sábado, 19 de diciembre de 2009

Renovación del panel de Montañeros

12 horas. Hoy me he levantado a las 13:45 después de dormir casi 12 horas. Parece mentira lo que hace el cansancio, o la edad. ¿Quién me mandaría meterme en este jaleo? Ésta ha sido la pregunta más repetida en mi cabeza toda esta semana. Toda una semana con ese horario infernal: por la mañana al instituto y por la tarde al club hasta la noche. Es curioso hacía casi un año que no bajaba al panel y esta semana he ido todos los días, pero no para entrenar, sino para pintar. Después de casi 20 años el panel por fin se renovaba. El responsable, Juan Korkuera. No sé cómo pero ha conseguido que la directiva dedique dinero y atención a ese oscuro nido de magnesio y suciedad al que llamábamos tablón y al que le había llegado la hora del lavado de cara: un albañil se había encargado de ampliarlo, ahora hay presas por todas las paredes y hasta por el techo!!!, y a nosotros nos tocó rejuvenecerlo con una capita de pintura. A todo esto le añadimos presas y colchonetas nuevas y el resultado está ya a la vista de cualquiera:
Y mañana a palillear un rato con Abel, Javi y Carla a descansar la mente.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Foqueo por Formigal (II)

Abel calzándose unos esquís después de mucho tiempo
Nueva sesión de entrenamiento en Formigal, pero esta vez con Abel. Sí, Abel forzado por las lesiones ha estrenado por fin sus tablas de esquí. Dejamos los madrugones para jornadas más interesantes y como el valle de Espelunciecha me lo tenía ya muy visto, nos cambiamos al de Sarrios para no repetirnos demasiado. Iniciamos la subida hacia el collado de Izas siguiendo la pista azul de Sarrios. El foqueo era sencillo porque el piso era regular y la nieve estaba dura,
pero en seguida nos desviamos por la ladera derecha fuera de pista y entonces salieron a relucir todas nuestras limitaciones: cualquier vaguada o pendiente un poco más pronunciada se convertía en una dificultad que nos exigía toda nuestra atención. En cuanto nos cruzamos con la pista Pico Royo nos dejamos de aventuras y volvimos a la trillada y facilona pista hasta el collado al que llegamos después de 1:30 h y poco más de 400 m de subida (je je, aproximadamente el doble de tiempo que tardó David el domingo pasado).
Descansamos un poco mientras hacíamos fotos a las preciosas vistas del valle de Izas
y realizamos la transición para bajar (quitar y doblar las focas, apretar las botas y cambiar las posiciones de las fijaciones) con muuucha tranquilidad. El descenso fue un poco complicado para Abel después de varios años sin deslizarse por la nieve y terminó un poco desilusionado.
Tanto que una vez de vuelta al párkin ya no quiso volver a calzarse los esquís con la misma escusa que yo le puse a David hace unas semanas, que ya era suficiente para la jornada de estreno de temporada (yo le entendí perfectamente) y se dedicó a tomar el sol al resguardo del frío viento mientras esperaba a que yo subiera foqueando hasta la zona Cantal en 20' y bajara en sólo 3 (una ruina caracolera esto del esquí de travesía, je je).
Va a ser difícil volver a ver de nuevo a Abel sobre unos esquís porque esquiar le motiva tanto como a Chema la deportiva.
P.D. David, ¡ya tengo solucionado el problema de la rozadura en mi espinilla!

