sábado, 25 de abril de 2009

Jornadas de escalada artificial en Vilanova de Meiá

Fechas: del 9 al 13 de abril de 2009
Casi sin darme tiempo a recuperarme del esfuerzo del María Luisa, el jueves por la mañana estaba ya dándome otro madrugón para acudir a las jornadas de escalada artificial que el GAME organizaba en Vilanova de Meiá. Nadie de mi cuadrilla quiso acudir así que me apunté yo solito. Sin embargo, no tuve que viajar solo porque Santi Llop, uno de los organizadores, me puso en contacto con un chico de Zaragoza, Dani, que también asistía al encuentro y viajamos los dos juntos. Y escalamos también juntos, porque nos pusieron en la misma cordada nada más llegar.
El objetivo de las jornadas se suponía que era reunir a escaladores de diversos puntos y escalar juntos vías de diversa dificultad. Sin embargo, pronto se tuvo que cambiar de planes porque apenas había gente que tuviera realmente experiencia en escalada artificial. Así que las jornadas se convirtieron en un cursillo práctico.
Vilanova de Meiá es un pequeño pueblo de Lérida rodeado de enormes paredes calcáreas donde se puede practicar tanto la escalada libre como la artificial. Estuvimos alojados a media pensión en las habitaciones del bar Cirera. Después de cada cena el Pelut nos amenizaba con una proyección de fotos de alguna de sus vías, incluida la espeluznante Intifada, A6, en las Fishing Towers, Utah (USA).
Planos con la localización de los sectores de escalada de Vilanova de Meiá
El primer día estuvimos en la Cueva del valiente, en el sector del Contrafuerte haciendo prácticas de artificial equipado. Todas las vías están protegidas con parabolts y hay una de dos largos que atraviesa todo el techo.
Practicando con los estribos
Pelut terminando el techo
Después de estar varias horas bamboleándonos con los estribos nos dirigimos a otro sector camino al coche donde seguimos practicando, esta vez metiendo algún clavo, plomo o gancho. Aquí el Pelut se inventó el boulder artificial, colgándose de cuatro mierdillas a dos palmos del suelo. Para terminar el día nos dirigimos al sector Pilar del Segre para conocer la zona donde íbamos a trabajar el siguiente día.
2ª día: dos cordadas, Pelut y Alex y Salvador y Oriol, se dirigieron a la vía Mi Primer Amor y otras dos nos quedamos más abajo.
Mi primer amor recorre la fisura que atraviesa de derecha a izquierda el muro del Pilar del Segre
Oriol metido en faena en Mi primer amor
Salvador y Oriol en una reunión de Mi primer amor
Dani y yo nos metimos en La Historia interminable, A3, y Quique y Ramón se dedicaron a practicar el claveteo en una vía de iniciación. Hizo un tiempo muy malo: frío y húmedo todo el día. Yo me quedé asegurando a Daniel metido en la cueva donde empieza la vía, protegido con mi chaqueta de plumas y envueltos los pies con la bolsa de la cuerda. La vía era entretenida y llevó cierto tiempo a Dani completarla. La idea era que Dani hiciera el largo de primero y luego lo repitiera yo también después de que Santi lo desequipara, pero el tiempo iba empeorando así que los planes cambiaron y me tocó a mí desequipar el largo para que al menos pudiera hacer algo. Después de que Quique y Ramón terminaran su vía Santi nos explicó un par de técnicas de autorescate y nos fuimos a esperar a las dos cordadas que andaban metidas en Mi primer amor. El Pelut y Alex terminaron bien, pero Salva y Oriol se estaban retrasando demasiado. Para pasar el tiempo Pelut decidió que repitiéramos el invento del boulder artificial.
Quique luchando con los estribos
Eso nos tuvo entretenidos unas horas, pero nuestros compañeros seguían sin terminar. Al final decidimos recoger los trastos y esperarles en el coche. Llegaron rozando la nocturnidad.
3er día: amaneció lloviendo y varios decidimos neutralizar la etapa e irnos a Andorra de compras y Esther nos acompañó como guía. Al poco de salir el tiempo mejoró, pero ya no había vuelta atrás. Además pillamos una enorme retención en la aduana de entrada a Andorra y lo que iba a ser un paseo matutino para poder escalar por la tarde se convirtió en una excursión de jornada completa y llegamos a Vilanova justo justo para cenar. Mientras nosotros hacíamos novillos el resto se dirigió a la Cueva de las monjas, una inmensa cueva de más de 50 m de altura.
