domingo, 26 de febrero de 2012

El espolón del Adamelo: que 120 años no es nada

La panda al completo antes de salir del párkin de Riglos:
Ana "enfermera", Javi "militar", Azu, Vane, Beto, Jorge, Abel y el agüelo

Para ser exactos, 122 años, que es la suma de las edades de la cordada "viejuna", integrada por Abel, Beto y el agüelo, que el sábado 25 de febrero de 2012 consiguió una hazaña que bien merecería figurar en la portada de Desnivel: los 3 conseguimos pasar la Panza del Pijo del Espolón del Adamelo, la vía más fácil que sube al mallo Pisón en Riglos, sin usar el estribo y ni siquiera acerar. Todas las guías y croquis le dan una dificultad de V+ al paso, pero cómo no, a nosotros nos pareció más, mucho más: 6a, 6a+... lo que nuestro ego quiera.
Este logro no hubiera sido posible sin el apoyo y los ánimos de la cordada "rasmia" integrada por Jorge, Vanesa y Azu, que iban por delante de nosotros, y la de Javi "militar" y Ana "enfermera" que subían por la Panny, sin poder vernos, pero que aún así nos tenían en su pensamiento.De hecho, el verdadero "culpable" fue Jorge, que iba ya con el objetivo de encadenar la famosa panza, y cuando lo logró nos animó al resto a imitarle (yo, voy a reconocerlo, llevaba en el arnés el estribo bien preparado para usarlo en ese paso sin más contemplaciones).
Con el calorcillo y semejante compañía el buen ambiente y las risas estaban aseguradas de antemano. Por si acaso fallaban las fuerzas tiramos de un estupendo preparado energético en forma de bocadillo de jamón; se echó en falta la bota de vino.
Antes de pasar a la sección de historias del abuelo cebolleta, comentar que el brillo de nuestra gesta alpina se vio empañado, ligeramente, por no haber podido llegar a cumbre. Éxito que sí pudieron saborear las otras dos cordadas.

 Croquis obtenido de la web de Corazón de roca
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Actividad: escalada del Espolón del Adamelo (y la Panny Haus), Riglos (Huesca)
Integrantes: Abel, Ana "enfermera", Vanesa, Jorge, Javi "militar", Azu, Beto y el agüelo
Fecha: sábado 15 de febrero de 2012
Dificultad: V+/V-A0
Equipamiento: parabolts, pasos duros bien protegidos, reuniones rapelables con dos argollas
Material: 10 cintas, alguna extensible para prevenir roces de la cuerda, y dos cuerdas de 60 m.
Tiempo: unas 5h hasta cima, los que llegaron.
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El mejor sitio donde leer sobre la historia, el origen del nombre, y otras curiosidades de esta vía, y sobre cualquier otra de Riglos, es el blog de A0 a vista.

El plan partió de los Rasmias y nos fuimos añadiendo los demás. Abel y yo con motivos extras. Esta fue nuestra segunda vía en Riglos y la primera en la que nos encordamos juntos. Esto fue allá por agosto del 2005. Yo había empezado a escalar ese mismo año: en marzo me animé a bajar al tablón del club (en Montañeros de Aragón), en abril hice un par de salidas a Morata de Jalón y en mayo ya estaba embarcado en mi primera vía en Riglos: la Normal a la Aguja roja. Con este bagaje, a todas luces escasísimo, me animé a mi primer "mallo grande". En estos casi 7 años transcurridos han cambiado muchas cosas y he compartido infinidad de vías con Abel, todas con él como líder de cordada. Ayer me tocó a mí, por primera vez, asumir ese papel, junto con Beto, porque Abel aún está recuperándose de su accidente del año pasado. Yo abrí los 3 primeros largos (los de mejor roca) y Beto los 4 restantes, mal negocio para Beto. 
Esta no fue la única diferencia. Donde ayer todo fueron risas y ambiente relajado, hace 7 años fue canguelitis. Hace 7 años me impresionó todo de la vía: la altura, las panzas, los alejes... No estaba relajado ni en las reuniones. Como no sabía hacer la cigüeña, al subirme al pedal que me colocó Abel para ayudarme a superar la Panza del Pijo, hice la zarigüella: eso se movía como un columpio. Estaba acojonado, colgado como un chorizo a decenas de metros del suelo, que lo veía muy muy lejano, y me agarré a mi propia cuerda para salir de ese infierno de una vez. La siguiente panza, la del Cabrón, también se me atragantó. Todo el estrés que había cumulado había agarrotado mis desentrenados antebrazos y los había dejado inservibles a esas alturas de la vía. Una cordada que venía por detrás me ayudó señalándome las mejores presas y Abel coloboró también tirando de mi cuerda como un descosido. Esta vez fuimos nosotros los que tuvimos que esperar, y desesperar, detrás de una cordada de franceses que iban más lentos que nosotros. A los Rasmias les dejaron pasar a la altura de la tercera reunión, pero nosotros nos quedamos detrás. Los Rasmias tuvieron tiempo de hacer cumbre y nosotros no. Cosas que pasan. Podíamos haberles pasado sin pedirles permiso, por encima de sus cuerdas,  como tantes veces nos han hecho a todos en tantas y tantas vías (especialmente por parte de franceses), pero a pesar de de Abel clamando venganza, decidimos relajarnos y disfrutar de la espera (de ahí que echáramos en falta la bota de vino). Esta vez nos tocó a nosotros ayudar al segundo francés, parecía que iba tan impresionado como yo hace 7 años, a superar la Panza del Cabrón y de paso les instalamos también todos los rápeles de bajada.
Lo peor fue que nos perdimos las cervezas de rigor y Beto, Javi y Ana la degustación de las impresionantes migas que nos prepararon los Rasmias.
De aquella jornada remota del 2005 no quedan fotos (aún no teníamos ninguna cámara digital, yo llevé un móvil con cámara, pero desgraciadamente ese móvil murió pocas jornadas después sin que hubiera podido volcar las fotos a un ordenador), ni relatos (en ese época no había aún plataformas que facilitaran tanto la publicación de blogs como blogger o wordpress), sólo quedan unas pocas cintas exprés a medio aún de Abel y los participantes, incluido Víctor, que ahora vive en Madrid pero que de vez en cuando nos visita.