jueves, 10 de diciembre de 2009

Formigal y Panticosa: un puente palillero

La recuperación de mi maltrecho hombro me hizo renunciar este puente a un par de planes jugosos: ir a escalar al solecito de Calpe (Alicante) con Abel o ir de travesía con David el sábado. En vez de eso no me toca más remedio que dedicarme al dulce vicio de dejarse subir por los telesillas y remontes. Me puse como excusa que tenía que empezar a mejorar mi inexistente técnica si quería algún día poder acompañar con garantías a los máquinas de David y amigos. Tenía previsto hacer la primera incursión a las pecaminosas estaciones el sábado aprovechando el buen tiempo, pero a medida que avanzaba la tarde del viernes me estaba entrando cada vez más pereza. Así que cuando David me llamó para preguntarme si no me importaba retrasarlo al domingo no le puse muchas objeciones. El plan era hacer una salida combinada a Formigal: yo iría a las pistas y el a foquear, yo me dejé 40 eurazos y a él le salió gratis, yo subía sentadito y él se dejó el alma aguantando el paso a un máquina más máquina que él, yo hice 9 bajadas y él 4. Pero a los 2 nos empapaba la fina lluvia que empezó a caer a media mañana así que decidimos abandonar pasadas la una del mediodía.
David acabó con una buena pájara (quizá por la acumulación de cansancio después de dos jornadas consecutivas o quizá por no beber nada de agua en todo el día) y no quiso ni salir fuera del coche para hacernos la foto conjunta de rigor.
El lunes aún salió peor día y dejé mi 2ª jornada pecaminosa para el martes. Previendo un gran atasco a la vuelta por ser el último día del puente me dirigí a Panticosa para tener un retirada más corta. Llego a la estación un poco antes de las 9 y no veo a nadie, ni en el párkin (casi vacío), ni en las taquillas, ni en el huevo, ni en la cafetería de arriba.
Vistas de Peña Telera desde el párkin de la estación de Panticosa
Mientras subía en el huevo me fui dando cuenta de la poca nieve que iba quedando: la pista que baja hasta el párkin seca hasta mitad de recorrido. De hecho estaban cerradas todas las pistas que llevan a la antigua cafetería. En cuanto me calcé los esquís empecé a comprender por qué era casi el único tonto que estaba ahí a esas horas: la nieve estaba dura como el hielo, seguramente debido a la lluvia caída el día anterior. Hacía falta hacer mucha fuerza con las piernas para realizar cualquier giro y para amortiguar el continuo traqueteo producido por todas las irregularidades de las pistas que mis esquís no podían cortar. Enseguida vi que no iba a poder salirme de las pistas pisadas por las máquinas. Poco a poco fue llegando la gente y me fui a la zona de Sabocos.
Lago de Asnos, helado. Sierra Partacua al fondo.
Al salir el sol la nieve se ablandó y fue más fácil esquiar hasta que se ablandó tanto que se puso pesada y lenta y vuelta a cansarme de nuevo. Así que una vez más no aguanté más allá de la 1 del mediodía. Además con el aumento de la temperatura y del número de esquiadores se fueron agrandando las numerosas calvas y apareciendo un mayor número de piedras que no siempre pude esquivar, para desgracia de las suelas de mis esquís que sufrieron las consecuencias. Al final daba penita ver los alrededores de la cafetería más marrones que blancos. La vuelta iba la mar de tranquila hasta que llegué a las cercanías de la cima del puerto de Monrepós donde me aguardaba una retención de casi 50 minutos. Parece que muchos más esquiadores habían tenido la misma idea: salir pronto para no pillar atascos.
Al fondo Garmo Negro desde el telesilla de Corona de Aragón

martes, 17 de noviembre de 2009

Espelunciecha

El agüelo en pose esquiadora con el Anayet atrás
Después de casi dos semanas de parón forzoso debido a dos lesiones musculares consecutivas, estoy hecho un agüelo, el domingo pasado (15 noviembre) quería salir sí o sí a probar las primeras nieves de la temporada. La meteo era nefasta así que sólo se apuntó David. Cuando ya habíamos conseguido quitarnos las legañas del madrugón, se puso a llover de forma persistente a la altura de Biescas, parecía que a la 3ª salida con mala meteo iba a ser la vencida y que finalmente íbamos a pringar. Mirándonos el uno al otro sin decirnos nada seguimos hacia arriba más por inercia que por otra cosa.
David y su bólido rojo en Portalet
En el Portalet el panorama no era mucho mejor: leve llovizna y un fuerte viento. Agarrándonos a la última opción que nos quedaba para salvar esa mañana de domingo y no volver con cara de idiotas a Zaragoza bajamos hasta el párkin de Espelunciecha. Mal de muchos consuelo de tontos: la vista de varios coches más nos animó. ¡Si hasta iba llegando cada vez más y más animados! La gente poco a poco salía de sus refugios sobre 4 ruedas y comenzaba a subir con desgana y nosotros hicimos lo mismo en cuanto cayó la última gota de lluvia. Formigal había pisado la nieve en sus pistas y éstas era lo único transitable que vimos en todo el día así que todos los locos por el esquí estábamos allí concentrados.
El pobre aspecto que presentaba Formigal
En algún momento hasta llegó a salir el sol y sólo nos arrepentimos de haber madrugado tanto. La subida fue como siempre: yo no acaba de coger el ritmo mientras foqueaba y a David le bastaba un par de zancadas en cada parada para sacarme varios metros, así que llegó mucho antes que yo al collado, bajó media pista y volvió a subir. Yo tardé un poco más de una hora y mientras esperaba a que David volviera fui hacia la izquierda en busca de una cafetería de Formigal que David aseguraba estaba por ahí. Llegamos a un collado y al no ver nada prefería dar por terminada la salida y darnos la media vuelta. La bajada supuso mis primeros metros fuera de pista (dos giros y caída), la incómoda frustración por mi torpeza en cada intento de giro y el duro recuerdo del dolor de piernas.
Yo casi no sudé y David ni se llegó a despeinar, pero volví contento del entrenamiento a pesar de que no conseguí solucionar el problema de la rozadura perenne en la espinilla y que el dolor del hombro izquierdo renació sin ningún aviso.
El Midí, precioso
P.D.: Este invierno vamos a tener diversión en el puerto de Monrepós: sólo un carril habilitado en cada sentido y una limitación de 40 km/h en el túnel.

