miércoles, 24 de junio de 2009

Riglos, Vía de los Diedros (Peña Don Justo)

Abel y al fondo el Tornillo
Abel tenía que ir a dormir a Montserrat y yo había quedado a cenar a las 8:45 en Zaragoza con unos alumnos de bachillerato de este curso, así que habíamos decidido aprovechar el sábado con una escalada rápida en Riglos. Riglos, siempre Riglos.
El problema es que Abel ya tiene agotada la lista de vías asequibles de Riglos, y yo, casi (el listado de mis vías asequibles es mucho más corto que el suyo). Así que en vez de repetir alguna, salió su vena clasicómana y me estuvo comiendo el tarro el jueves y el viernes con una tal Vía de la Risa. El nombre prometía. El sitio, también: la Peña de Don Justo, pegada a la Peña de los Buitres (donde se encuentra una vía ferrata que sube al Mirador). Una Peña alejada a la que no acude nadie. El resto de la información daba miedo: abierta por Rabadá y Navarro, desequipada, dificultad V+/A1. Buscamos más alternativas y el viernes por la noche lo teníamos claro: la vía de los Diedros, en la misma peña, abierta también por el famoso dúo, pero más asequible: V/A0. Decidido.
Una inusual vista de los principales mallos de Riglos
Nada más llegar a Riglos nos pasamos por el bar de Toño para pedirle información. Nos recomendó que no la hiciéramos, que era muy fácil, que si queríamos "disfrutar" de una auténtica experiencia Rabadá-Navarro hiciéramos la Vía de la Risa y nos dejó una ristra de empotradores excéntricos grandes como armarios y un par de camalots (el 3 y el 4). Con todo eso cogimos el coche y nos dirigimos hacia allí. El primer problema fue encontrar el camino que nos llevase a la Peña Don Justo. Dimos más vueltas que un pirulo y probamos varios caminos hasta encontrar el válido. Para entonces ya eran más de las 11 de la mañana y reevaluamos la situación: la vía iba a ser severa, eso ya nos lo imaginábamos, y no teníamos tanto tiempo. Dejamos parte de la chatarra en el coche y nos dirigimos a la otra vía, la de los Diedros. Una vía fácil, de 140 m, 5 largos, algunos de IV, IV+, ideales para que yo también pudiera escalar de primero... Fácil, fácil, mierda, mierda.
La Peña de San Justo
En rojo la Vía de la Risa, en azul la Vía de los Diedros.
Nada más llegar al pie de vía nos dimos cuenta de que esto no iba a ser una escalada regalada: mala roca, chimeneas estrechas, sin seguros, expuesta... Vaya, una vía 5 estrellas. No tiré ningún largo de primero, claro; Abel acabó saturado de tanta expo; llegamos a la cima pasadas las 7:45 de la tarde y al coche una hora más tarde con las rodillas y los codos llenos de rozaduras, con dos clavos y un fisurero de menos que tuvimos que dejar en la vía (más otro clavo que voló junto con un viejo cordino), con la clasicomanía por los suelos y con la sensación de que habíamos arriesgado más de lo comúnmente sensato. Yo no llegué a la cena, claro, y compensé a mis alumnos apuntándome a su botellón, y Abel tuvo que suspender su viaje a Montserrat.
Al día siguiente quedé con Abel para pasarnos las fotos y me comentó que ésta había sido la primera escalada como cordada de Rabadá y Navarro hace... 50 años. ¡Cómo escalaban esos malditos!, pensamos los dos mientras apurábamos las retrasadas cervezas de la victoria envueltos por la seguridad de lo cotidiano.

Mañana, la descripción detallada de la vía.

