Colores impresionistas camino a San Fausto
Tantas ganas de que llegara abril para empezar a rodellear y al final no he ido ni una sola vez ese mes, ni a Rodellar ni a ningún sitio. Es lo malo de hacer planes, que la vida se empeña en cambiártelos de arriba a abajo. Esta vez un tirón en el abdominal oblicuo, una boda y un cambio de piso han sido la causa de un parón casi eterno de alrededor un mes sin escalar y sin entrenar. Estaba claro después de tanta inactividad que no podía ponerme en marcha de nuevo con una visita a Rodellar. Así que no me costó mucho convencer a Tono y Patri, a pesar de la kilometrada que eso suponía, para cambiar de aires y conocer una escuela a la que tenía ganas desde hace unos cuantos años, San Fausto, en Navarra. Amara se unió también al grupete y juntos nos pusimos en marcha el jueves 17 de abril. Tan desentrenado estaba en esto de salir a escalar que hasta me dejé en casa, por primera vez, la cámara de fotos.
Aparcamos en el pequeño pueblo de Eraul, muy cerquita de Estella, y nos acercamos andando a las paredes por una cómoda pista primero, hasta la valla donde está el párking, y luego siguiendo un bonito sendero por un bosque de encinas en ligera subida hasta un collado donde ya se aprecian las paredes a nuestra izquierda. Nos quedamos en el sector Prehistoria donde la tónica de las vías que probamos era vía larga con un primer sector desplomado chulísimo y una segunda sección plaquera que, obviamente, se me atragantó en todos los casos. Enseguida comprobé que este primer día del retonno iba a ser un día de entreno en donde la falta de encadenes se suplió con creces con el disfrute de una roca de calidad, un tiempo más fresquito del esperado y la mejor compañía posible. Sin embargo, tanto a Tono como a Patri les encantó el lugar y es seguro que volverán más de una vez.
Antes de volvernos hicimos una merecida parada en la pizzería para reponer sales minerales. El único problema fue la envidia enorme que nos dieron los que estaban degustando las estupendas pizzas al horno del lugar.
Entrada del pueblo de Eraul
Tono y el agüelo disfrutando de la sección divertida de las vías...
... Y el grupo al completo disfrutando de las bebidas isotónicas de la pizzería
Mi segunda jornada del retonno no tardó tanto en llegar. El primer finde de mayo, después de un par de cambios de fecha, por fin se pudo celebrar el segundo encuentro de escalada del año organizado por nuestro nuevo vocal de escalada, Jorge Marquina. El título de la quedada ya era una declaración de intenciones, Gorileando, y el lugar elegido, Rodellar, no dejaba lugar a dudas. Jorge alquiló un apartamento para los cinco afortunados valientes a los que nos encajaron las fechas finales, Jorge y Vanesa, Fran, Escalona y el agüelo, más la compañía el sábado de Abel, Amara y Júnior.
Empezamos el finde en la parte final del sector El camino para que Fran y Escalona, que era la primera vez que venían a este santuario de la escalada deportiva, pudieran coger sensaciones. El sector estaba petado y todas las vías buenas pilladas, así que Abel y Júnior se fueron a probar Lola, 7a, en el Barrio de los gitanos. Jorge consiguió vez en la estupenda Felipe el hermoso, 6c, y se la llevó al primer intento. Para mi sorpresa yo también conseguí repetirla y nos fuimos mega contentos a visitar a Abel y Júnior. La cola de espera en la vía era exagerada y nos fuimos a probar suerte a Pince sans rire. Allí tuve ocasión de probar los increíbles panes del techo de Esclava laboral, 6c+. Por dos ocasiones conseguí chapar la cinta de la reunión y por dos ocasiones fracasé en mi intento de chapar la reunión. Está claro dónde está la dificultad de la vía. Júnior también la probó con igual resultado y hasta Amara se animó y consiguió llegar hasta el comienzo del techo.
