Beto consiguió permiso para acceder a la pista que sale desde Villanúa y nos pegamos el madrugón el sábado con la intención de disfrutar de un soleado día de montaña. Cualquier parecido con la realidad fue pura coincidencia. Un fuerte viento nos empezó a azotar en cuanto superamos la barrera rocosa encima del refugio de la Trapa y fue aumentando a medida que íbamos ganando altura. Soplaba del norte y arrastraba densas nieblas que fueron tapando todas las montañas. Muy cerca de la cima, a menos de 200 m, me paré a ponerme crampones y una ráfaga de viento levantó uno de mis esquís (los había anclado firmemente en la nieve) que bajó un centenar de metros hasta que afortunadamente se paró. Fue el momento en el que dije que hasta ahí habíamos llegado hoy. Bajé a por él, quité las focas, me ajusté las botas y media vuelta para abajo. Beto y David que ya iban con dudas me acompañaron y juntos disfrutamos de una disfrutona esquiada. Así sí, con esa nieve cualquiera baja, ¡¡hasta el "agüelo"!!
Nota a destacar: por primera vez conseguí estar preparado para salir el primero y también conseguí terminar el primero en recoger y empaquetar todo en el coche a la vuelta.
Nota a destacar: por primera vez conseguí estar preparado para salir el primero y también conseguí terminar el primero en recoger y empaquetar todo en el coche a la vuelta.
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Salida: Collarada desde el refugio de la TrapaFecha: Sábado 26 de febrero de 2011
Participantes: David, Beto y el "agüelo"
Horario: 7 h y 20' (incluidos los descansos)
Desnivel máximo: aprox. 1100 m
Dificultad: F+ (mucho desnivel y un par de tramos con fuerte pendiente donde o hay que ser muy bueno o hay que quitarse los esquís)
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Dejamos el coche a 15' del refugio del Cubilar de Espata y seguimos por la pista (había nieve a tramos y yo opté por ponerme los esquís y subir foqueando) hasta el regugio de la Trapa (tardé un poco más de 1h desde el coche). Paramos unos minutos a beber y comer dos cosillas y seguimos por detrás del refugio en dirección a un tubo bastante pendiente que salva la muralla rocosa. De subida la nieve estaba blanda, pero aguantaba nuestro peso; de bajada, estaba totalmente "sopa" y nos hundimos en cada paso hasta el fondo. Este paso nos deja al comienzo de una extensa campa donde buena parte de la nieve se había ido y desde donde es muy fácil orientarse porque la cima se distingue perfectamente. El camino sigue hacia la derecha hasta coger otro tubo, mucho menos estrecho y empinado que el anterior que subimos foqueando. Nos paramos a comer a la salida del tubo a pesar del fuerte viento y dudamos en proseguir o no. Viendo tan cerca la cima decidí tirar poco a poco, con mi peculiar ritmo cansino, hacia arriba. Hasta que el error de no ponerme bien las cuchillas bien los crampones cuando vi que las rampas se empinaban demasiado desencadenó la decisión de abandonar. El viento era extremo + la visibilidad muy baja + el riesgo de que nos pillara el marrón alto = abandono. Menos mal que la esquiada fue disfrutona y nos alegró un poco el día. Paramos en el refugio de la Trapa a comer y a relajarnos tirados al sol, el poco tiempo que duró, y llegamos al coche con una ligera llovizna que no nos abandonó hasta llegar al pueblo.