Vistas de la cuevaca mayor de Somaén, en azulito el regalo del día, y del año
Dos escuelas totalmente distintas, Valdegovía (Álava) y Somaén (Soria), han sido los destinos escaladores del mes de septiembre, y en ambas he encontrado dos recomendaciones estupendas. Primero en Somáen Dani Endedaque me enseñó Rojo atardecer, 7a+, que recorre los desplomes del lateral izquierdo de la cueva mayor hasta llegar a un nicho, y a ella le dedicamos ambos nuestros esfuerzos el domingo 14 de septiembre.
El fin de semana del 20 y 21 de septiembre Tono y Juan tenían un plan cojonuti: escalar el sábado en Valdegovía y correr por las Salinas de Añana el domingo. Yo me acoplé a la escalada del sábado, aproveché para visitar a mis papis en Bilbao y recogí a los dos esforzados corredores el domingo en Vitoria después de la carrera y después de la victoria de Tono.
Patri hizo de perfecta anfitriona en Valdegovía y calentamos en el sector Kaparrak donde Tono y yo encadenamos Zintzarria, 6b (¡¡¡mi primer encadene en meses!!!!). Ya con la misión cumplida de llevarnos algo a casita, nos dirigimos al sector Jatxo a probar un 7a, sin nombre en la guía, disfrutón, de continuidad y de mucho cacho.
Por supuesto que no estaba para poder acercarme siquiera a encadenar ninguna de esas dos vías, pero ambas eran tan buenas que era la mejor manera para entrenar brazo.
Enfedaque currándose la vía
La cordada del día: Enfedaque y el agüeo, al fondo el comienzo de la vía
Zelan, Patri, Tono y Juan en las campas de Valdegovía
Tono abriendo y encadenando Zintzarria
Patri en la misma vía, siempre escalando con la misma tranquilidad
Tono apretando a muerte en el 7a del sector Jatxo
Aquí tenía que haber terminado esta entrada, pero ayer volví de nuevo a Somaén junto con David y su novia Elena (ella para no aburrirse se fue a dar un paseo por un barranco cercano en busca de setas). Mi intención era clara: seguir entrenando en Rojo atardecer e intentar superar el número de chapas escaladas la vez anterior con Enfedaque. Monté la vía con la caña, dejé la cuerda chapada hasta la 3ª cinta y me preparé a trabajarla. Nada, absolutamente nada, ni los intentos anteriores de septiembre, ni la frustración de las semanas previas por no poder seguir los entrenos de Tono, ni el primer intento del día donde volví a caer a la altura de la 4ª cinta y llegué a la reunión colgándome a descansar en todas las cintas restantes, hacía presagiar el regalo que me ofreció la vía. Pero ayer los astros se alinearon en el segundo intento: llegué a la 5ª cinta, superé un momento de vacilación (una vez cumplido ya el objetivo, ¿me paro ya aquí?), mi cerebro se transformó, se olvidó de todo y se centró únicamente en escalar una presa más, y otra, y otra... En ese frenesí escalador me despisté e improvisé una secuencia de movimientos nueva entre la 6ª y la 7ª cinta y sin darme cuenta estaba ya agarrando el pijo previo a llegar a la reunión. ¿Cómo había podido ocurrir? Esta vez la determinación de acabar la vía borró de un plumazo el inmenso miedo en la llegada a la reunión. Algún día tendré que tumbarme en el diván de un psiquiatra para que me explique de dónde sale esa determinación y a ver si me pone un interruptor para que pueda sacarla cuando yo quiera.
David tuvo un día aún más espectacular y tachó de su libreta Mayumaná, 7b+ y Petabrazos, 7b. ¡Toma titán!
Vistas del coqueto pueblo de Somaén
David en la 2ª vía que utilizamos para calentar
David encadenando Petabrazos, 7b
Estético paso en la misma vía
David, Elena y el agüelo al finalizar la jornada
3 comentarios:
Enhorabuena Titán!!!
Muchas gracias!! A ver si nos vemos y lo celebramos
Olé ahi... felicidades a los dos, vaya par de patas para un banco!!! muuuuy fuertes estáis..
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