domingo, 18 de octubre de 2009

Midi d'Ossau: vía Flip Matinal (6a)

Juan y Chema pasmados de frío en los prados de la Aneou
al fondo de izda a dcha: Pico Cuyalaret, Pico de Aneou
(justo encima de Juan) y Pene de la Glere (el último)

El miércoles 14 de octubre aprovechando los últimos coletazos del macropuente de los Pilares, nos fuimos al Midi una nueva cordada: Juan Korkuera (para mi siempre será "el rastas" aunque ahora sea difícil identificarle con ese alias), Chema y el agüelo. Tanto Juan como Chema ya han colgado en sus respectivos blogs (ver enlances a la derecha para los que no quieran aburrirse con las batallitas del agüelo) la piada de la vía, así que a mí sólo me queda narrar las sensaciones del agüelo (que es de lo que va este blog, de las emociones, miedo, satisfacción, que un agüelo novato experimenta en cada nueva vía que hace).
El lunes por la tarde quedé con Javi y Abel para tomar unas cervezas en las casetas autonómicas de Fernando el Católico. Allí estaba también Juan y más tarde se nos unió Dani "sueco". Al calor de las cerves Juan me propuso ir a escalar con él al Midí. "Sueco" también se apuntó y enseguida organizamos la salida: les iría a buscar por su casa el miércoles a las 6:30 de la mañana.
Juan, Javi, "Sueco", Abel y el agüelo en el Posturas
La noche terminó en el Posturas y al día siguiente me levanté sin mucho ánimo para ir a escalar con Abel y Chema a Morata. En cuanto Chema me oyó los planes que tenía para el día siguiente se apuntó en seguida. El mismo miércoles me llamó Juan para decirme que "sueco" estaba con fiebre y no podía venir y así fue cómo la cordada se quedó en un escalador y dos paquetes. La emoción estaba asegurada, no sólo por la dureza de la vía, sino también por la hora a la que la terminaríamos. Por si acaso nos echamos las frontales a la mochila.
El maratón empezó con el despertador a las 6:00 am, ya había dejado todo preparado el día anterior, así que sólo tenía que quitarme las legañas y vestirme y recoger a mis dos compis; llegamos al párkin pasadas las 8:30, organizamos material y nos pusimos a patear un poco antes de las 9, pasadas las 10:30 estábamos ya a pie de vía y Juan empezó a escalar a las 11:00; terminamos de escalar 7 h y media después, a las 20:00 estábamos de nuevo en el suelo y cerca de las 22 en el coche, reorganización de material y carretera; después de una larga e infructuosa búsqueda de un lugar donde tomar un bocata y una cerveza de la victoria llegué a casa a la 01 del día siguiente.
Pero mereció la pena. La vía no es la más bonita que he subido, (combina largos preciosos con otros en travesía y algún que otro sitio perdedor), pero sí es una de las que más he disfrutado. Y aún no sé muy bien por qué: quizá porque cogí confianza al poder superar las primeras dificultades, quizá porque me tuve que colgar enseguida de la cuerda y eso me quitó el miedo a que semejante hilillo de 8,5 mm se rompiera, o por la confianza que da el tener todas las reuniones montadas bien con dos clavos o con un clavo y un cintajo, o porque dejé a Chema la última posición de la cordada por si acaso necesitaba volver a recurrir a la cuerda fija, o quizá porque contar con Juan como primero es todo un lujo o quizá por el simple hecho de estar de nuevo escalando en el Midi (un monte de preciosa estampa donde todo es difícil: la normal, las numerosas vías de escalada, los destrepes, los rápeles...).
Croquis de la vía realizado por Juan y sacado de su blog
Los grados que aparecen en él no son los "oficiales" de Ravier,
pero seguramente son los que más se acercan a la realidad