Acceso: Hay que coger la pista que nace pasada la curva del mirador a la entrada del pueblo, la misma pista que lleva a los mallos pequeños. El coche hay que dejarlo en el depósito de agua, pero nos dijeron que podríamos seguir sin problemas ya que por ahí nunca pasa nadie (excepto unos senderistas que nos recordaron que no se podía circular por ese tramo de la pista). Hay que dejar la pista casi al final y coger un sendero a mano derecha indicado por un cartel que dice "Mirador, cubilillo, clavijas". El sendero cruza el río y se interna en el bosque. Es un sendero perfectamente delimitado y bien cuidado (nada que ver con las antiguas reseñas que indican que hay que hacer el jabalí para llegar a la pared). Después de unas cuantas zetas se llega a un desvío y se sigue el camino indicado como "collado Peña D. Justo". Justo cuando estamos debajo de la mole de la Peña Don Justo nace una última corta y empinada senda que lleva al pie de vía.
Vía. Nada más llegar a la pared empezamos a vislumbrar lo que se venía encima. A pesar de su nombre los dos primeros largos discurren por una estrecha, claustrofóbica y vertical chimenea, de mala roca y mucho barrillo, que nos obligó a retorcernos y arrastrarnos por su interior. El primer largo es muy corto, apenas 20 m: empieza por un tramo cómodo que enseguida se estrecha y se vuelve incómoda.
Abel al comienzo del L1
El agüelo a punto de llegar a la R1
A los pocos metros de superar esta estrechez se llega a una mínima repisa donde alguien haciendo alardes de espeleo consiguió poner dos spits en una minicueva. Los spits bailaban más que Gorgie Dan y Abel los reforzó con un friend. Este es el único largo , que después de visto, me hubiera atrevido a tirar de primero.
La claustrofóbica R1, me tuve que arrastrar para poder desmontarla
El L2 es similar al primero, pero mucho más largo, alrededor de 50 m y bastante más difícil. El comienzo tiene ya un paso muy estrecho difícil de proteger y donde ya nos rondó la idea de bajarnos y abandonar.
Abel retorciéndose en el primer estrechamiento del L2
Abel no respiró tranquilo hasta que llegó a la altura de un clavo universal que obviamente no era de la equipación original. Está en una zona lisa, que subes apoyando la espalda en una de las dos paredes y haciendo oposición con los pies en la otra. El problema es que la roca se desconchaba en cuanto hacías presión con los pies y parecía que te ibas a resbalar en cualquier momento. Yo aceré el clavo cuando llegué hasta él y lo pisé para superarlo. Antes de terminar la chimenea aún queda otra zona parecida, pero esta vez sin la ayuda de ningún clavo. En una de estas estrecheces, fruto de los roces con la roca, se rompió el lazo del que colgaba del arnés una de mis zapatillas y voló hacia el suelo. La chimenea acaba en una bajísima repisa que la recorrimos a gatas hasta la R2, un par de roñosos spits.
El agüelo en la primera repisa gatuna de la vía, y las que nos quedaban aún...
L3, este el largo de los diedros: 3 consecutivos separados por pequeñas panzas, que sin ser difíciles nos pusieron los pelos de punta por los expuestas que eran y por la mala roca (Abel tiró un pedrolo del tipo "televisor" en la segunda de estas pancitas y yo caí también en la misma zona por la misma razón: agarrar algo que no estaba bien sujeto a la pared).
Abel al comienzo del L3, un tramo vertical que se protegía bien, para variar
En el segundo diedro, corto pero duro porque la fisura era casi ciega
Tras superar la pancilla que marca el final del 2º diedro se llega a una placa, que termina en un pequeño techillo, donde nos encontramos con un par de clavos, que estos sí, tenían toda la pinta de haber sido clavados por Rabadá y Navarro.
Uno de ellos, el de la derecha, sobresalía más de un palmo de la roca. A pesar de que ambos clavos parecían indicar que la vía seguía por la derecha, no era nada fácil distinguir bien por dónde continuar y Abel después de dar muchas vueltas tiró por la izquierda, siguiendo lo que parecía un diedro bastante evidente. A pàrtir de aquí todo fue sufrimiento para él a pesar de que le quedaban pocos metros para terminar el largo: la cuerda empezó a rozar de forma exagerada y le tiraba continuamente hacia atrás
el diedro no era tan franco como parecía desde abajo y tuvo que colocar dos clavos más un tercero que le saltó una vez estaba colgado de él; mientras gateaba por la repisa donde montó reunión con 3 clavos, un malentendido debido al fuerte viento que no paró de soplar en todo el día hizo que yo creyera que ya había llegado a la R y le soltara momentáneamente... Esta tirada fue la más larga de la vía, tardamos más de 2h y media en hacerla y terminó con la resistencia psicológica de Abel.
A partir de aquí nos escaqueamos de la vía, nos fuimos hacia la derecha seguiendo la repisa de la reunión en busca de terreno fácil, zizagueando por las numerosas repisas que nos fuimos encontrando.
Abel divisó enseguida una reunión de parabolts y se dirigió hacia ella como un poseso. Sin embargo a mí me dijo que estaba colgado de un par de "perejiles" y que subiera con cuidado, el muy... Enseguida nos dimos cuenta que pertenía a la Vía Oeste y seguimos con el ánimo mucho más relajado ya su ristra de parabolts primero hacia la izquierda, pero luego ya siempre hacia la derecha . Montamos 3 largos más hasta la cima para evitar los rozamientos de la cuerda. El primero termina en al lardo de una gran encina desde donde se divisa perfectamente el último esfuerzo de la vía original: el tubo de los chemiqueos.
En la web de Barrabés donde se narra la apertura de la vía se cuenta que era tan estrecha la fisura que se tuvieron que quitar la ropa y Rabadá no paró de properir lamentos, chemiqueos, durante su escalada. No sé que ropas llevarían esos dos en sus escaladas, pero nosotros íbamos con camisetas finas y estuvimos chemiqueando durante los dos primeros largos de la vía, así que ni se nos ocurrió siquiera intentarlo. Seguimos escaqueándonos, dando la vuelta a la Peña Don Justo hasta alcanzar la cara que mira al collado, donde montamos la última reunión. Ya solo nos quedaban unos pocos metros que se salvaban por una fisura fácil y protegida con dos parabolts!!! A mitad de largo Abel empezó a gruñir y a jurar y esto me indicó que , una vez más, no debía fiarme de las apariencias.
Atardecía ya cuando llegamos por fin a la cima y sin apenas poder disfrutar de sus vistas
ni hacernos una sola foto conjunta buscamos el punto de rápel. Una cadena facilita el descuelgue hasta la mínima repisa donde está instalado. Un único rápel nos dejó en el collado y siguiendo la vía ferrata hacia abajo (yo bajé con sumo cuidado ya que caminaba con una zapatilla en un pie y un gato en el otro) llegamos de nuevo al comienzo de la vía. La suerte hizo que Abel encontrara mi otra zapatilla y pudiera realizar el resto del descenso con normalidad. Una hora después de hacer cima estábamos de vuelta al coche, tranquilos por haber podido terminar nuestra aventura sin mayores contratiempos, asombrados de lo mucho que escaban hace 50 años y con muy pocas ganas de apuntarnos a ninguna otra clásica en muuuucho tiempo.