La cueva de las monjas a la izquierda, a la derecha las paredes que Santi y cía escalaron el último día
Bien protegidos de las inclemencias del tiempo Pelut y Alex hicieron el primer largo de La naranja mecánica y Oriol con la ayuda de Salvador equipó el primer largo de La mandarina manual, ambas A3.
Foto de grupo (de izda a dcha): Pelut, Salvador, Santi y Daniel, Oriol, Alex y Esther, el agüelo, Quique, Ramón y Josep
4º día: sin ninguna excusa ya que esgrimir nos encaminamos todos a la Cueva de las monjas con distintos objetivos: el Pelut y Alex querían completar la vía y hacer el segundo largo, Quique y Ramón hicieron el primer largo de otra vía, en el lado izquierdo de la entrada de la cueva, Dani y yo repetimos el primer largo de la mandarina manual y Salvador (tuvo un tirón en el brazo derecho el día anterior y no podía escalar), Santi y Esther se quedaron observando y dando consejos.
Santi y Esther observando nuestros torpes movimientos
Yo repetí el primer largo que ya había dejado equipado el día anterior Oriol, aún así tuve que estirarme para poder llegar a alguna de las cintas que dejó (no quiero ni imaginarme lo que tuvo que estirarse él para poder colocar esas cintas). A pesar de que no me tocó colocar nada en todo el largo lo disfruté con ganas: empieza con un extraplomo equipado con parabolts y sigue con una fisura extraplomada que termina en una pequeña repisa donde está instalada la primera reunión, colgada a más de 3o m de altura.
El agüelo a punto de llegar a la reunión
Arañas colgadas por todas partes
Allí me pasé 4h seguidas, "disfrutando" de las inmensas vistas de toda la cueva, con un ambiente tremendo, primero esperando a que Dani desequipara todo el largo y luego asegurándolo en el segundo, que recorre todo el techo. Era como estar colgado del alféizar de una ventana de un 10º piso.
El agüelo en su nido de águilas
No pensé que se animara a hacerlo, pero le echó ganas y valor y sin pensárselo dos veces nada más llegar a la reunión empezó a escalar el segundo largo. En el techo coincidió con Alex, que estaba desequipando el 2º largo de su vía que había equipado el Pelut.
Alex haciendo piruetas para quitar los clavos que había metido Pelut
Dani al comienzo del 2º largo
Cuando Dani terminó pasaban de las 18:30, demasiado tarde para que me diera tiempo a mí a desequipar nuestro 2º largo, así que rapelamos los dos cada uno de nuestra reunión y dejamos las cuerdas colgando para poder subir al día siguiente y terminar. Oriol y Josep mientras tanto hicieron el 1er largo de la naranja y todos juntos esperamos a que Ramón terminara de desequipar su largo. En cuanto empezó a anochecer nos fuimos hacia los coches para esperarles allí, llevaban frontales, no tuvieron problemas.
Ramón apurando la jornada para terminar de desmontar su largo
5º y último día: mismo tiempo, niebla y frío. Pelut, Alex, Santi y Oriol se fueron a una pared cercana a hacer una vía cada cordada, Josep, Quique y Ramón iban a terminar su vía y Dani y yo la nuestra.
Josep en el 2º largo de su vía
Ramón y Quique asegurando a Josep desde la R1, desde ahí vieron mi vuelo
y me dieron todas las instrucciones que permitieron que saliera del trance