Material: llevamos un juego completo de camalots y de fisureros, un par de aliens y 12 cintas que se nos quedaron escasas (para cordadas tan flojas como la nuestra mejor llevar de 15 a 18).
L1: El pie de vía se encuentra unos cuantos metros más arriba del comienzo común a la Surploms y la Sudeste clásica. La vía empieza por una fisura fina de dedos que se sube en bavaresa. Aquí fue donde Juan se empezó a darse cuenta de lo que significaba subir con el agüelo. Puso un friend tras 3-4 m, subió otro par, cogió el friend anterior y lo colocó más arriba. Chema y yo nos quedamos helados: ¿cómo íbamos a agarrarnos a los friends, en caso de que lo necesitáramos, si se los llevaba? A partir de ese momento tuvo mucho cuidado de dejarnos algo, siempre que podía, en cada paso que él veía complicado (y con las cintas desplegadas además).
Juan en los primeros metros de la vía
A los 15 m se llega a una repisa y hasta ahí conseguimos subir sin acerar nada Chema y yo. A continuación viene el tramo más bonito y el que me resultó más complicado de la vía: una doble fisura vertical que Juan atacó empotrando la mitad derecha de su cuerpo y tirando de lo poco que había: una regletilla a la derecha, un cuernito a la izquierda y una fisura potable un poco más arriba.
Juan en la dura fisura del L1
El agüelo en el mismo sitio a punto de sacar el estribo
Yo no le vi color, no sabía cómo colocarme a pesar de las numerosas indicaciones de Juan desde la reunión, y tuve que recurrir a mis peores técnicas: tirar de la cuerda de Chema, que esperaba pacientemente a unos cuantos metros de seguridad más abajo, y sacar el estribo. El largo termina con estupendos tramos de fisura-diedro: el primero bastante tumbado pero sin mucha presa, y el segundo muchos más vertical pero con alguna cosilla donde poner los pies.
L2: La única dificultad de este largo está en los primeros metros de salida de la R que yo solventé acerando con elegancia el alien verde que había dejado Juan: un paso fino y vertical que termina en una repisa inclinada donde hay que meter todo el cuerpo para ganarla.
Juan desapareciendo dentro de la repisa del 2º largo
Se sigue sin problemas la repisa hacia la derecha y después de salvar unos pocos metros verticales, pero con mucha presa, se llega a la siguiente reunión situada en una pequeña y cómoda repisa.
L3: este es el largo más fácil de toda la vía, pero es un poco perdedor. Se sale a la derecha de la R para ganar una fácil repisa que sube hacia la izquierda, cuando se termina se sube unos pocos metros por losas grandes y se gira totalmente hacia la derecha, después de cruzar por la Directísima, por una repisa donde hay un par de descoloridos cintajos que te guían un poco. Juan tuvo que improvisar una reunión, lo que nos hizo dudar de si estábamos siguiendo la vía o nos habíamos embarcado.
Chema cruzando la Directísima camino de la R3
L4: el más corto, pero uno de los que más me gustó. Después de mucho pensar y de mirar el croquis, Juan decidió atacar por un par de diedros verticales que nacen a la derecha de la R. Flipamos cuando Juan iba comentando mientras subía que era más fácil de lo que parecía, y aún flipé más cuando llegó mi turno y a pesar de encararlo con la sana intención de agarrarme a todo lo que había dejado Juan, me encontré en la pequeña repisa que separa ambos diedros sin haber tocado siquiera los friends: una fuerte apretada al principio, subir pies, llegar a un semicazo, subir más los pies y alehop, ya estaba arriba.
Juan y el agüelo en el mismo paso del 4º largo: casi casi parezco que escalo y todo.
Un clavo en esa repisilla nos indicó que Juan no se había equivocado al elegir este camino. Después de haber conseguido escalar el primer diedro no podía fracasar en el segundo, con más cacho, pero tirando un poco hacia afuera. Después de la "exhibición" del agüelo a Chema no le quedó más remedio que apretar también y sacar el largo en libre.
Agüelo, ¿esto por dónde se sube? ¿seguro que no te has agarrado a nada?
L5: el más largo. Hay que tener cuidado al principio porque hay una repisa facilona justo enfrente de la reunión que no para de decirte: sígueme, sígueme y donde es fácil enmarronarse.
Juan dejando abajo a la derecha los cantos de sirena del embarque
Ya estábamos bien avisados por el croquis que llevábamos y Juan enseguida tiró hacia arriba por una fisura y continuando por un sistema de grandes lajas inclinadas que te echan hacia afuera y que te dejan a los pies de una pequeña panza.
Juan pensándose el duro paso de la panza
Mientras observaba a Juan superar todas las dificultades de este largo no podía evitar extasiarme con el espectáculo que tenía a mis pies: un patiazo inmenso que Chema prefería no mirar y un paisaje inmenso repleto de innumerables montañas (muchas de ellas conocidas: el Palas, el Balaitous, Peña Telera, el Collarada, la Pala de Ip...). Disfrutar de la quietud de ese momento un miércoles cualquiera, colgado de una reunión de 2 roñosos clavos, a decenas de metros en el Midí mientras el resto de los humanos estaban inmersos en su rutina diaria, fue una
