miércoles, 25 de julio de 2012

Directa Ansó y la Arista E de Peña Ezkaurre

Finde de conejadas sin límite en Ansó

Arista Este de Peña Ezkaurre con el valle de Zuriza al fondo,
más al fondo, medio tapado por las nubes, la Mesa de los Tres Reyes

Después de varios intentos infructuosos de convencer a Jorge para repartir el finde e ir primero a hacer la vía Valle de Tena a Peña Foratata el sábado y el domingo la Directa Ansó, tuve que claudicar, al fin y al cabo ellos llevaban el coche, jjj, y me acoplé al paquete "Ansó completo". Más tarde me enteré que Abel también apoyaba las tesis de Pincho y claro, estaba en total minoría.

Directa Ansó 
6a+/V+ obligado, 170m
Totalmente desequipada, excepto las reuniones y algún clavo suelto 
(y ahora también un friend en el L1)
La descripción de la aproximación y de los largos la podéis encontrar aquí
Poco antes de las 11 llegamos los 4, Abel, los rasmias y el agüelo al precioso y navarril valle de Ansó. El párkin más cercano al camino de acceso estaba petado y nos tuvimos que ir un poco más adelante y aquí empezaron ya las conejadas. Sabíamos que teníamos que buscar un hito, pero ignorábamos que hubiera dos y elegimos el equivocado, el que está más arriba. Al principio todo iba bien, hasta había un cable negro guiando nuestros pasos por el espeso bosque. En pocos minutos llegamos cómodamente, demasiado cómodamente porque en las reseñas ya habíamos leído que era imposible salir sin arañazos, al pie de la pared. El problema es que estábamos muy alejados de la vía y tuvimos que flanquear, lo más cerca de la pared que pudimos, todo el bosque de boj y ganarnos nuestra colección de arañazos en brazos y piernas.

Cuando por fin llegamos al pie de vía descubrimos la romería de gente que había: 6 cordadas contando las dos nuestras. Así que todos, los que habían madrugado y estaban ya terminando la vía y los más tardones que estábamos esperando para entrar, nos lo tomamos con paciencia. Unos tuvieron que esperar para rapelar y otros para escalar. Sorprendentemente todo se resolvió sin ningún problema, nadie adelantó a nadie ni nadie cruzó sus cuerdas con las de nadie.

Croquis de la vía
La vía transcurre por un sistema de fisuras y diedros fisurados de roca casi perfecta, excepto el último largo que comienza con una placa técnica (el único paso que se me resistió) y luego una serie de bloques inclinados de pasos raros. De todos los largos de la vía, éste, el último, fue el que menos me gustó (todo el mundo sabe que no me llevo muy bien con las pplacas). Abel y yo nos repartimos los largos como buenos y antiguos amigos: para él los más duros, los impares, y para mí los más asequibles. Los largos que abrí se dejaron hacer, el L2 con un poco de estrés y menos mal que el tramo durillo es muy corto, apenas unos 5m, si no el disfrute se me hubiera acabado pronto, y el L4 disfrutón disfrutón (estuve apunto de no abrirlo porque aún no me había recuperado de los apretones finales del L3, donde la pared se pone realmente vertical). Abel y yo llevábamos repetidos todos los friends excepto el 4 y los dos C3 los usamos tanto en el L2 (soy un cagueta), como en el L3 junto al C4 (para relax de los rasmias porque se los dejamos puestos).

Abel y el agüelo esperando para poder entrar en la vía (Rasmias pictures)
Los rasmias escondidos en el bosque
Abel al pie de vía
L1, primeras fisuras facilonas
Abel nada más pasar el clavo y a la altura del friend empotrado
El agüelo en los 1os metros del L2 mientras Jorge está apunto de llegar a la R1
El agüelo recuperando sensaciones en el L2, una vez pasado lo duro
(yo monté reunión no en el clavo, sino unos metros antes, anudando unos cintajos en unos bojs)
Comienzo del L3, una fisurita vertical roma,
el tomate de verdad estaba más arriba
Abel se resistió a agarrase a la sabina y apretó y se retorció para superar este paso
El agüelo pasando un "poquito" de estrés en el final del L3.
¡menos mal que la pared de la izquierda agarraba como una lija!
Pincho prefirió empotrar en la misma zona
Abel a mitad del L4
La romería madrugadora montando el último rápel en la R2
La cordada de los agüelos en la R4

Abel apretando en la pplaca de inicio del L5
La alegre pandilla en la última reunión

Rapelamos sin ningún problema, para algo éramos los últimos. Como ya habíamos leído de diversos problemas de enganches de la cuerda en lajas y encinas, montamos 4 rápeles: de la R5 a la R4, de la R4 a la  R3, de la R3 a la R2 y de la R2 al suelo. Encontramos, más o menos, lo que debía ser el camino de verdad y aumentamos nuestra cole de arañazos. A la noche nos dimos un festín con las migas que nos preparó Jorge. Ana llegó pasadas las 12 de la noche y terminó las sobras. No teníamos mucha hambre porque ya nos habíamos tomado unos bocadillos y unas cerves en el pueblo.

