La pandi cenando en el bungalow del camping El Puente:
Amara, Bull, Mario, Ana, Abel, Pulpo y Laura
Por fin. Después de 9 meses por fin he podido volver al paraíso local de deportiva: Rodellar. Y nada de un plan cualquiera, sino uno a tope de gama: dos días en el Puente de San Jorge, sin furgos y sin dormir en el suelo (esta vez tuvieron la deferencia de dejarme el sófa-cama). Bull nos organizó el plan para el Puente de San Jorge y alquilamos un bungalow en el camping El Puente (una recomendación estupenda porque el trato fue mucho más amable que en el otro camping) y Abel se hizo cargo de la cena y nos preparó unos estupendos tallarines al curry. Sólo nos falló el pronóstico del tiempo (huevo frito, sol y nubes, y a ratos huevo quemado, sol y nubes negras), que sólo se cumplió el domingo, el lunes no vimos apenas el sol.
Un par de días en Rodellar dan para mucho, para lo bueno y para lo malo, en un baile de sensaciones sin fin (dar por perdida la caña, volver al sector La fuente, perder un pantalón, encadenar un par de vías, un 6a+ en El Delfín y un 6b, Sonrisa vertical, en El camino, encontrar el pantalón, quedarme sin probar Roxy la palmera, pensar que Nadal había vuelto a perder una final frente a Djokovic, disfrutar de segundo y colgando como un chorizo de un estupendo 7a, Bis a Bis, casi encadenar un 6c, ver cómo Abel disfrutaba con cada cazo que se encontraba en las vías, no sentir miedo al caerme, sino rabia, comprobar que el peso no es un impedimento para escalar viendo como una suiza potente movía con soltura sus muchos kilos por un 7b, oír a Mariví contarme que estaba equivocado y que Nadal había ganado la final de Monte-Carlo, recibir un guasap de Beto preguntando si era mía una caña que tenía en su maletero y disfrutar de una buena cuadrilla de compis). Así, todo pasado por la minipimer.
Y para parar toda esta locura un final de cuento, un conciertazo de Loreena Mckennit el lunes a la noche en Zaragoza. Poder disfrutar de la magia de la música de una artista que no enseña tetas, que no tiene 20 años y doscientos gogós, ni forma parte del jurado de ningún reality, es todo un lujo en los tiempos que corren. Y la magia fue poco a poco surtiendo efecto y de mi cabeza terminaron por desaparecer las imágenes del último agarre de Los loros que fallé, se fue diluyendo la frustración de caerme casi casi con la cadena en la cara y dejé darle mil vueltas a la manera de superar ese paso y simplemente me dediqué a escuchar la música.
Mario, Laura y Abel escalando en el Delfín, ¡quién nos lo iba a decir!
Laura en la Vía sin nombre 01
Bis a bis, 7a
El Pulpo en la sección final, todo cacho
¡Qué duro es esto de la escalada, macho!
Abel disfrutando en Sonrisa vertical
El momento sin del agüelo: encadene del crux de Los loros
el non no tardaría en llegar
7 comentarios:
Vaya envidia de puente! El siguiente no nos lo perdemos!
Y vaya racha de encadenes!
A mi lo que me da envidia es el concierto de Lorena Mckennit, cachis!!
Jiji..es buenísima esta crónica. Joder, lo que estais es muy fuertes y muy motivados!!así da gusto. Enseguidita nos vemosssss
Vane, el que seguro que me pierdo yo ese megaplan para el veranitooooo!!
David, al menos he dejado un de los temas del concierto, aunq no es lo mismo
Patri, ya solo pienso en los chuletones!!!
Pero como podemos vivir tan bien???
snif snif. Que pena no estar. otros dos snif snif
Pincho, apuntaros para la siguiente!!!
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