de las mejores sensaciones de la jornada.
Llegar a la panza supuso para Chema y para mí, acerar todas cintas que Juan habia dejado en los numerosos clavos de este largo.
Chema escalando con estilo antes de llegar a la panza
Pero la panza no se podía acerar y no me quedó más remedio que escalarla con la ayuda de las indicaciones de Juan: empotrar la mano derecha invertida en una fisura, subir pie izquierdo hasta llegar con la mano izquierda a una mierda de regleta ancha pero roma, tirar como se pueda de ella, romperte la ingle subiendo el pie derecho hasta tu oreja, mover la mano derecha a lo largo de la fisura hasta encontrar lo que se pueda y tirar con todas tus fuerzas. El grito de alivio que lancé en cuanto superé el paso se me debió oir hasta en Formigal, pero aún no se habían terminado las dificultades. Después de repetir a Chema lo que me había dicho Juan y de un par de aceretes más sin importancia me quedé debajo del último techo intentando llegar a una cinta larga por la que pasaba la cuerda de Chema. Pero ésta estaba tan tensa que la cinta no caía, sino que se quedaba horizontal y no podía alcanzarla así que no me quedó más remedio otra vez que volver a escalar: si es que... Un par de presas pequeñas, múltiples gritos de tensa, tensa (no sé cómo Juan no nos mandó a la mierda en este largo porque le tuvimos que poner la cabeza como un bombo: azul, gris, tensa, pilla...), y ya llegué a un cordino naranja precioso, salvador, que colgaba del último friend, un despatarre extremo y ale, ya estaba encima del techo y a los pies de una lisa y tumbada repisa.
El agüelo despatarrándose en el techo
Para salir del techo menos mal que había a la izquierda una regleta roma en forma de media luna que mordía lo suficiente para dar confianza. De aquí a la reunión sólo quedaban unos pocos metros protegidos por un par de clavos que Juan tuvo que chapar como pudo porque se quedó sin cintas.
A falta de cintas buenos son los empotradores
Ésta fue la 2ª reunión que tuvo que montar porque se le acababa la cuerda y se quedó a unos pocos metros del verdadero emplazamiento de la R5, protegida con un par de clavos. Al menos tenía un clavo, pero que Juan ni usó porque le dio mala espina.
L6: lo abrió Chema y a pesar de que marcaba IV+ se tiró su tiempo, así que Juan me preguntó visto lo justo que íbamos andar si me importaba que tirara él el resto de la vía y claramente le dije que no (así que no abrí ningún largo, en mi tónica). El largo es evidente: hay que llegar a una marcada canal-chimenea hasta un techo
Chema comprobando que en el Midi incluso los IVs hay que escalarlos
y entonces de abandona hacia la izquierda hasta llegar a una incómoda repisa donde hay montada reunión con un clavo y un montón de descoloridos cintajos.
El agüelo llegando acojonado a la R6: ainnn, pero si no hay nada donde agarrarseeee!!!
Desde aquí observamos a la cordada de al lado atacando el último y duro largo de la Directísima, 6b.
Uno de los catalanes echando todo lo que había que echar para superar este "pasito" de 6b
L7: el último. A Juan le costó mucho decidirse: a la izquierda se veían ya las "virettes" de bajada, pero para llegar a ellas había que seguir unas repisas inclinadas que no tenían nada donde agarrarse. La otra opción era tirar hacia arriba por unas fisuras verticales y diminutas que en absoluto eran de IV. Al final optó por esta solución.
Juan en las últimas fisuras de la vía
El largo acaba a unos cuantos metros por encima del comienzo de las "virettes" y tuvimos que rapelar hasta ahí.
Chema rapelando hasta las "virettes"
Primero bajó Juan y nos aseguró desde un spit semifiable para que no nos fuéramos demasiado hacia el cortado de la derecha. A partir de aquí tocaba destrepar mientras las sombras y el frío nos perseguían. Aseguramos a Juan en el primer destrepe y luego él nos bajó a los dos hasta llegar al "sendero" que te lleva hasta el último rápel.
Atardecer en el Palas y Balaitous
A pesar de la prisa que teníamos aún robé una última foto. No pude evitarlo. Rapelamos con las frontales encendidas y bajamos hasta las mochilas con cuidado de no pasárnoslas. Chema iba entre los dos porque se había dejado la frontal en casa. Entre tanto bloque en la oscuridad nos costó encontrar el camino hacia el refu. Nada más bajar el collado del Soum de Pombie se nos tragó la niebla y tuvimos que seguir casi a tientas cualquier traza de pista que vislumbrábamos (pasabamos al lado de la cabaña de Senescau sin verla siquiera). Por fin llegamos al río y en pocos minutos al coche.
Lástima que no pudiéramos celebrar esta estupenda y larga jornada con una buena cerveza.