Cenando de lujo gracias a los rasmias

Al día siguiente queríamos hacer la Estel y nos dirigimos hacia Zuriza y de ahí al collado de Argibiela, donde dejamos el coche. El camino, el mismo de la normal a la Peña Ezkaurre, empieza unos metros más abajo y está marcado con pintura roja y blanca. Al cabo de unos minutos llegamos a un claro del bosque en un collado desde el que se divisa todo el macizo calcáreo de Peña Ezkaurre. Seguimos por el amplio sendero unos minutos más hasta que en mitad de una pronunciada cuesta nace el sendero, bien marcado con un hito grande, que nos lleva a las vías. EL croquis indicaba que había que cruzar 3 pedreras y en la 3ª subir. Empezamos a contar pedreras: una... dos (esta era muy pequeña y nos entran dudas)... tres... Vemos un sendero muy marcado y tiramos para arriba (2ª conejada). Subimos y subimos por esa pedrera infame y no veíamos el momento de salirnos de ella hacia a la izquierda como indicaba el croquis (claro, como que no estábamos subiendo por la pedrera adecuada, sino por una antes, la de bajada de las vías). Al final vemos un terreno más apto para desviarnos y enseguida vemos un hito y un parabolt. Desconcierto total. Miramos hacia arriba y eso no se parecía nada ni a la Estel ni a la Esminu (llevábamos croquis de las dos vías). Investigamos, vimos más hitos que llevaban a ningún sitio, preguntamos a gritos a una cordada que iba por encima de nosotros... No sacamos nada en claro. Así que dicidimos tirar hacia arriba, fuera lo que fuera la vía donde nos encontrábamos.
La vía resultó ser la Arista este de Peña Ezkaurre, según nos confirmó a mitad de arista Ibai, que iba con un compi subiendo sin cuerda. Como no llevábamos reseña alguna le preguntamos también por el grado y nos indicó que la dificultad era de IV y que al final había un rápel de 60m. Ellos siguieron a su ritmo y rápidamente los perdimos de vista y nosotros continuamos más tranquilos por un lado sabiendo que no nos estábamos metiendo en ningún berenjenal, pero totalmente frustrados por otro ante la confirmación definitiva que estábamos fuera de cualquiera de las dos vías que queríamos escalar.
Una vez asumido esto, nos relajamos y disfrutamos de una jornada sin estrés y de unas vistas espectaculares de estos valles occidentales del Pirineo aragonés. La vía discurre por placas más o menos tumbadas, de roca súper adherente y con los pasos más duros protegidos por parabolts o similares. 
Pasamos delante del final de las vías de Esminu y Estel y seguimos escalando hasta llegar a unas agujas que se flanquean andando. Atravesamos una loma inclinada y llegamos al rápel después de una corta trepada. El rápel tiene su miga porque si se baja recto terminas en el cortado, hay que desviarse hacia la izquierda después de descender unos 10m para llegar al collado.
En este punto empezaron las discusiones en el seno del grupo: las chicas abogaban por terminar ya la actividad e iniciar el descenso por la fuerte pendiente mitad herbosa mitad pedrera, y los chicos opinamos que era mejor llegar a la cumbre, que parecía asomarse a menos de 200 metros, y bajar cómodamente por la normal. Las convencimos e iniciamos la fácil trepada (sólo hay que superar un par de pasos de II/III). Para nuestra sorpresa ese pico al que subimos no era la cima (luego averiguamos que esa punta era el Gran Pitón) y que la verdadera cima quedaba aún bastante lejos. Sin reseña alguna el destrepe de ese pico nos pareció expuesto y decidimos montar un rápel y seguir el plan de las chicas. En poco más de una hora terminamos el infernal descenso y llegamos de nuevo a las comodidades de una senda en condiciones. Aún llegamos a tiempo para que la amable gente de la borda Chiquin nos sirviera un pedazo de comida a unas horas tan intempestivas como las 6 y media de la tarde.
Croquis de la Ariste E de Peña Ezkaurre,
el camino marcado indica descender el Gran Pitón
El recorrido que terminamos haciendo...
(ambas imágenes sacadas de aquí)
... y lo que teníamos que haber hecho para terminar la arista hasta la cima
(fotografía sacada de aquí)
 Iniciando la subida por el marcado sendero de la supuesta 3ª pedrera
 La pedrera no tiene pinta de acabarse nunca
 El grupo entero intentando averiguar dónde estábamos
 Iniciando el 1er largo de la Arista E sin saberlo, tumbadera total
 No todo es tan tumbado
 Ana en la divertida bavaresa del último largo, Jorge esperando su oportunidad
Vanesa en el mismo paso
Los parabolts de los aperturistas que protege la bavaresa
Abel en la travesía de la loma inclinada
En verde el rápel de bajada hasta empalmar de nuevo con el camino de subida, en rojo
El vertiginoso rápel
Camino a la supuesta cima
La única dificultad de la trepada, un paso corto de III
El agüelo en la trepada final al Gran Pitón,
abajo el recorrido de la Arista E
Abel el valiente, el primero en testar nuestro rápel improvisado,
la última en bajar fue Vanesa y se llevó el cordino bueno y 
el mosquetón que habíamos puesto para reforar
Bajando con precaución los tramos más verticales
¡Uf uf, por fin en el camino!
La infernal e interminable pedrera
Comiendo hasta reventar

