lunes, 13 de septiembre de 2010

Vivac en Monte Perdido (3355 m)










David durante el atardecer desde la cima de Monte Perdido,
en primer plano el Taillón

Este finde pasado dejé de nuevo que David y Beto me "engañaran" para unirme a uno de sus locos planes: subir en el día a Monte Perdido y dormir en su cima para disfrutar doblemente del atardecer y del amanecer. Llegué reventado después de superar la última asquerosa pedrera de la escupidera y hoy tengo unas agujetas que no me dejan ni bajar un par de escalones, pero ¿quién se acuerda ahora de esas minucias?

Dejo, de momento, unas pocas fotos de la salida (una escasísima selección de las casi 2000 que hicimos entre los 3)
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Actividad: subida a Monte Perdido por el lado norte, desde el valle de Pineta y bajada por el collado de Añisclo.
Fecha: 11 y 12 de septiembre de 2010
Participantes: David "malabarista", Beto y agüelo
Altitud de salida: 1480 m
Desnivel acumulado: 2200 m
Tiempo de subida 8 h
Tiempo de bajada: 7 h (incluidos en ambos tiempos los descansos)
Dificultad: Excursión difícil (según clasificación de Miguel Angulo): el desnivel es muy grande y a partir del balcón de Pineta desaparece el sendero y hay que salvar una pequeña trepada de IIº grado; además hay que tener en cuenta el estado de los neveros permanentes y preveer crampones.
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Salimos el viernes a la tarde con el objetivo de evitar tener que madrugar al día siguiente. Sorprendentemente encontramos mucho tráfico a lo largo de todo el recorrido, quizá todo el mundo estábamos aprovechando los últimos coletazos del verano. Dormimos en el refugio de Pineta y como llegamos sin avisar no pudieron darnos de cenar y tuvimos que tirar de lo que David llama "comida de emergencia": esa comida extra que siempre se lleva, bien porque siempre calculamos de más, bien porque somos precavidos, y que nos puede salvar de un apuro si las circunstancias cambian y las salidas duran más de lo planeado.
Nos levantamos el sábado sin madrugar, a las 8, como unos señorones. Total, no teníamos otra cosa que hacer que subir 2200 metroooossss. Fuimos en coche hasta el párkin de la zona de acampada, en frente del parador nacional y llevamos con nosotros a Miguel y su padre que iniciaban ese día su durísima vuelta al Perdido. Una vez en el párkin y por primera vez desde que ando con David, sacamos todos los bártulos y nos calzamos con mucha mucha calma. Además vino un voluntario a hacernos una encuesta, así que aún nos demoramos más. Al final echamos a andar a las 9:50.
Miguel y su padre calzándose las mochilas
David y Beto delante del Balcón de Pineta
Ruta de subida al Balcón de Pineta "obtenida" del blog de David


Clásica vista del lado oeste de Monte Perdido desde el collado del Cilindro
Beto fotografiando el Soum de Ramond
David y al fondo el Cilindro

martes, 7 de septiembre de 2010

Pacino (1965 m)

Los Infiernos, a la derecha, enrojeciendo con las últimas luces del día
El lunes de la semana pasada me apunté a última hora al plan de David y Beto para exprimir los últimos días de nuestras largas vacaciones de maestros. La idea era dormir en la cima del Pacino, un pequeño monte en las cercanías de Formigal con muy buenas vistas, y al día siguiente hacer el barranco Bitet, en Francia. Beto no pudo finalmente venir con nosotros al Pacino ni nosotros nos quedamos a dormir debido al fuerte viento. El plan se quedó en una subida exprés, aún estoy recuperando el aliento, para ver atardecer y hacer fotos.
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Actividad: Pacino
Fecha: Lunes 30 de agosto de 2010
Participantes: David y agüelo
Altitud de salida: 1420 m (según mi altímetro, pero sin calibrar)
Desnivel máximo: 550 m
Hora de salida: 19:20
Tiempo de subida: 55 minutos
Tiempo de bajada: 35 minutos
Dificultad: muy Fácil: todo el camino discurre por un marcado sendero que hace mucha zeta para rebajar la pendiente y el desnivel total es muy asequible.
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El camino comienza a las pocas curvas de pasar el desvío hacia Sallent de Gállego (subiendo desde Biescas), unos cientos de metros más allá del cementerio. A mano izquierda nace una pista indicada con un cartel y unos pocos metros más arriba tenemos un ensanchamiento donde dejar el coche. Se sigue la ancha pista dejando a nuestra derecha los pocos desvíos que nos vamos encontrando. El camino se adentra al poco tiempo en un precioso bosque de hayas que nos deja al pie de un inmenso pilar utilizado para la canalización de agua. Giramos a la derecha y superamos las fuertes pendientes herbosas hasta el collado mediante amplias zetas que aminoran nuestro ritmo y alivian mi respiración. Desde el collado parece que estemos ya casi en la cima, pero aún nos quedan unas fuertes pendientes que terminan con el poco resuello que me quedaba.
En la cima nos tenemos que parapetar en una repisa para poder resistir el frío y el viento mientras esperamos que el juego de luces y colores que acompaña siempre al término del día.
La bajada, cómo no, al trote, hizo que sudara más que en la subida (contradicciones que se generan cada vez que salgo con estos monstruos de la resistencia). Cuando llegamos al coche y descansé lo suficiente nos dirigimos al albergue de El último bucardo en Linás de Broto, donde esperamos a Beto y donde nos atendieron, como siempre, estupendamente.

Vistas del Pico Pacino y el collado Pacino, a su derecha
El bosque de hayas
El Midí al fondo, entre las nubes,
en medio Peña Foratata y debajo
el Pilar de la conducción del agua
Llegamos a la cima justo cuando se ocultaba el sol