Para los que habéis conseguido llegar al final de esta larguísima historia os dejo de premio un enlace donde podréis disfrutar de unas estupendas fotos del Midi y para los que viváis en Zaragoza o alrededores, un reto:
Animaros que los premios son grandeeeeees

lunes, 5 de octubre de 2009

Terradets: CADE, V+

Por segunda vez consecutiva volvía a las majestuosas paredes de Terradets. Por segunda vez consecutiva nos bajamos por la feixa sin terminar la vía. Pero esta vez hubo bastantes diferencias que mejoraron la anterior visita, ya de por sí estupenda:
- No fuimos en el día, sino que salimos el sábado por la tarde/noche (cosas de Abel) y así nos evitamos el madrugón y dividimos la paliza de coche. Fuimos a dormir al antiguo apeadero de Cellers y volvimos a disfrutar de una cena en grupo animada con un par de botellas de vino.
Guillermo, Abel y Javi, aunque no lo parezca aún no
habíamos abierto ninguna de las dos botellas de vino
- Abel formó cordada con Javi para apretar un poco y se fueron a escalar a Roca Regina, y tanto tuvo que apretar que le tocó hacer el papel de "agüelo" empleando incluso alguna de sus "técnicas" (y no cuento más para no terminar con la reputación escaladora de Abel); yo formé cordada con Guillermo y tuve que escalar, así que pasé más miedo y también sentí más satisfacción.
La CADE se supone que es la vía de escalada más asequible de la pared, que está equipada con parabolts y que por eso es la vía más repetida y una de las más lavadas. Sin embargo, por si acaso nos llevamos 4 camalots, un par de aliens y un juego de fisureros y los usamos en 4 o 5 ocasiones. Es una vía un poco perdedora (hace varias travesías a izquierda y derecha para buscar los puntos débiles de la pared) y hay que fijarse bien en que los parabolts indique CADE (este grupo de escalada reequipó todas sus vías en su 50 aniversario y los marcó todos con su nombre). Nosotros además nosotros íbamos buscando tambien dónde estaban las zonas más lavadas, señal inequívoca de que por ahí iba la vía. Echamos a suertes, ganó Guillermo y eligió empezar él con el primer largo.
El abuelo en las finas y lavadas placas del V+ del L5
Guillermo llegando a la 6ª reunión
Últimos metros del tramo de Ae del L8: en rojo el último parabolt
al que pude llegar acerando el descolorido cordino
intermedio colgado de un roñoso clavo