 La cordada más rasmia en el L1
 Abel concetrado en una de las muchas panzas del L1
 La famosa panza del Pijo, vista desde abajo (Azu y Jorge)
 ... y visto desde arriba (Abel y Beto)
Presa clave: ese pequeño agujerito romo en el que sólo entran 2 dedos
  La cordada 120: Abel, Beto y el agüelo en la R3
 Abel superando con estilo la Panza del Cabrón, 
comienzo del L4
 Beto disfrutando de los largos fáciles que le dejamos, primeros metros del L5
(al fondo , la cordada de franceses)
 Abel superando la panza de llegada a la R5
El último largo es una trepeteada por terreno descompuesto
(al fondo, el pueblo de Riglos y el río Gállego)



 Beto inciando el rápel más famoso de Riglos
 
 .... el rápel volado de casi 60 m (en la imagen uno de los franceses)
Por la izquierda se aprecia el Espolón del Adamelo y al fondo el mallo Pisón
 Jorge y Vanesa preparando las suculentas migas

 Los 5 suertudos que disfrutamos a gusto de las migas y del vino
(yo no debería estar en esta foto, pero en la fiesta me colé)
En verde la ruta de ascenso, en azul la de los rápeles

miércoles, 22 de febrero de 2012

Finde completo, finde comansi

Poco más de un mes sin actualizar el blog porque llevo poco más de un mes sin hacer nada que reseñar debido a una inoportuna lesión muscular en el gemelo izquierdo. Bueno, nada no.
Un par de tardes de entrenamiento en el tablón sin que el quejica de mi gemelo dijera ni mú y una invitación de Juan y Patri me animaron a volver de nuevo a escalar. El día fue un éxito, no sólo disfrutamos de nuevo de una jornada al sol de invierno, no sólo no tuve noticias de mi gemielo, sino que además descubrí el 6a más chulo de Morata, Rocalia en la Pared del túnel, y pude tachar uno de mis deberes, Vall de fierro en el Puente de roca. El encadene se debió gracias al ánimo e insistencia de Adrián, al que no había visto en 4-5 años. Adrián consiguió que volviera a intentarlo por 4ª y última vez con la consabida máxima de que vía que no va al bolsillo, va a los antebrazos. 
Al día siguiente cambié totalmente de actividad y me calcé los esquís para disfrutar de las pistas y telesillas de Astún junto con Dani "Bull". Los dos acompañamos a Ana, Jorge y Vanesa en su jornada de entrenamiento y les vigilamos desde las alturas de los telesillas para comprobar que no les pasaba nada. Nos juntamos todos en la cima de la Raca para compartir su única bajada, que fue una de las peores debido al mal tiempo. Después de unas raciones de papas bravas al colorcito de una cafetería a pie de pistas aún me animé a realizar un par de bajadas más para completar la visita a Astún antes de dirigirnos a la verdadera parada de repostaje en el bar Mi Casa, en Sabiñanigo (donde con un poco de amabilidad te atienden casi a cualquier hora).

 Juan en la estupenda vía Rocalia
 El agüelo apretando en las pequeñas presas de Vall de fierro


 Júnior, Adrián y el agüelo más contento que chupitas
 Juan, Patri, Júnior y el agüelo
 Dani y el agüelo sufriendo en las subidas
 A pesar del cansancio aún hay tiempo para las risas
 Los esforzados foqueadores reponiéndose del ejercicio
La cuadrilla al completo en el bar Mi casa a punto de disfrutar de un frugal almuerzo