Nada más llegar nos tocó remontar las cuerdas hasta nuestras respectivas reuniones, Dani a la 2ª para asegurarme y yo a la 1ª para desmontar el largo que equipó Dani el día anterior. Sólo había "jumareado" una vez, en un cursillo, sólo fueron 8-10 m y ya acabé cansado. Ahora tenía por delante más de 30 m, pero para mi sorpresa en unos pocos minutos ya había llegado a la reunión. Esta vez lo debí hacer mejor que la primera. Una vez en la reunión no tuve tiempo para dejarme impresionar por la altura y el ambiente y me puse al tajo: ayudar a recoger las cuerdas, atarme las cuerdas al arnés y para arriba. En un par de minutos ya estaba dándole al martillo y quitando clavos: pin, pin... Esta vez estaba disfrutando, concentrado en mi tarea: cuelgo el estribo del siguiente seguro, me levanto del estribo del que estoy colgado, quito la fifi, descargo mi peso en el siguiente seguro, me cuelgo de la fifi, retiro los estribos del seguro anterior, saco el martillo y... pin, pin, pin... Genial, todo funcionaba, estaba colgado a más de 30 m de altura y estaba disfrutando!!! Hasta que al apoyar el estribo en el siguiente seguro éste, un microfriend, saltó sin que yo hiciera siquiera fuerza. Me quedé parado, no contaba con esto. ¿Qué iba a hacer yo ahora? ¿Cómo seguir si había saltado el siguiente seguro? ¿Y si saltaba el seguro del que estaba colgado? Hasta entonces no se me había ocurrido pensar en eso, y la verdad, procuré no seguir pensando en ello. Intenté colocar el mismo microfriend de nuevo en el mismo sitio donde Dani lo puso el día anterior, pero al primer tirón que le di para probarlo saltó del agujero. Afortunadamente había cogido material propio, saqué un camalot del 0,5, ligeramente más grande que el microfriend que se había salido, y parecía que quedaba más fuerte, le pegué un tirón y aguantó, le puse el estribo, cargué parte de mi peso en él y... seguía aguantando. No me quedaba más remedio que fiarme y colgarme del camalot. No pasó nada y pude continuar, pero sin la alegría de antes, ya había experimentado la debilidad de mi situación. Al cabo de un par de seguros más, de repente, cuando estaba colgado de un fisurero, sin previo aviso, sin un crujido ni un sonido extraño, el fisurero saltó y me quedé columpiando de mi cuerda en mitad de la cueva. Tardé unos milisegundos en darme cuenta de lo que había sucedido y lo primero que hice fue observar de qué estaba colgado: un friend del 0,4. En fin, no era para tirar cohetes pero podía haber sido peor. Siempre había querido comprobar hasta cuánto podían aguantar los friends, pero esta no era la situación que yo habría planeado. Una vez que el balanceo terminó, yo seguía igual, colgado como un chorizo, a salvo, con el subidón de adrenalina, pero colgado, ¿cómo salía ahora de esta? Afortunadamente tenía a mi lado a la mejor compañia posible: un par de bomberos experimentados en rescates. Me fueron indicando todo lo que tenía que hacer con el material que disponía. No dejo aún de agradecer que el Pelut me devolviera el puño (¿y si te caes cómo vas a salir sin él?, me dijo). Con el puño y un machard fui remotando poco los pocos metros que caí hasta llegar al friend salvador. Aún tardé unos minutos más en salir porque torpemente dejé que el puño hiciera tope con la cinta y no tenía margen para sacarlo de la cuerda, errores de novato. No estaba lejos de la reunión, así que no tardé demasiado en llegar hasta donde Dani me estaba esperando desde hace horas escuchando música con su móvil para no morirse del aburrimiento. Ya sólo nos quedaba bajarnos de ahí rapelando. Daba un poco de yuyu asomarse fuera de la reunión, pero una vez colgado de la cuerda y con todo el vacío a mis pies la sensación era genial. No puedo negar que cuando puse los pies en tierra me alegré, pero la verdad es que me gustaría volver a sentir las mismas sensaciones que experimenté en aquellos momentos cuando estaba colgado del techo de la cueva.
Así de contradictorio soy.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un saludo desde terrassa iñaki. Gracias (salva).

Iñaki dijo...

Je je, salva, no me has dado tiempo ni a terminar el post ni a colgar las fotos!!!
Q tal ese brazo?
saludos!!!!

Juan korkuerika dijo...

Menudo equipo de gente no??? A ver si un año de estos me apunto que desde luego el artificial es una de mis cuentas pendientes jejejejjeje
Hasta la vista alpinistaaa

Iñaki dijo...

tanto las jornadas como los cursillos son un éxito de convivencia y en cuanto a escaladas, eso ya depende de tus espectactivas y de los compañeros de cordada que te toque.
un saludo!!!