llevaba varios días pateando también por el Pirineo. Un fin de salida estupendo. Otro sueño precioso que he conseguido realizar. ¿Qué más se puede pedir?

Webs con reseñas y/o fotos de la vía:

http://www.inazio.com/images/pri01.jpg

http://www.puiseux.name/loisirs/topos/vrac/09.Pyrenees-Aragon/03.Ordessa/Ordessa.Gallinero.Espolon_Primavera.pdf (buen croquis a mano)

http://www.slideshare.net/atxarte/ordesa-dos-de-dos/ proyección de diapos de la vía

http://andorranosenlacima.blogspot.com/2007/01/pilar-de-primavera-ordesa-octubre-2006.html piada con algunas fotos chulas

1 comentario:

chema dijo...

mas fuertes que el vinagre!!!! me kawen la mar, este finde la queremos hacer mi hermano y yo, lo ves factible?? o hay ke pretarle muxo?? espero respuesta un saludo iñaki!