Dani Enfedaque y el agüelo volviendo de El Camino, justo detrás de nosotros
Está un metro más cerca. Al principio llegaba hasta la penúltima chapa, luego hasta la última y ahora hasta un par de pasos de la cadena: bloquear a muerte de un tridedo con la derecha, lanzar la mano izquierda a un cazo y chapar con la derecha. Parece tan fácil, tan cerca... y sin embargo, ¡aún está tan lejos! ¡Menudo bloqueo con los brazos hinchados!
Compartimos el sector El Camino con unos cuantos escaladores de Bilbao, bien resguardados a la sombra todo el día en este extraño verano que se ha alargado hasta bien metido el otoño. Para finalizar la jornada Enfedaque se llevó Felipe el hermoso y subió al 6c, así que pagó bien contento la cerveza de rigor.
Las vistas de vuelta al pueblo nos volvieron a inundar de esa extraña sensación de bienestar después de haberlo dado que muy pocas escuelas consiguen emanar. Por eso me encanta volver una y otra vez a este sitio (aunque me llamen pesado en mi cuadrilla).
Las vistas de vuelta al pueblo nos volvieron a inundar de esa extraña sensación de bienestar después de haberlo dado que muy pocas escuelas consiguen emanar. Por eso me encanta volver una y otra vez a este sitio (aunque me llamen pesado en mi cuadrilla).
2 comentarios:
Pués sí,la verdad es que te encanta..y si algo te gusta tanto para que vas a cambiarlo,no?. Aupa hi, en la próxima visita te la llevas.
No creo q me la lleve en la siguiente, pero no importa. Ir a Rodellar es siempre motivante, aunque no se encadene.
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