miércoles, 18 de julio de 2012

Morata 2012 (IV)

 Abel, Guillermo y el agüelo
El año pasado por estas fechas ya llevaba más de una docena de visitas a esta escuela de deportiva tan conocida por los maños, y esta temporada, la que más salidas de escalada acumulo, voy solo por la 4ª. La he abandonado vilmente por Vadiello y Rodellar, he dejado sus placas grises por el cacho. Pero debido a su cercanía a Zaragoza sigue siendo la mejor opción para pasar una mañana cualquiera.
Además tiene un buen repertorio de vías de iniciación y esta vez se nos ha unido un compañero de trabajo de Abel, Guillermo, que no había escalado nunca. Casualidades de la vida es también el nieto del bibliotecario de Montañeros. 
Hemos ido directamente a la Peña del reloj a disfrutar de su sombra y hemos empezado en el sector de la izquierda con un IV+ muy largo y chulo y un V que Guillermo ha escalado sin problemas. Después nos hemos ido a tachar uno de los deberes que tengo todavía en Morata: Agujero tragón, 6b. Como la vía tiene unos alejes que ponen los pelos como escarpias Abel ha subido por el V+ de la izquierda, Boulding, y al bajar me ha puesto las cintas bien alargadas. Y después aún se ha atrevido a dar un par de pegues a Agobiator, 7a (¡qué titán!)

 Guillermo pasándolo mal en un pasito de Boulding, V+
 El agüelo encadenando Agujero tragón, 6b
Abel bicicleteando de un bidedo, izquierda, y un monodedo, derecha, en Agobiator, 7a

jueves, 12 de julio de 2012

Vía Grouller, Pared Jurda

Pared Jurda; en rojo los 3 largos de la Vía Grouller que hicimos,
en verde, el largo que nos faltó

Primera salida al Piri desde hace muchos muchos meses. El destino, el Midí, que para algo lo tenemos cerquita. Pero nada más salir de Zaragoza y acercarnos a Huesca comienzan las primeras dudas: hay unos nubarrones feos feos tapando la Sierra de Guara. Nos llama Javi, que ha dormido en el Portalet, para decirnos que hace mucho frío y viento. Parada para dialogar y tomar decisiones. Pedro es el más valiente y nos anima a seguir. Vistas desde Monrepós, descorazonadoras: todo tapado.  Vamos dando partes meteorolótgicos en vivo a David y Beto que tienen intención de vivaquear en el Balaitous. Al llegar al Portalet nos convencemos, por fin, que tendremos que dejar el Midí para otra ocasión. Debatimos alternativas tomando un café en la furgo de Javi y Carla. Forronías lo conocen todos menos yo, descartado. Abel propone ir a la Pared Jurda ya que recuerda haber visto alguna reseña del Luichy.
Y así, sin controlar el camino de aproximación, sin saber dónde está el pie de vía ni tener un croquis de ella nos lanzamos a la aventura (¡todo sea por no volver a casa!). La mañana avanza y ya hemos amortizado la madrugada.
Javi y Abel tomando un cafecito al abrigo de su furgo