Guillermo saliendo del tramo de Ae
Además como empalmó un par de largos cortitos, le tocó a él lidiar con los dos largos más difíciles, los dos V+ que hay antes de llegar a la feixa, y el remate final: según el croquis que llevábamos el último V+ terminaba en una repisa por la que había que realizar una larga travesía hacia la derecha de 100 m. Me empeñé en interpretar que esa repisa tendría que ser la feixa y no la estrecha repisa en la que nos encontrábamos en ese momento, pero no nos coincidía nada: no veíamos ningún parabolt marcado con el nombre de CADE y después de recorrer a izquierda y derecha la estrecha repisa no veíamos por dónde superar los escasos 15 m de resalte que nos quedaba hasta la feixa. Al final Guillermo se animó a tirar recto, a pesar de que en realidad me tocaba a mí, se encaramó por un par de ramas de una sabina seca y se pegó enseguida a la pared protegido por un par de clavo oxidados y tras un expuesto flanqueo a la izquierda esquivó el imponente techo que teníamos encima de nuestras cabezas para alcanzar la feixa unos pocos metros más tarde. Javi nos dijo abajo en el párkin que ese paso era probablemente de la Vidal-Farreny. Perdimos en esta tontería más de una hora, así que sin dudar un instante nos bajamos desde la feixa.
Crqouis obtenido de la www.ressenya.net: en el L7 Guillermo empalmó
dos largos y en verde y azul la zona donde nos perdimos

En el párkin nos esperaban desde hacía ya un buen rato Abel y Javi con unas pocas cervezas y un chorizo estupendo que habían comprado para que nos recuperásemos del esfuerzo. La pareja de catalanes a los que dejamos pasar en el 3er largo hacía rato que también habían bajado después de terminar, suponemos, la vía.

Todo el material que se llevó el abuelo para dormir con la mayor comodidad posible

domingo, 27 de septiembre de 2009

Terradets. Reina Puig, V+

Desfiladero de Terradets, en rojo la "feixa": la repisa por donde discurre
el cómodo sendero (por fin un sendero de escaladores en el que no hay
que echar la cuerda para bajar) que te deja de vuelta en la carretera.