10 comentarios:

Abel dijo...

Buena vía, eh! agüeloo!! Molt wapa, sensilla y disfrutona!!
Oye!! ke gatos maullando me has puesto aki!!

elales dijo...

Sólo un detalle. El nombre de la Peña es Don Justo, no San Justo.
Hace referencia a don Justo Garasa, vecino de Riglos en los años 50 en cuya casa se alojaban los escaladores de la época.



Aqui tienes el enlace
a la noticia del aniversario de la apertura.



Salud!

Iñaki dijo...

Gracias elales x darte cuenta del error!!! Ahora mismo lo corrijo.

chema dijo...

mas fuertes kel vinagre!!! kagon diez con esta parejita...

PD, jeje ahi ahi de botellon con los chavales que lo prometido es deuda

elales dijo...

Buffffff... hice la vía el sábado. Vaya momentazos vivimos, como los vuestros más o menos. Fuimos escalando mientras revisaba cuando podía conectarme a internet con el móvil lo que contabas aquí. Nos fuiste mucha utilidad ¡¡muchas gracias!!

Iñaki dijo...

Me alegro que os sirviera de algo. Hicistéis los dos últimos largos de la vía original?? Q tal es la chimenea final?
Un abrazo!

javier urcina muñio dijo...

Para hacer las escaladas clasicas que no se repiten mucho hay que llevar algun clavo ya que en algunas ni las reuniones estaban clavadas y un vuelo sin unos buenos seguros no es aconsejable.-

Iñaki dijo...

Y en otras reuniones, aunq haya clavos cualquiera se fía!!!

elales dijo...

No, no. Al final, escapamos por la Oeste. Si hubiéramos encontrado una reunión mínimamente decente, hubiéramos seguido para arriba, pero ahí sólo veíamos clavos para un lado y para otro, así que hicimos igual que vosotros y nos largamos hacia la derecha.
Volveremos con clavos!!

TREPA ROCAS dijo...

Menudos titanes! ahora ando buscando una joyica de la zona!