La aproximación sed inicia en Santa Elena, cruzamos el puente y seguimos la pista que nace a la derecha, cruzamos la verja y llegamos a la campa donde se encuentra el dolmen y donde tenemos que dejar el coche. Pasamos la barrera y seguimos la pista a través de un precioso bosque de abetos y pinos hasta llegar al cabo de una hora a un refugio libre. Un hito enorme al final de este prado nos indica el camino a seguir, cruza el cauce seco del río, cruza otro arroyuelo seco y sigue por un prado hasta el linde del bosque. Nosotros seguimos hacia la izquierda, en vez de tirar recto hacia arriba por un senderuelo, hasta llegar a una pedrera muy vertical que seguimos hacia arriba confiados porque íbamos encontrando unas flechas naranjas. Esta fue la primera embarcada del día, porque las flechas y la pedrera nos llevaron a otra vía. Después de investigar a derecha a izquierda durante varios minutos decidimos descender y buscar por otro sitio. A Javi y Carla que venían un poco mas atrás les ahorramos unos pocas decenas de asquerosa pedrera. A medio descenso Javi nos grita que ha encontrado el pie de vía. Hacedmos el jabalí a través de un tupido bosque de bojs y llegamos a otra pared donde encontramos restos de los nombres de las vías pintados en ella. Faltan la mitad de las letras, pero Abel llega a la conclusión de que ésa era la vía y le tira con ganas. 
Pero estaba claro que hoy no iba a ser un gran día. Fue, de hecho, el menos mardano de nuestros días: que Abel no ve un paso, nada de rirtarle "tira, tira, seguro que te sale", sino, "no pasa nada, bájate"; que a Pedro le duele mucho un dedo por los gatos y no puede seguir, no pasa nada, "Carla, tírale un cabo"; o "que son las 5 de la tarde, nos bajamos y que le den al último largo". En ese plan. 
Primera chapa, segunda, tercera... uf uf... esto no parece V+... acerete! Otra chapa y otro acerete. Se cuelga, no ve el paso y oye Pedro mejor que le des tú. Sube Pedro, más uf uf, sube una chapa más hasta que nos dice "en la siguiente chapa hay un mosquetón, paso la cuerda y me bajo, esto no es V+". 2ª embarcada. Mientras, Javi, aburrido como un hongo, investiga por la pared y a 10 m encuentra lo que parece, esta vez sí, el comienzo de nuestra vía. Mientras nosotros recogemos los trastos Javi y Carla comienzan a escalar.

La pista discurre por un agradable bosque de abetos
Pedro en la campa donde se acaba la pista, con el refugio libre y al fondo la Pared Jurda:
en azul el sector al que llegamos siguiendo una pedrera infernal,
 en rojo, el sector donde se encuentra nuestra vía
Pedro echándole humor a la embarcada, a la pedrera y a los erizones
Abel en el primer largo de... ¿qué vía?
Pedro, Javi, Carla esperando a que Abel se baje de una vez

Croquis de Luichy de la aproximación y de la vía (que no pudimos usar nosotros)

La vía está bastante bien equipada, pero es conveniente llevarse friends medianos para ciertos alejes

L1, V/V+, 35m. El largo empieza atravesando una tupida banda de bojs, y después de encaramarnos a una placa con cazos como cuevas seguimos en travesía inclinada hacia la derecha por un romo canalizo. Hay pasos largos, hay pasos finos, hay más cazos hasta llegar a la reunión: un largo divertido con el suficiente aleje entre seguros, puentes de roca, como para estar contento de no haberlo tirado yo de primero. La roca, excelente.
L2, 6a ¡JA!, 35m (Pedro le subió un par de graditos). El primer tramo es sencillo, pero con más alejes. En cuanto superamos la grieta horizontal y superamos unos pocos pasos en bavaresa empieza el tema: todo romo, sin presas para las manos... menos mal que la roca es buena y que tengo la cuerda por arriba! Aún me van saliendo un par de pasos.
L3, 6c al principio y Ae al final, 25m. Los seguros están tan cerca que me permiten llegar de uno a otro acerando. Pedro y Abel aún tienen ganas de intentar las primeras chapas. El largo acaba en una ancha repisa herbosa equipada con un pasamanos de sirga metálica. Creemos que es el fin de la vía y cuando empezamos a rapelar vemos los parabolts del último largo que el croquis marca de 6a.
Seguimos bajando sin ningún remordimiento ni pena y terminamos la tarde reponiendo fuerzas tumbados al solecico en la campa del dolmen. Una pena que Javi y Carla se tuvieran que ir antes.
Nunca me acuerdo de lo mucho que hecho de menos el Piri hasta que no vuelvo a él.

Pedro, medio escondido, entre los matojos del comienzo del L1
Carla superando la primera dificultad del largo,
al fondo Javi, en la R1
Abel casi al final del L1

 Pedro al inicio del L2
 Placa, placa, oye
 Pedro y Abel buscando algo a lo que agarrarse en el L3, 6c, dicen
 En nuestra última reunión, la R3
 Pedro rapelando
 Los 3 en el dolmen