Yo tenía idea de ir a la concentración de escaladores en Cálcena, Abel propuso ir a Terradets y claro, ¿cómo resistirse a esa oferta? El desfiladero de Terradets se encuentra a pocos km de Tremp, en Lérida, en una zona llamada Montsec, uno de los paraísos de la escalada de tapia: en unos pocos km se localizan 3 o 4 paredes de 500 m con decenas de vías clásicas. Estuve una vez hace años y desde entonces he intentado convencer a Abel en repetidas ocasiones para volver a ir. No podía desperdiciar esta oportunidad, ¡incluso estaba de acuerdo en hacer la CADE!, la vía más asequible de la pared.
Recogí a Abel en su casa a las 7 de la mañana y llegamos al párkin del desfiladero pasadas las 9:30 (un poco paliza para volver en el día, suficientemente lejos como para no ir todos los findes, pero tampoco tanto como para no hacerlo de vez en cuando; al fin y al cabo se tarda lo mismo que en ir a Benasque, por ejemplo). Ya estaban instalados los dos puestos de venta de miel y otros productos artesanales, pero apenas había coches, lo que nos hizo pensar que no íbamos a encontrar más cordadas en nuestra vía. Pero nada más ponernos a andar nos dimos cuenta de nuestro error: vimos dos cordadas en la CADE. Y otras dos más que llegaron un poco más tarde. La vía estaba saturada: los pocos escaladores que estábamos en esa inmensa pared íbamos todos a la misma vía. Decidimos salirnos de la avenida de escaladores y buscar algo más solitario. Después de barajar distintas opciones de dificultad similar nos decidimos por la Reina Puig.
En Terradets sólo había escalado una vez, la Mescalina, 6b/V+, y todo el recuerdo que tenía de esta zona provenía, claro, de esta única vía: roca excelente y totalmente equipada con parabolts. Y la Reina Puig no podía ser más diferente: más fácil de grado, pero de roca mediocre en varios tramos, a veces un poco rota, a veces muy pulida (¡para que luego digan nada de Morata de Jalón!), con las reuniones equipadas con dos parabolts y argollas, pero con muy pocos seguros en los largos (algún clavo de vez en cuando, algún spit en las placas y varios parabolts un poco alejados en los tramos de artificial: en los largos fáciles, nada). Abel me dijo que así eran también otras rutas que había hecho en la zona.
Abel en la falsa "feixa" con el desfiladero y la vía del tren al fondo
El croquis marcaba 7 h para el total de la vía, y nosotros tardamos eso en llegar a la feixa. Aún nos quedaban 4 largos más y eran las 17:30 cuando llegamos a ella, así que sin dudarlo un instante iniciamos el camino de bajada. En media hora estábamos en la carretera y 10 minutos más tarde ya habíamos llegado al coche y nos habíamos quitado los arneses. El párkin se había transformado totalmente y se había llenado de decenas de personas llenando innumerables garrafas de agua en la fuente. Nosotros también nos refrescamos y después nos dirigimos al albergue de Cellers (a unos pocos metros siguiendo la carretera), donde por 20€ nos sirvieron dos jarras de cerveza y un inmenso bocadillo de bacon con queso, en forma de estupendas tostadas con tomate, para cada uno. Justo premio para una dura jornada en la que apenas habíamos probado bocado.
Abel catando esos deliciosos manjares
Reina Puig, V+ obligado
Croquis obtenido de www.ressenya.net
Para acceder a la vía hay que pasar por el túnel. Una Z grande indica el comienzo.
Abel en los primeros metros de la vía
El primer largo discurre un poco hacia la derecha, sin más seguro que el spit del que está colgado la alargadera de las obras, hasta llegar a una repisa.
De ahí se sigue hacia la izquierda en una travesía expuesta protegida al comienzo por un spit y después se tira hacia arriba siguiendo un cordino amarillo y un clavo hasta el final de una laja de forma triangular bien visible desde lejos.
El siguiente largo engaña mucho: el croquis marca V, pero consiste en una fina placa de miniregletas y muy vertical cuyo paso más duro situado a mitad de largo está protegido con varios spits. El problema es llegar a ellos y después de superarlo llegar a la reunión.
El 4º largo es otra travesía hacia la derecha que marca III, un poco roto y sin ningún seguro intermedio.
Estupendas vistas del desfiladero desde la 4ª reunión
El largo 5º es uno de los más lavados: empieza por una fisura protegida por un par de spits en la zona más pulida, que termina en un árbol y que continua por su izquierda por otra fisura aún más pulida con otro par de parabolts.
Después de acerar con un perraco estos últimos pasos y de ver con cuánta imaginación estaba cotada la dificultad de la vía, decidí no arriesgarme en el siguiente largo de V y se lo dejé generosamente a Abel. Al principio me arrepentí, porque los primeros metros discurren por una placa asequible, hasta llegar a un resalte lavado que no sólo tiraba ligeramente hacia atrás, sino también hacia la izquierda, donde comprendí que no había errado en la elección. El extraplomo tiene un único parabolt y te deja en la falsa feixa (una pequeña repisa horizontal protegida por un pasamanos de cable que permite también una escapatoria).
Abel en la primera sección de artificial equipado
Aquí comienzan un par de tramos de artificial para el común de los mortales. El primero marca 6c y consiste en 3 chapas seguidas. Abel llegó en libre a la primera y superó las otras dos con la ayuda de una pedaleta (para llegar a la última chapa tuvo que hacer un nudo en la pedaleta para ganar unos pocos cm más). El resto del largo tampoco era regalado, V+, vertical, protegido por un clavo y un spit. El siguiente largo marcaba 7a y esta vez le tiré yo porque la continuación era solo de IV. El tramo de artificial consistió en una serie de 5 chapas para superar un techo más un último y bendito clavo que te permite salir sin problemas de él y retomar la escalada en libre por terreno fácil hasta llegar a la reunión.
Desde aquí aún quedaban un par de largos más: el primero comienza con una travesía horizontal por una fácil repisa hasta un spit donde se tira en vertical por una placa hasta llegar a otra gran repisa que se sigue hacia la izquierda hasta encontrar la reunión (ojo que la cuerda roza mucho). El último largo supera sin ninguna dificultad un corto resalte de 4-5 m que te deja en la feixa, en una reunión compartida con la CADE.