Por la tarde a Jorge y a mi se nos fue la olla y decidimos probar los locos entrenos de Tono y no satisfechos con machacarnos escalando salimos a trotar un poco. Para reponernos de tanto esfuerzo Jorge nos preparó para cenar una paella de calidad suprema.
Con la motivación a tope, y gracias a la generosidad de todo el grupo, el domingo por la mañana nos dirigimos al sector Egocentrismo y el agüelo pudo dedicarse a trabajar su proyecto, Pequeño Pablo, 7a+/b. En el primer intento conseguí encadenar la 1ª sección, la más dura, con varios pasos de bloque. Este sorprendente éxito me rompió los esquemas y la tranquilidad. Me pasé toda la hora de descanso nervioso, con las manos sudadas. Así no es de extrañar que se me atragantara la primera sección en el 2º intento, pero sin embargo, consegui encadenar toda la última parte. La bestia ya no asusta tanto. Ahora sólo queda unir los dos sectores, jjj, casi ná. Hicimos un poco de turismo por la Cueva de Ali Babá y nos dirigimos a El Camino. Allí montamos Sonrisa vertical, 6b, y Los loros, 6c. Jorge estuvo a punto de llevarse la última y yo la encadené de segun para desmontarla. Los brazos ya no dieron para más y terminamos repasando la multitud de anécdotas del finde con una jarra de cerveza en El Florentino.
A ver cuánto tardo en volver a Rodellar.
Por la tarde a Jorge y a mi se nos fue la olla y decidimos probar los locos entrenos de Tono y no satisfechos con machacarnos escalando salimos a trotar un poco. Para reponernos de tanto esfuerzo Jorge nos preparó para cenar una paella de calidad suprema.
Con la motivación a tope, y gracias a la generosidad de todo el grupo, el domingo por la mañana nos dirigimos al sector Egocentrismo y el agüelo pudo dedicarse a trabajar su proyecto, Pequeño Pablo, 7a+/b. En el primer intento conseguí encadenar la 1ª sección, la más dura, con varios pasos de bloque. Este sorprendente éxito me rompió los esquemas y la tranquilidad. Me pasé toda la hora de descanso nervioso, con las manos sudadas. Así no es de extrañar que se me atragantara la primera sección en el 2º intento, pero sin embargo, consegui encadenar toda la última parte. La bestia ya no asusta tanto. Ahora sólo queda unir los dos sectores, jjj, casi ná. Hicimos un poco de turismo por la Cueva de Ali Babá y nos dirigimos a El Camino. Allí montamos Sonrisa vertical, 6b, y Los loros, 6c. Jorge estuvo a punto de llevarse la última y yo la encadené de segun para desmontarla. Los brazos ya no dieron para más y terminamos repasando la multitud de anécdotas del finde con una jarra de cerveza en El Florentino.
A ver cuánto tardo en volver a Rodellar.
Al final de El camino, un estupendo para calentar
Escalona y Fran en pleno calentamiento
Felipe el hermoso
Vanesa también se animó de vez en cuando a escalar
Hali en el descanso de Esclava laboral
(ella y su compi montaron la vía y nos dejaron probarla muy amablemente)
Ambiente en el sector Pince sans rire
El aguelo disfrutando de los panes del techo de Esclava laboral
Amara ya no se asusta de nada y también quiso probar las chorreras y los panes
Todo el grupo al terminar la tarde del sábado
El agüelo con su bestia
Escalona reponiendo fuerzas en El camino
3 comentarios:
Supercompensación a tope..si estás fortísimo!!y San Fausto también se te dio bien!!tenemos que volver otra vez, y ésta las pizaas no perdonan..
S Fausto no se me dio tan bien, pero seguiré intentándolo, aunque no sé si tanto como vosotros que ya lleváis 3 visitas este añitoooo
¿Ya habeis probado las pizzas??
3 sólo???hay que ir más!!y las pizzas ya están catadas!!ya verás cuando vuelvas qué bien se nos dan..
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