lunes, 21 de agosto de 2017

Riglos+Oroel

Mallo Frechín y Visera con la profunda y sombría V Chimenea en medio

Vía: La V chimenea, 6b+ (V+ obligado), aproximadamente 185m, 6 largos. Abierta en año 1968 por J. Urcina, L. Gutiérrez y B. Úbeda. Reequipada en 2016 por el equipo de Sueño vertical. Nosotros escalamos dos largos nuevos por la cara de la Visera, hacia la derecha, equipados por Sendero límite, y salimos a su cima. En total, alrededor de 230m en 8 largos.
Fecha: Sábado 12 agosto 2017
Cordada: Tono y el agüelo
Material: 15 cintas
Tiempo de escalada: un poco menos de 4h
Descenso: Si no se escalan los dos nuevos largos a la Visera, subir unos pocos metros hacia la izquierda para enlazar con la bajada del Mallo Frechín. Y si no desde la cima de la Visera por el circo de verano.
Descripción de la vía: Última de las chimeneas que hay entre el Pisón y la Visera y que debía tener muy pocas repeticiones dada la vegetación presente y los escasos y vetustos seguros. La reequipación de los de Sueño vertical nos permitió escalar esta vía, que de otra manera no hubiéramos intentado nunca, y que nos sorprendió positivamente por la calidad de su roca y la belleza de sus largos.

Croquis de Sueño vertical

L1 (V+, 40m): Comienzo sencillo hasta llegar a la parte final vertical que sirve de entrenamiento en pasos de oposición para el resto de la vía.
L2 (6b+, 25m): El largo de la vía que más gustó a Tono. Comienza con una salida algo desplomada, pero con muy buena presa, y sigue por una zona vertical más sencilla que te lleva a un nicho a la izquierda donde hay una reunión intermedia. Aquí está la sección estrella de la vía: un desplome de postura incómoda, pero de muy buena presa, que sorprendentemente no son bolos, sino agujeros, asas...
L3 (6a, 30m): Largo pretón que sigue en la tónica de pasos de oposición, menos la llegada a la reunión donde yo tuve que arrastrar la espalda para poder superar la fisura.
L4 (V+, 30m): Dura salida por una vertical chimenea.
L5 (III, 25m): Único largo de transición por una terraza donde sólo hay que escalar los primeros 4-5 m y el resto se hace andando.
L6 (6a+, 35m): Comienzo desplomadete de buena presa que parece que va a ser la dificultad del largo, pero después de unos metros más sencillos, llega un estrechamiento de paredes bastante lisas y donde hay que apretar los gemelos en los pasos de oposición para superarlo. Si se va a terminar aquí la escalada ya no queda más que llegar hasta un árbol con cordinos, pero si se quiere llegar a la Visera hay que trepar un par de metros hacia la derecha hasta una reunión de parabolts. 
De los 2 siguientes largos no he encontrado reseña alguna y nosotros supimos de su existencia por el siguiente blog. Las longitudes y dificultades son estimación mía. Aquí la vía cambia totalmente, adiós a la chimenea y los pasos de oposición y bienvenidos al reino de los bolos.
L7 (6a+,30 m): El largo que más me gustó, vertical, mantenido y de buena presa. Todo un lujo. Una pena que el cansancio hiciera ya mella y tuviera que ir soltando brazo en cada paso. Los primeros metros la roca no es tan buena para los apoyos de pie, pero enseguida mejora.
L8 (6a, 20 m): Fuerte desplome inicialmente con muy buen canto, pero que hay que apretarle para terminar de superarlo.
 
 L1




L2


 L3


L4


L5

R5 original. A lo largo de la vía se pueden ver diversos clavos viejos.
¡A ver quién es el guapo que se cuelga de alguno de ellos!

L6


L7 


L8

Lujazo de vía y de vistas, como siempre un placer volver a Riglos

Al día siguiente, y después de la tradicional cena en estos eventos a base de panceta, tocó correr o más bien subir como se pueda y lo más rápido que se pueda a Peña Oroel. Esta es una carrera que me encanta por las pedazo de vistas desde su cima, por la reconfortante ducha a manguerazos cortesía del Cuerpo de bomberos y porque no hay bajadas en la carrera y acabo siempre sin calambres en mis acartonadas piernas. 

 Antes de la salida
 En la cima donde Tono me esperó durante más de media hora


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